¿Cuál fue la variable económica de 2017?

Una dura decisión en un año con un crecimiento económico débil, pero en el que se destacaron el recaudo tributario, las tasas de interés del Banco de la República y las exportaciones.

Camilo Herrera *
09 de enero de 2018 - 03:50 p. m.
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No es fácil ver el vaso medio lleno cuando todos lo ven vacío. La economía en 2017 tuvo un bajo desempeño, con un crecimiento que estará por debajo de 2%. En el Gallup Poll, el 80 % de los encuestados aseguran que la economía va por mal camino. Estas situaciones hacen muy difícil hablar bien de la novia el día del matrimonio.

Hay varias candidatas a ser la variable del año, como la tentadora reducción de la inflación, las tasas de interés del Banco de la República, el recaudo tributario del Gobierno Nacional o las exportaciones, pero todas tienen lados débiles para llegar al final de la recta.

En los últimos años, Raddar y El Espectador se han unido para resaltar la variable económica del año: el comercio (2010), empleo (2011), el déficit fiscal (2012), la racionalidad en las compras (2013), el dólar (2014), el consumo de hogares (2015), y el empleo de nuevo en 2016. Este año, la decisión es mucho más difícil.

¿Cuánto debe crecer nuestra economía? Algunos dicen que el crecimiento potencial es cercano al 4 % y que, por esto, crecer por debajo del 2 % es ir a media marcha. Pero una cosa es tener el potencial y otra poder hacerlo. Algunos analistas afirman que si la economía crece por encima de su potencial, entonces se “recalienta” y después pasa la cuenta de cobro. Así nos ocurrió en 2010-2014, cuando crecimos cinco años por encima del potencial, debido al precio del petróleo y en 2015-2017 lo pagamos.

El PIB colombiano no debe crecer por debajo del 1,15 %, que es lo que crece nuestra población, porque el ingreso per cápita de los colombianos caería y eso sí sería malo: muchos creen que si el PIB decrece es malo, pero si no crece por lo menos al mismo ritmo de la población, entonces se perdió el año.

¿Qué nos detuvo? Muchas cosas, pero el grueso del problema estuvo en la demanda. Debido a los precios del petróleo, el peso se revaluó y permitió que pudiéramos comprar muchas cosas importadas, aumentando la demanda interna, pero sacrificando la externa porque exportamos menos cosas, a excepción de petróleo; cuando el precio del crudo cae, la devaluación nos devuelve a la realidad y la demanda se frena.

En 2017 la demanda interna creció poco debido al aumento de la tasa general del IVA, el bajo crecimiento del ingreso de los hogares y la incertidumbre política, que hizo que la confianza del consumidor se mantuviera en terreno negativo, lo que dio como resultado que dejara de comprar bienes durables como carros y se dedicara a buscar productos más baratos en el mercado. Esto afectó el valor de las ventas de muchas compañías, desvalorizando mercados y frenando la economía. La estrategia de los hogares fue simple: comprar barato es la mejor opción en este momento; y esto lo entendieron las tiendas de hard discount y pocas marcas, como Cerveza Águila, que han mantenido el precio de manera continua.

Así, definir la variable económica del año es difícil. La inflación se redujo mayormente por la caída de precios de productos, como la papa y la guerra de precios en el mercado. La reducción de las tasas del Banco de la República fue muy profunda durante el año, porque en 2016 no pudieron hacerlo para evitar una fuga de capitales en el mercado y profundizar la devaluación. El cumplimiento de la meta de recaudo fiscal fue a costa de la demanda interna. Y las exportaciones, si bien han repuntado en el segundo semestre, aún dependen mucho del petróleo.

¿Eso nos deja con que en 2017 no hay una variable que se destaque? En las cuentas nacionales hay que resaltar el sector agrícola, pero éste creció en 2017 porque el año anterior El Niño le pegó muy duró. Ahora, revisando en detalle, se cuenta una historia agridulce: el consumo del Gobierno fue el que más creció en la demanda y los impuestos en la oferta, en particular el IVA, que terminaría siendo el gran “villano” y “héroe del año”, porque su aumento de tasa causó que los hogares gastarán 0,5 % más de su bolsillo para pagarlo y eso pudo haber salvado a la economía de una caída enorme.

El aumento del IVA no será la variable económica del año, porque causó un serio problema en la demanda interna y seguramente incrementó la informalidad en el comercio, pero el dinero recaudado con éste sí permitió que, pese a todos los escándalos de corrupción que se destaparon en 2017, los gobiernos pudieron expandir su consumo para que el PIB no se frenara más.

Así, inesperadamente, con los datos que se tienen hasta el cierre de 2017, en un año en el que el presupuesto nacional fue prudentemente moderado y los escándalos de corrupción afectaron seriamente la ejecución, la variable del año es “el consumo final del Gobierno”, porque fue el que más ayudó a que la economía creciera.

* Fundador de Raddar Consumer Knowledge Group.

 

Por Camilo Herrera *

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