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Las compañías en las economías más débiles de la Eurozona aún enfrentan costos significativamente más altos de préstamo que sus rivales en países como Alemania, según un análisis de cruce de mercados realizado por Goldman Sachs. El nivel de la divergencia ha caído desde un pico de mayo de 2013, pero es más alto que a mediados de 2011.
El grado de fragmentación va a decepcionar al BCE y va a motivar sus preocupaciones en torno a las limitaciones sobre los flujos hacia las economías de la “periferia” del crédito en el sector privado de la Eurozona.
Mario Draghi, el presidente del banco, lanzó la advertencia a principios de diciembre y dijo que era “esencial que la fragmentación de los mercados de crédito de la zona euro sea todavía más baja”.
El BCE ha hecho una reducción significativa de las tasas de interés oficiales y Draghi ha prometido impedir una ruptura de la Eurozona. Las maniobras generaron una caída fuerte en los retornos sobre la deuda de los gobiernos de los países periféricos. Sin embargo, los efectos no se han podido extender hacia las tasas de interés que cobran los bancos en países como España e Italia.
“Hemos doblado una esquina importante en Europa y la aguda fase financiera de la crisis ya está atrás de nosotros. No obstante, el proceso de sanar a los mercados financieros es lento y avanza a un ritmo desigual”, dijo Huw Pill, economista para Europa de Goldman Sachs, quien además fue un alto funcionario de política monetaria en el BCE.
Si la fragmentación severa se convierte en la característica a largo plazo de la Eurozona, podría generar dudas con respecto a si fuera funcional una política monetaria única, advirtió Pill. “Si tenemos que vivir dentro del nivel de fragmentación actual, la viabilidad de la unión monetaria eventualmente será cuestionada”.