El día que una multitud disparó el precio de los alimentos

El seguimiento del DANE permite identificar dos fenómenos: las cadenas de abastecimiento son robustas, pero la demanda masiva puede hacer estragos sobre el bolsillo colectivo de los ciudadanos.

Paula Delgado Gómez * - pdelgado@elespectador.com - @PaulaDelG
24 de marzo de 2020 - 02:00 a. m.
El abastecimiento es una de las grandes preocupaciones en estos días de crisis.  / Jose Vargas - El Espectador
El abastecimiento es una de las grandes preocupaciones en estos días de crisis. / Jose Vargas - El Espectador

Un kilo de cebolla cabezona en La 41 de Pereira: $1.450 (+62 %); un kilo de habichuela en Cenabastos de Cúcuta: $4.750 (+202 %); un kilo de limón Tahití en Pasto: $2.250 (+95 %); un kilo de arracacha en Surabastos de Neiva: $2.933 (+74 %); un kilo de papa criolla en Centroabastos de Bucaramanga: $2.700 (+86 %). Estos fueron los precios con los que se encontraron el pasado jueves 19 de marzo miles de comerciantes y hogares que llegaron a las centrales mayoristas de todo el país a abastecerse, dadas las medidas de aislamiento decretadas en varias ciudades.

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Un día después (viernes 20) la situación era distinta, hubo poca presencia de compradores y sobró alimento, lo que generó un descenso de los precios mayoristas de algunos productos. En Bogotá (Corabastos), por ejemplo, el precio del kilo de habichuela cayó 42 %, pasando de $4.900 a $2.800. Así mismo, en Medellín el kilo de papa criolla bajó de $4.000 a $3.000 (-24 %) y en Neiva el kilo de arracacha amarilla quedó en $2.100 (-26 %).

Para este domingo, con la cuarentena nacional ya pisando los talones del calendario, se registró una afluencia inusual en la central de abastos de Bogotá, la más grande del país, que empujó hacia arriba los precios de frutas, hortalizas y verduras. Durante el fin de semana circularon por redes sociales varias denuncias de artículos que subían de precio sin razón, aunque la explicación rápida, y cierta para la mayoría de los casos, era simple: mayor demanda. A su vez, los comerciantes de Corabastos manifestaron que los productores, quienes traen las cosechas, están pidiendo precios muy altos.

Juan Daniel Oviedo, director del DANE (entidad que hace este seguimiento por medio del Sistema de Información de Precios y Abastecimiento del Sector Agropecuario, Sipsa), explicó que estas cifras muestran un particular pico de cotizaciones de precios el jueves de la semana pasada, de cara al simulacro de aislamiento al que se sometieron varias ciudades, incluida la capital, junto a un movimiento de alimentos 35 % por encima de lo normal (medido en toneladas métricas) por cuenta del ingreso del doble de vehículos a las centrales de abasto (pasó de 770 a 1.429 en Corabastos). Así mismo, los reportes dejan ver que el 22 de marzo ingresaron dos veces más camiones que un domingo promedio (pasó de 300 a 674 en Corabastos).

En resumen, esta es la primera vez en la historia reciente del país que el comportamiento de los consumidores dispara los precios a tal grado y que la afluencia de personas en los mercados supera la oferta. En Corabastos (Bogotá), por ejemplo, hubo camiones en que ni siquiera alcanzaron a descargar mercancía, pues les compraron todo en los parqueaderos, según reportes de los comerciantes. En el pasado las grandes variaciones estuvieron asociadas a problemas con la oferta, “situaciones irreversibles; es decir un cierre de la vía al Llano, un invierno muy fuerte o una sequía que produce escasez”.

Según el análisis de Oviedo, dicho comportamiento “genera una escasez relativa que, como se dice coloquialmente, le echa más leña al fuego”. Esto sumado al incremento del dólar y la ralentización en el sector de servicios por el cierre de establecimientos, según el funcionario, “va a generar un impacto sobre la dinámica económica y la capacidad de generación de ingreso de los hogares”.

Pero la baja no se ha sentido en todo el país. En Barranquilla un menor ingreso de productos provocó alzas en todos los alimentos monitoreados de hasta 85 % (tomate riogrande) con relación a los precios del día anterior, que ya eran altos de por sí. Lo propio sucedió en Bucaramanga, que tuvo variaciones de hasta 37 % (cebolla junca), por un mayor envío hacia los mercados minoristas locales y en Ibagué, con incrementos que superaron el 90 % (tomate chonto y papa suprema).

Como muchos negocios (tiendas y restaurantes) se aprovisionaron el jueves, los consumidores tendrán que asumir esos mayores precios. El 19 de marzo se convirtió en el día más caro del mes, según el histórico, “cualquier otro día del mes el kilo de papa estaba a $924 en las centrales de abasto del país, pero el jueves llegó a un pico $1.700, subiendo el precio promedio de la semana a $1.337, lo cual muestra un incremento del 45 % en solo siete días”, dijo Oviedo.

¿Qué nos dicen estas cifras?

La conclusión del DANE de esta situación es que quedó demostrado que la capacidad de abastecimiento de bienes agropecuarios en el país es robusta y funciona adecuadamente, “estamos en un momento sano de la oferta, esta reaccionó positivamente frente a las expectativas de una afluencia masiva de consumidores”, destacó Oviedo en relación con la promesa del Gobierno de garantizar el suministro de estos productos.

Sin embargo, también hizo un llamado a no desaprovechar esa oportunidad con comportamientos compulsivos que pueden generar picos en los precios: “Si bien tenemos una preocupación muy importante, la precaución y la prevención pueden ser rentables para todos como sociedad; si los consumidores no tenemos unos patrones de comportamiento mesurados vamos a generar unas presiones de demanda que se verán reflejadas en un incremento mucho más que proporcional de los precios”, señaló.

Lo cierto es que la imprudencia de los compradores golpeará inevitablemente en la inflación de marzo y se evidenciará su efecto en el bolsillo de todos los colombianos. El próximo 4 de abril el DANE publicará el Índice de Precios al Consumidor (IPC) y Oviedo cree que la cifra reflejará el efecto de los precios de petróleo, el incremento del dólar y las presiones de demanda.

Pero no solamente en esta medición, pues también podría tener un efecto parcial importante en las estadísticas de mercado laboral, cuyas encuestas comenzaron a hacerse esta semana por vía telefónica, dadas las decisiones que tomaron las empresas y pequeños negocios desde el punto de vista de actividad productiva. Del mismo modo, se reflejará en las cifras del Producto Interno Bruto (PIB), basadas en los cuestionarios de las encuestas económicas mensuales, en los que se pregunta por ingresos y ventas, los cuales se enviarán a las fuentes la primera semana de abril.

El llamado al empleo de la razón y el sentido común ha sido una constante en los mensajes del Gobierno: el abastecimiento se puede garantizar si los consumidores ponen un poco de su parte. Al final, si los precios tienen picos y se buscan culpables, en buena medida bastará con mirarse al espejo.

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Por Paula Delgado Gómez * - pdelgado@elespectador.com - @PaulaDelG

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