Cinco productos agropecuarios cuyo consumo puede aumentar

Ordenar la producción y la comercialización de alimentos son estrategias que ayudan a dar certidumbre a los productores. Del lado del consumidor, está la opción de elegir el origen colombiano.

Redacción Economía*
22 de abril de 2019 - 02:03 a. m.
Del cultivo de papa viven más de 100.000 productores en el país. Según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) hay dos millones de hectáreas potencial en el país. /Archivo El Espectador
Del cultivo de papa viven más de 100.000 productores en el país. Según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) hay dos millones de hectáreas potencial en el país. /Archivo El Espectador

Colombia ha sido catalogada por la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) como uno de los siete países llamados a ser despensa de alimentos para el mundo. Aun así, importa cerca 12 de millones de toneladas de comida al año, un 30 % de lo que consume. Intentos por aprovechar el potencial y sustituir esas compras en el exterior en el pasado han llevado a que se produzcan grandes cantidades que después no encuentran compradores en el mercado.

Por otro lado, factores externos, como los precios internacionales, han jugado en contra de la producción nacional. Es el caso del cultivo del café, que atraviesa por una crisis a causa de la cotización del grano en la Bolsa de Nueva York, referencia para el producto colombiano: menos de un dólar la libra; un diferencial para el café nacional y la tasa de cambio han hecho que al productor internamente se le pague cerca de $200.000 por debajo del costo de producción de una carga de 125 kilos (actualmente en poco más de $670.000).

En cuanto a la destinación de recursos, el Gobierno ha desembolsado $255.000 millones en apoyos directos al precio, pero también para la renovación de cafetales, esencial para la productividad del cultivo del que dependen más de 500.000 familias en 22 departamentos y 590 municipios de Colombia.

Gobierno e incluso exportadores afirman que una de las formas de apoyar los ingresos de los caficultores es consumiendo más café. El país tiene un consumo per cápita de poco más de dos kilos al año, frente a seis que se toma Brasil, el mayor productor del mundo, que, además, consume el 50 % de su café. Colombia apenas consume el 8 % de los 14 millones de sacos que produce al año, pues el resto es exportado.

El pescado y otros productos

Otro de los productos que tienen un consumo potencial para crecer es el pttescado. Actualmente en cerca de siete kilos anuales, está muy lejos del promedio mundial de veinte kilos por persona al año, según la FAO. Esta cadena, la acuícola y pesquera, forma parte de las diez que el actual Gobierno ha priorizado en su plan de ordenamiento de la producción, una estrategia de la que en el sector agropecuario se ha hablado con mayor urgencia en los últimos años para buscar el equilibrio y evitar fenómenos como el de las sobreofertas, que deprimen los precios de los alimentos y, por ende, los ingresos de los productores. Unos 127.000 dependen de la actividad acuícola y pesquera en el país.

La estrategia —de la que también forman parte el maíz, la papa, la cebolla bulbo, la caña panelera, la leche, el aguacate, el algodón y las plantaciones forestales— pretende, según el Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural, que entre los diferentes eslabones se logre planificar y usar de forma eficiente los recursos, reducir la volatilidad de los precios, fomentar el desarrollo tecnológico en la producción y mejorar la calidad de los productos.

Esto último ayudaría a que los hogares colombianos incluyeran más el pescado en su dieta durante todo el año y no solo en Semana Santa, temporada en la cual se calcula que el consumo de productos provenientes de la pesca y la acuicultura llega a 17.000 toneladas. El sector podría aprovechar el aumento del consumo de proteína animal que ha habido en el país durante los últimos años.

Según cifras del lapso 2012-2017, los colombianos se han inclinado más a comprar pollo y cerdo, cuyo consumo por persona ha aumentado, respectivamente, 38,4 % (hasta los 32,8 kilogramos) y 56,4 % (hasta los 9,4 kilogramos). El pescado ha visto un repunte del 31,5 %, mientras que la carne de res, según el Ministerio de Agricultura, ha sufrido una caída de casi el 13 %: bajó de 20,8 kilos a 18.

De acuerdo con esa cartera, recientemente la compra de ese tipo de carne se ha visto afectada por los brotes de fiebre aftosa que se descubrieron en el país entre 2017 y 2018 y que hicieron a Colombia perder el estatus sanitario de libre de esa enfermedad con vacunación. Lo anterior, a pesar de que esa sea una enfermedad que no afecta a los humanos. Además, se han elevado los costos: un kilo de pernil de cerdo vale $9.867; el de pechuga de pollo, $9.067, mientras el de carne de res (chatas) está en $19.667.

En vista de esto el Gobierno lanzó un paquete de apoyos para los ganaderos afectados por los brotes de aftosa que se presentaron en Boyacá, Cesar y La Guajira. “Las medidas contemplan inversiones superiores a los $12.000 millones, de los cuales se invertirán $2.500 millones para una campaña de promoción del consumo de carne en medios masivos para promover el consumo de carne”, explicó el Ministerio de Agricultura.

Otro de los alimentos a los que apunta la estrategia de ordenamiento de la producción en diez cadenas es la papa, cultivo del que viven más de 100.000 productores en el país y para el cual, según la Unidad de Planificación Rural Agropecuaria (UPRA) hay dos millones de hectáreas potencial en el país.

En esta actividad, según el Ministerio, “se prevé una tendencia acentuada de precios hacia la baja, dado que se viene de un período de precios altos que estimuló la ampliación de áreas y como consecuencia los mayores volúmenes inundarán los mercados en los próximos meses, con efectos negativos para los ingresos de los agricultores”.

Estos desequilibrios son los que pretenden atajar la estrategia de ordenamiento y la llamada agricultura por contrato. La idea, que este Gobierno ha bautizado “Coseche, venda a la fija”, consiste en que los productores encuentren un comprador antes de sembrar el cultivo o arrancar la producción y en que se pacten con anticipación las condiciones de producción y compra.

La iniciativa se lanzó con el objetivo de llegar a 300.000 productores que podrán vender a grandes compradores, como la agroindustria o los almacenes de cadena, sin necesidad de intermediarios. Además, se anunciaron asistencia técnica, asesoría y acompañamiento para la realización de acuerdos comerciales, y ruedas de negocios para generar acercamiento entre vendedores y compradores.

“Para evitar la incertidumbre sobre a qué precio le comprarán al productor se utilizarán instrumentos financieros para definir de antemano el precio de compra y las características de calidad y volumen para la entrega de los productos”, explicó el Ministerio de Agricultura en su momento.

Actualmente, el país cuenta con más de 120.000 hectáreas cultivadas de papa y un consumo per cápita de este alimento en decrecimiento: de 74 kilogramos por persona al año en 2003 pasó a 60 kilogramos en 2017. “Este comportamiento es la consecuencia de cambio de los hábitos alimenticios de la población y del mito asociado con el hecho de que la papa genere obesidad en los humanos”, afirma el Ministerio.

Otro de los productos a los que esa entidad apuesta para que aumente el consumo internamente es el aceite de palma, proveniente de la palma africana. En Colombia hay poco más de 500.000 hectáreas cultivadas con este tipo de planta, en 21 departamentos del país, divididas así por regiones: oriental (40 %), central (32 %), norte (24 %) y suroccidental (4 %).

Si bien esto indica que las exportaciones de Colombia rondan las 800.000 toneladas —con un aumento del 80 % con respecto a 2016—, “las importaciones de aceites y grasas han mantenido un nivel similar en los últimos años. Específicamente, las de aceite de soya crudo están del orden de 366.700 toneladas, seguidas por las de aceite de palma y fracciones, con 195.900 toneladas; aceites vegetales refinados, con 107.700 toneladas; aceite de girasol crudo, con 22.400 toneladas y otros aceites vegetales, con 85.600 toneladas, llegando aproximadamente a 780.000 toneladas durante 2017”, según el Ministerio.

Para esa cartera, el objetivo es “incrementar la demanda nacional por el aceite de palma, con el fin de sustituir la importación de aceites vegetales importados como la soya o el girasol”.

*Contenido desarrollado en alianza con el Ministerio de Agricultura

Por Redacción Economía*

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