Colombia: dos grandes devaluaciones en cinco años

Debido a que el país importa más de lo que exporta, es más vulnerable a choques externos. Por esto entre 2014 y 2019 el dólar ha pasado de $2.000 a $3.500, y seguiría subiendo.

Camilo Vega Barbosa / @camilovega0092.
03 de octubre de 2019 - 02:00 a. m.
El dólar ha subido más $150 desde agosto.  / Bloomberg.
El dólar ha subido más $150 desde agosto. / Bloomberg.

La tasa de cambio colombiana ha roto seis máximos históricos en los últimos dos meses, pero el de este miércoles es especial: durante algunos minutos el dólar superó la barrera de los $3.500 (cerrando en $3.495). Se trata de un hito que confirma que Colombia está viviendo otro gran período de devaluación, que podría ser tan severo como el que se vivió entre 2014 y 2016, cuando la divisa pasó de los $2.000 y superar los $3.000, llegando incluso a los $3.440 (registrado el 11 de febrero de 2016, el récord anterior a los máximos de los últimos meses).

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La primera gran devaluación se puede resumir, en una palabra: petróleo. La caída de más del 50 % que sufrieron las cotizaciones internacionales del crudo entre 2014 y 2016 provocaron una reducción equivalente de las exportaciones colombianas, pues más del 50 % de las ventas externas del país son combustibles. Un fenómeno que redujo la cantidad de dólares que entran a la economía colombiana por cuenta del comercio internacional, apreciando el dólar frente al peso colombiano.

La segunda devaluación que se empezó a sentir con fuerza desde la primera semana de agosto de 2019 se puede resumir en dos palabras: incertidumbre internacional. La guerra comercial que libran Estados Unidos y China, los inesperados resultados de las elecciones primarias en Argentina, el riesgo de un brexit sin acuerdo y la inestabilidad política en Perú son algunos de los casos que mantienen tensa la economía mundial.

La incertidumbre internacional es un problema para Colombia, pues provoca que los inversionistas migren hacia activos más seguros, como el dólar o el oro, y se salgan de los riesgosos como los activos de las economías emergentes como la colombiana. Por esta razón, cada vez que ha habido un incidente internacional, como un nuevo encontrón entre China y Estados Unidos, la tasa de cambio colombiana ha subido. Ha roto recientemente seis máximos históricos, porque en los últimos meses han abundado las noticias internacionales de alta tensión.

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No es la primera vez que un país vive dos grandes períodos de devaluación en menos de cinco años, pero tampoco es normal. De hecho, es motivo de atención o incluso de intervención. Existen una serie de factores internos que provocan que la economía colombiana sea más vulnerable a choques internacionales, y que por ende su tasa de cambio sea tan volátil.

El profesor de economía de la Escuela de Ingenieros y columnista de El Espectador Eduardo Sarmiento explica que “las fuertes alzas en el dólar en Colombia se deben al gran déficit de cuenta corriente, que es uno de los más altos de América Latina. Es un fenómeno que se da cuando se importa más de lo que se exporta. Por un tiempo se logró contener por la entrada de capitales (inversión) al país, pero debido a las malas perspectivas mundiales y por el deterioro de la economía colombiana, el flujo (de capitales) se ha detenido. Por eso el peso se devalúa más que las otras monedas de la región. La muestra del fracaso de la apertura económica”.

Sarmiento agrega que “reducir el déficit de cuenta corriente requiere un cambio estructural de la economía colombiana. No se puede lograr con una simple alza de tasas por parte del Banco de la República para atraer inversión extranjera. Necesita realizar cambios profundos en el modelo cambiario y comercial del país. Pero por lo pronto se deben esperar más alzas en la tasa de cambio, pues los problemas que provocaron las anteriores devaluaciones permanecen”.

En efecto, el déficit de cuenta corriente es un problema creciente para la economía colombiana: mientras que en 2018 llegó al 3,8 % del PIB, el más reciente reporte del Banco de la República indica que en el primer semestre de 2019 el indicador se sitúa en 4,37 % del PIB. La principal causa de este fenómeno es el mal desempeño de las exportaciones colombianas que cayeron 11,6 % en agosto, y completan una reducción del 3,8 % en lo corrido del año. Es un fenómeno que inquieta porque el dólar caro y el competitivo precio del petróleo (de US$60) deberían crear buenas condiciones para las ventas externas.

Por su parte, las importaciones colombianas registraron un crecimiento del 5 % en julio de 2019 (el dato más reciente), un alza notable considerando que en el séptimo mes del año ya se empezaba a sentir los efectos de la más reciente devaluación del peso (con un dólar cerca de los $3.200). En lo corrido del año las compras externas acumulan un crecimiento del 5,8 %. Lo que indica que el déficit de cuenta corriente está creciendo por ambas vías: reducción de exportaciones y aumento de las importaciones.

Según lo que se ha visto en el último par de meses, el dólar parece sentirse cómodo por encima de los $3.400, un nivel que hay que analizar, pues el gobierno hizo sus cuentas fiscales esperando que la tasa de cambio promediara los $3.171 en 2019. Pero en lo corrido del año, debido a las fuertes alzas de los últimos meses, el promedio de la divisa es de $3.241. Dado que los analistas indican que podría haber más presiones alcistas en el dólar, ese promedio podría seguir subiendo.

El ministro de Hacienda, Alberto Carrasquilla, ha mencionado que el efecto de $100 adicionales en la tasa de cambio encarecería los pagos de deuda en $1 billón. Pero también indicó que la mayor cotización del dólar aumentaría los impuestos asociados con las importaciones en $720.000 millones, en el sector petrolero el efecto sería de $319.000 millones y en el caso de Ecopetrol, el Gobierno tendría $300.000 millones adicionales.

Respecto a la reciente devaluación, se debe seguir atento a las noticias internacionales. Sobre todo a las referentes a la guerra comercial, pues es la más grande fuente de incertidumbre internacional, y este mes China y Estados Unidos vuelven a negociar. De hecho, octubre está cargado de hechos de alta importancia: las elecciones presidenciales en Argentina, la reunión de la FED y el desenlace del brexit. Entonces, por esta presión, no hay que descartar más alzas en la tasa de cambio, incluso por encima de los $3.500.

Por Camilo Vega Barbosa / @camilovega0092.

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