Colombia ve amenazada su autosuficiencia petrolera
El vaso en el sector petrolero colombiano se puede ver medio lleno o medio vacío. Desde el Gobierno se ve medio lleno y desde la perspectiva de los gremios petroleros se está quedando vacío.
Redacción Economía
En medio de la discusión hay una fecha clave: 2022, año en el cual el fantasma de que el país se vuelva importador de crudo vuelve a aparecer para espantar las finanzas del Estado y las regalías petroleras de las regiones.
El país se está quedando sin reservas petroleras que respalden el consumo interno. La actividad exploratoria está en sus mínimos y la inversión extranjera para el sector llega a cuentagotas.
El presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), Francisco Lloreda, lanzó una advertencia: las actuales reservas sólo alcanzan para atender la demanda interna durante seis escasos años. Es un tiempo muy corto para la industria petrolera cuando la producción de un pozo demora cerca de ocho años para producir el primer barril.
Frente a la relación de reservas -producción (R/P) para crudo, el país cuenta con 5,5 años de reservas teniendo en cuenta los niveles de producción de 2015, dice un informe conjunto del Ministerio de Minas y Energía y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH). “Con el actual panorama y bajo un precio de US$42 el barril, las reservas económicamente viables de petróleo del país serían de 1.836 millones de barriles, lo cual alcanzaría para 5,3 años”, argumenta el presidente de la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros (Campetrol), Rubén Darío Lizarralde. Sean unos años u otros, la industria petrolera en el país tiene “pronósticos reservados”.
En tiempos en que las grandes compañías petroleras diseñan sus presupuestos con verdadera austeridad, Colombia ha estimado que requiere por lo menos US$70.000 millones en inversión para la búsqueda de petróleo, en los próximos 10 años, para detener la caída de la producción de crudo.
“Si no se adelantan las inversiones que la industria está requiriendo para evitar que se siga cayendo la producción, a partir de 2022 vamos a tener que importar crudo para cargar las refinerías”, señaló el presidente de la ACP.
En medio de la discusión hay una fecha clave: 2022, año en el cual el fantasma de que el país se vuelva importador de crudo vuelve a aparecer para espantar las finanzas del Estado y las regalías petroleras de las regiones.
El país se está quedando sin reservas petroleras que respalden el consumo interno. La actividad exploratoria está en sus mínimos y la inversión extranjera para el sector llega a cuentagotas.
El presidente de la Asociación Colombiana del Petróleo (ACP), Francisco Lloreda, lanzó una advertencia: las actuales reservas sólo alcanzan para atender la demanda interna durante seis escasos años. Es un tiempo muy corto para la industria petrolera cuando la producción de un pozo demora cerca de ocho años para producir el primer barril.
Frente a la relación de reservas -producción (R/P) para crudo, el país cuenta con 5,5 años de reservas teniendo en cuenta los niveles de producción de 2015, dice un informe conjunto del Ministerio de Minas y Energía y la Agencia Nacional de Hidrocarburos (ANH). “Con el actual panorama y bajo un precio de US$42 el barril, las reservas económicamente viables de petróleo del país serían de 1.836 millones de barriles, lo cual alcanzaría para 5,3 años”, argumenta el presidente de la Cámara Colombiana de Bienes y Servicios Petroleros (Campetrol), Rubén Darío Lizarralde. Sean unos años u otros, la industria petrolera en el país tiene “pronósticos reservados”.
En tiempos en que las grandes compañías petroleras diseñan sus presupuestos con verdadera austeridad, Colombia ha estimado que requiere por lo menos US$70.000 millones en inversión para la búsqueda de petróleo, en los próximos 10 años, para detener la caída de la producción de crudo.
“Si no se adelantan las inversiones que la industria está requiriendo para evitar que se siga cayendo la producción, a partir de 2022 vamos a tener que importar crudo para cargar las refinerías”, señaló el presidente de la ACP.