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El documento fue firmado por Sergio Díaz-Granados, ministro de Comercio, Industria y Turismo de Colombia, y Shalom Simhon, su similar de Industria, Comercio y Trabajo. En él, ambos gobiernos se comprometieron a negociar los capítulos de acceso a mercados, reglas de origen y aduanas, obstáculos técnicos al comercio, medidas sanitarias y fitosanitarias, defensa comercial, servicios e inversión.
Los objetivos de cada equipo negociador son diversos: mientras Colombia busca mecanismos de cooperación tecnológica e industrial para fortalecer su política de innovación, Israel pretende diversificar sus inversiones en el mundo. Según cifras oficiales, el comercio bilateral supera los US$750 millones.
Pero Colombia también busca diversificar sus exportaciones a Oriente Medio, pues actualmente sólo vende productos básicos como flores, café y sus derivados, esmeraldas y carbón.
De hecho, Bogotá espera que cuando este tratado entre en vigor pueda tener acceso preferencial a un mercado de 1.500 millones de consumidores en todo el mundo y, con ellos, tanto a reducciones importantes en los costos de transacción como a mejoras en procedimientos aduaneros.
Por otra parte, Díaz-Granados se comprometió con Stas Masheznikov, ministro israelí de Turismo, a desarrollar un memorando de entendimiento que permita a ambos países trabajar en el fortalecimiento de su conectividad aérea.