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Con el más absoluto sigilo llegaron a Colombia dos ciudadanos italianos de cabello gris, trajes de colores oscuros, corbatas de tonos vibrantes y varios papeles bajo el brazo. Su agenda estaba repleta de reuniones con funcionarios públicos de alto nivel, donde sólo se habla inglés y se utiliza un vocabulario técnico muy preciso.
El trabajo de Marcos Bonturi, director de Relaciones Mundiales, y de Nicola Bonucci, coordinador de Adhesión, es detallar el proceso de integración del país a la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE), el llamado ‘Club de las Buenas Prácticas’, que reúne a 34 naciones de cuatro continentes que buscan el fomento de políticas públicas para mejorar la calidad de vida y las condiciones económicas de sus habitantes.
Uno de los documentos que siempre llevan a sus reuniones en Bogotá es la hoja de ruta con la cual la organización supervisará el proceso de adhesión colombiano. En sus 21 páginas se describe como el país será sometido a la evaluación de los 23 comités de la OCDE que revisarán con lupa la legislación vigente, buscando puntos de encuentro y desencuentro con los estándares de los 34 miembros para, finalmente, realizar recomendaciones. Entre los sectores que analizarán sobresalen el de inversiones, salud, educación, medio ambiente, asuntos fiscales, agricultura, consumo y lucha contra la corrupción.
“El proceso requerirá que Colombia envíe toda la información a cada uno de los comités. Una vez cumplido, se realizarán diálogos entre la organización y los expertos y funcionarios administrativos para buscar puntos de encuentro con nuestras políticas y una forma para cumplir con los estándares”, explica Bonucci.
El cumplimiento de la hoja de ruta estará supeditado a los ritmos del organismo multilateral, pues las reuniones de los comités se realizan en París, en su sede general. Los cronogramas varían según la importancia de los grupos de trabajo: mientras unos tienen sesiones de análisis semanales, otros agendan sesiones dos veces al año. Incluso, el proceso evaluador puede interrumpirse para que el candidato a la adhesión haga ajustes a sus políticas.
Una vez todos los comités concluyan que el país está listo para sumarse al grupo, se somete su candidatura al Consejo (su órgano supremo), para que se decida por consenso si se convierte en país miembro. No hay una fecha límite para el cumplimiento de cada una de sus etapas, pero el caso más reciente, cuando la organización aceptó en su seno a Chile, Eslovenia, Estonia y Israel, se completó en tres años.
“El proceso no implica que Colombia tenga que aceptar nuestras políticas unilateralmente. Las recomendaciones que hacemos no son tenidas en cuenta en muchos casos. Del diálogo también pueden surgir experiencias positivas para que las analicemos. A la OCDE le gusta aprender de sus propios errores”, comenta Bonturi.
Como miembro del Comité de Inversiones, el gobierno colombiano ya inició el proceso de envío de información a París. De hecho, la OCDE publicó en enero una evaluación sobre el estado de la economía, en el que recomendó un mayor trabajo en la redistribución de los ingresos y en el impulso a la productividad.
El proceso de análisis comenzará tan pronto cancele el valor de la cuota (aún no se ha revelado) para que los 23 comités inicien su trabajo. Su plazo máximo es el 1º de enero de 2014.
dmayorga@elespectador.com
Por David Mayorga
