Diálogo: la lección holandesa para el sector lácteo

En Colombia, la productividad de leche por vaca es muy baja y el consumo per cápita aún no alcanza los estándares internacionales. Mientras la recomendación de la FAO es consumir más de 150 kilos de leche al año, el país llega a 143 kilos, una cifra que de todas formas es la segunda más alta en América Latina. En cuanto a productividad, una potencia del sector, como Holanda, cuenta más de 20 litros de leche por vaca al día. Colombia produce 5,6 litros, según el DANE.

Por esa razón, la industria láctea nacional organizada en el gremio Asoleche quiso exponer el caso holandés en su Octavo Congreso Internacional, que termina hoy en Bogotá. De acuerdo con Maarten Vrolijk, investigador de la Universidad de Wageningen, la clave del éxito del sector lácteo en su país, que es el segundo exportador de leche en el mundo, después de Estados Unidos, está en la triple alianza entre academia, Estado y sector privado.

Después de la hambruna que fue consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno holandés se propuso incrementar la producción de alimentos, incluidos los lácteos, algo que logró, por lo demás, con el impulso estadounidense del Plan Marshall, con maquinaria y tecnificación. Los resultados fueron tan efectivos que en los años ochenta Europa tuvo que establecer cuotas de producción por la sobreoferta de leche.

Entonces, debido a los cambios bruscos en la producción, en los noventa hubo un incremento en las enfermedades de los animales. “Basados en los límites de producción y de las preocupaciones, nos empezamos a preguntar si la producción era lo suficientemente sostenible. Esa es una respuesta que no puede encontrar un investigador solo o el Gobierno por su lado. Por definición, hay que trabajar juntos”, dijo Vrolijk.

El sector calcula que la demanda de leche para 2050 crecerá 50 %, por lo que la búsqueda de productividad que al tiempo sea ambientalmente sostenible es, según Vrolijk, el objetivo del centro de investigación con el que trabaja. En Colombia, el diálogo del sector lácteo y la academia es aún muy incipiente. La relación entre Estado y sector privado se ha venido afianzando con programas como el de Alianzas Productivas.

Empresas privadas han capacitado a familias ganaderas en la producción, asociatividad y administración. Apenas 50.000 familias de las más de 400.000 productoras de leche que hay en el país son proveedoras formales de la industria. De acuerdo con Nelson Guerrero, director de Asuntos Corporativos de Alpina, con sus proyectos en Cauca y Nariño la productividad ha pasado de 25 litros al día a 60 litros por productor.

Según Jorge Martínez, director ejecutivo de Asoleche, “en Colombia no hay el ‘triángulo del oro’ holandés (diálogo entre sector público, privado y academia), por eso tenemos los problemas que tenemos. Hay factores culturales, como la individualidad que hay en el manejo de proyectos y la desarticulación de las entidades, y eso debe cambiar”. La industria láctea propone una política integral que implica garantizar la compra de leche a los productores, y estos últimos, por su parte, reclaman la administración de su propia parafiscalidad.

Eso se ha dado en un contexto turbulento por cuenta de la liquidación del Fondo Nacional del Ganado, que recibía las cuotas de fomento para la producción de carne y leche, que hoy están temporalmente en manos del Minagricultura. El cambio de administración en los parafiscales ha desatado el conflicto entre el Gobierno y el gremio ganadero Fedegán, y asimismo fracturas entre los productores. Algunos de los cuales, precisamente este jueves, en Medellín, en el marco de la feria Expo Agrofuturo, están promoviendo la conformación de una nueva institución que los represente.

En Colombia, la productividad de leche por vaca es muy baja y el consumo per cápita aún no alcanza los estándares internacionales. Mientras la recomendación de la FAO es consumir más de 150 kilos de leche al año, el país llega a 143 kilos, una cifra que de todas formas es la segunda más alta en América Latina. En cuanto a productividad, una potencia del sector, como Holanda, cuenta más de 20 litros de leche por vaca al día. Colombia produce 5,6 litros, según el DANE.

Por esa razón, la industria láctea nacional organizada en el gremio Asoleche quiso exponer el caso holandés en su Octavo Congreso Internacional, que termina hoy en Bogotá. De acuerdo con Maarten Vrolijk, investigador de la Universidad de Wageningen, la clave del éxito del sector lácteo en su país, que es el segundo exportador de leche en el mundo, después de Estados Unidos, está en la triple alianza entre academia, Estado y sector privado.

Después de la hambruna que fue consecuencia de la Segunda Guerra Mundial, el gobierno holandés se propuso incrementar la producción de alimentos, incluidos los lácteos, algo que logró, por lo demás, con el impulso estadounidense del Plan Marshall, con maquinaria y tecnificación. Los resultados fueron tan efectivos que en los años ochenta Europa tuvo que establecer cuotas de producción por la sobreoferta de leche.

Entonces, debido a los cambios bruscos en la producción, en los noventa hubo un incremento en las enfermedades de los animales. “Basados en los límites de producción y de las preocupaciones, nos empezamos a preguntar si la producción era lo suficientemente sostenible. Esa es una respuesta que no puede encontrar un investigador solo o el Gobierno por su lado. Por definición, hay que trabajar juntos”, dijo Vrolijk.

El sector calcula que la demanda de leche para 2050 crecerá 50 %, por lo que la búsqueda de productividad que al tiempo sea ambientalmente sostenible es, según Vrolijk, el objetivo del centro de investigación con el que trabaja. En Colombia, el diálogo del sector lácteo y la academia es aún muy incipiente. La relación entre Estado y sector privado se ha venido afianzando con programas como el de Alianzas Productivas.

Empresas privadas han capacitado a familias ganaderas en la producción, asociatividad y administración. Apenas 50.000 familias de las más de 400.000 productoras de leche que hay en el país son proveedoras formales de la industria. De acuerdo con Nelson Guerrero, director de Asuntos Corporativos de Alpina, con sus proyectos en Cauca y Nariño la productividad ha pasado de 25 litros al día a 60 litros por productor.

Según Jorge Martínez, director ejecutivo de Asoleche, “en Colombia no hay el ‘triángulo del oro’ holandés (diálogo entre sector público, privado y academia), por eso tenemos los problemas que tenemos. Hay factores culturales, como la individualidad que hay en el manejo de proyectos y la desarticulación de las entidades, y eso debe cambiar”. La industria láctea propone una política integral que implica garantizar la compra de leche a los productores, y estos últimos, por su parte, reclaman la administración de su propia parafiscalidad.

Eso se ha dado en un contexto turbulento por cuenta de la liquidación del Fondo Nacional del Ganado, que recibía las cuotas de fomento para la producción de carne y leche, que hoy están temporalmente en manos del Minagricultura. El cambio de administración en los parafiscales ha desatado el conflicto entre el Gobierno y el gremio ganadero Fedegán, y asimismo fracturas entre los productores. Algunos de los cuales, precisamente este jueves, en Medellín, en el marco de la feria Expo Agrofuturo, están promoviendo la conformación de una nueva institución que los represente.