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Aunque no es oficial aún, Daniel Rojas, actual cabeza de la Sociedad de Activos Especiales, pasará a la dirección del Departamento Nacional de Planeación como encargado.
Rojas llega a la entidad después de la salida de Jorge Iván González, quien estuvo en el cargo hasta este lunes, luego de una tormenta política por el malestar del presidente Gustavo Petro con lo que percibe como baja ejecución de su programa de Gobierno.
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La salida de González se precipitó luego de un acalorado consejo de ministros la semana pasada que derivó en la presentación de cartas de renuncia por parte de varios funcionarios del alto Gobierno. La de González fue una de las pocas renuncias que sí terminó por materializarse.
Rojas, por su parte, es una de las figuras que es percibida dentro del Gobierno como la línea más dura del petrismo: un aliado muy cercano al presidente, que ha sido descrito por algunos como “más petrista que el propio presidente”.
Esta cercanía con la visión del mandatario explica en parte su llegada (como encargado, de nuevo) al DNP. Lo otro que parece incidir en este cambio son los roces que tuvo Rojas con el ahora exdirector González, quien es reconocido como un técnico de estatura para dirigir una entidad de como Planeación.
De cierta forma, es un cambio entre visiones opuestas acerca de cómo se debe dar la planeación en el Gobierno y el rol de la entidad en la ejecución del Plan Nacional de Desarrollo.
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Por otra parte, la ficha que el Gobierno parece estar barajando para la dirección permanente en el DNP es Alexánder López, político que tiene un proceso pendiente en el Consejo de Estado para definir, de fondo, un proceso por el que perdió su curul en el Congreso.
El rumor alrededor de López ha despertado una cierta alarma al interior del DNP debido a que se le percibe como una ficha que poco o nada tiene que ver con los procesos y las estrategias de planeación que maneja la entidad.
¿Por qué es clave el DNP?
Uno de los temas claves en que está inmerso en DNP es, sin duda, el diseño e implementación del Registro Universal de Ingresos (RUI).
A grandes rasgos, el RUI será el reemplazo del Sisbén: el Registro tiene como propósito principal hacer más eficiente la inversión en ayudas, asegurándose de que lleguen a quienes verdaderamente las necesitan.
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El RUI entraría a solucionar los problemas en la focalización de la asistencia del Estado, que no es (para nada) un problema menor. La idea es que se empiece la transición para 2025 y que en el primer semestre de 2026 ya esté en pleno funcionamiento este nuevo sistema.
Además del RUI, Planeación Nacional lidera la expansión del catastro multipropósito, otra mina de oro de datos que, al menos desde la teoría, solucionaría preguntas claves acerca del uso y disposición de la tierra en Colombia (entre otros asuntos clave). Este programa acumula atrasos históricos, por lo que priorizar su ejecución resulta vital.
A estos esfuerzos en centralización de información se suma el Registro Social de Hogares, otro instrumento para ayudar en la focalización de ayudas del Estado y que, en palabras del propio González, podría ahorrarle $1 billón al Estado en esfuerzos estadísticos extra.
Más allá de estas iniciativas, que no son poca cosa, el DNP es fundamental, pues la entidad está encima de la inversión que se hace en las regiones y la reforma al sistema general de participaciones. También tiene un rol fuerte en la interlocución con mandatarios locales para impulsar planes de desarrollo en los territorios.
“Si prima lo político por sobre lo técnico, quedamos fritos”, dijo una fuente sobre el cambio en Planeación.
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