Hace más de cinco años, los zapatos Crocs llegaron al mercado colombiano generando dos posturas: de amor y odio. Había quienes los defendían por su comodidad y había otros que los aborrecían por su diseño parecido al de los zapatos que usan médicos y enfermeros.
Su fama se fue olvidando cuando para la mayoría se convirtieron en paisaje. Cada vez más, se veían menos personas usándolos y las tiendas en los centros comerciales no estaban atiborradas de clientes. También la competencia no se hizo esperar con modelos más económicos. Sin embargo, volvieron a sonar este año gracias al senador Álvaro Uribe, quien, refiriéndose a Gustavo Petro, escribió en su cuenta de Instagram "yo no tengo Ferragamo, yo tengo Crocs. Me siento muy cómodo y orgulloso de ellos".
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En la región el panorama empresarial para esta compañía no se muestra del todo alentador, es así como la empresa anunció el cierre de sus plantas en México e Italia para finales de este año, además de las 28 tiendas que han dejado de operar en el último trimestre. En medio de esta crisis, Carrie Teffner, directora financiera, renunció a su cargo debido a los más recientes reportes que reveló la empresa.
Para reducir el impacto del momento que están atravesando, tienen planeado seguir cerrando algunas de las tiendas menos productivas, concentrar la mayoría de sus ventas por internet y tercerizar la producción de los zapatos. En reemplazo de Teffner llegará Anne Mehlman, ex vicepresidenta de finanzas de la empresa.
Otra de las medidas que han optado es lanzar nuevos diseños innovadores como los tacones o las colaboraciones con diseñadores como Balenciaga y Cristopher Kane que han sido un éxito.
En su reporte, la empresa con sede en Colorado, Estados Unidos notificó en el segundo trimestre unas ganancias por US$30.4 millones. A diferencia de 2017, sus acciones a la venta han subido más de US$10 este año.