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Aunque el petróleo seguirá siendo la mayor fuente en la canasta energética global hasta 2045, la demanda por este combustible muestra un aplanamiento a mediados de la década de 2030 y, desde ahí, podría comenzar a caer. Esto según las más recientes proyecciones mundiales publicadas por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP). El análisis revisa cifras y perspectivas hasta 2045.
El carbón será la fuente que experimentará la baja más sensible: en 2019 se calcula que representaba 26,7 % de la canasta energética en el mundo y esta cifra se reducirá a 19,7 % para 2045. Por su parte, el gas natural será el combustible fósil de más rápido crecimiento en el periodo de revisión del documento.
Y las renovables (excluyendo hidroeléctricas y biomasa, que tienen un análisis propio) serán la fuente de energía que más se expandirá tanto en demanda bruta, como en participación del mercado, entre 2019 y 2045.
La generación de electricidad crecerá a un ritmo mayor a la demanda general de fuentes primarias de energía. En otras palabras, la generación de electricidad va de la mano con un incremento en el desarrollo económico de los países (además de un incremento poblacional).
El desarrollo económico, en conjunto con el incremento en la generación de electricidad, va de la mano con sectores como el transporte, que verá una creciente electrificación en la flota de vehículos.
La electrificación del transporte es responsable, en parte, del aplanamiento futuro de la demanda de petróleo. Sin embargo, esta materia prima seguirá creciendo el sector de petroquímica. Después del golpe por la pandemia, la OPEP espera que la demanda global de crudo se estabilice en el mediano plazo.
