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Gestionar una deuda no siempre es sencillo. Según información de Transunion, en Colombia, casi tres de cada diez personas dicen tener problemas para pagar al menos una de sus obligaciones.
Gran parte de esta situación se debe al sobreendeudamiento, que ocurre cuando las deudas superan la capacidad de pago. Esto puede ser consecuencia del uso excesivo del crédito, la falta de planificación financiera, las compras impulsivas o la ausencia de hábitos de ahorro.
Es en estos escenarios donde sale a flote el refinanciamiento de la deuda, que básicamente es cuando una persona consigue que se modifiquen las condiciones originales de su crédito para hacerlo más manejable (conseguir una cuota más baja).
Dave y Dani, fundadores de Pareja y Finanzas —una comunidad que reúne a cientos de miles de personas en redes sociales— explican que el objetivo de este mecanismo es aliviar el flujo de caja, es decir, evitar que las cuotas de un crédito se vuelvan asfixiantes frente a otros gastos y obligaciones que deben atenderse.
Si bien esta alternativa puede ser positiva en situaciones en las que realmente no se cuentan con los recursos para cumplir con la obligación y se busca evitar la mora, también implica riesgos que deben evaluarse con cuidado, ya que podría resultar perjudicial en ciertos casos.
Es común que los bancos realicen este tipo de ofrecimientos, presentándolos como una opción atractiva debido a que la cuota mensual se reduce. Aunque la propuesta puede resultar tentadora, cuando no existe una necesidad real de recurrir a este mecanismo, lo más conveniente es rechazarla.
Como explican estos expertos en finanzas, si una persona tiene una cuota de COP 300.000 a un plazo de cinco años y ya se encuentra en el tercer año de pago, al aceptar este tipo de ofrecimiento la cuota podría reducirse a menos de COP 200.000. Sin embargo, el plazo se extendería y, en lugar de terminar en dos años, terminaría pagando durante cuatro o cinco años más.
“Si no se necesita una refinanciación, hacerlo resulta ineficiente, porque al ampliar el plazo de la deuda se terminan pagando muchos más intereses. En consecuencia, es un mecanismo que a menudo se mal utiliza, especialmente cuando proviene de ofrecimientos de los bancos, ya que muchas personas no entienden que, a largo plazo, terminarán pagando más”, detallan.
En un mundo donde el crédito parece ofrecer soluciones rápidas, la verdadera inteligencia financiera está en saber cuándo decir “no”. Refinanciar puede dar un respiro temporal, pero también puede alargar el peso de una deuda que parecía controlada. Antes de aceptar cualquier ofrecimiento del banco, vale la pena detenerse, hacer cuentas y recordar que el mejor alivio financiero no está en pagar menos hoy, sino en deber menos mañana.
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