
Escucha este artículo
Audio generado con IA de Google
0:00
/
0:00
Cemento nuevo para El Dorado. La Agencia Nacional de Infraestructura (ANI) y el concesionario Opaín anunciaron la culminación de obras de una plataforma de concreto en el Aeropuerto Internacional El Dorado.
Con la inversión de $110.000 millones, ahora la terminal cuenta con 47.261 metros cuadrados más, siete posiciones de parqueo para aeronaves y ocho mástiles de iluminación (5 de 22 metros y 3 de 9 metros de altura).
El avance llegó a tiempo en una coyuntura en que el tráfico aéreo ha vuelto a niveles prepandemia y la carga es cada vez más estratégica.
Para lograr la construcción, se vertieron 27.777 metros cúbicos de concreto, 142.453 m³ de excavación —el equivalente a 57 piscinas olímpicas— y 106.977 m³ de material reciclado reutilizado.
Actualmente, el antiguo Puente Aéreo moviliza unos 7.000 pasajeros diarios; el cuerpo principal del aeropuerto, en cambio, recibe a más de 100.000 cada jornada.
¿Resolverá esto el cuello de botella logístico? No del todo. Aunque alivia ciertas cargas en superficie, el tráfico aéreo crece más rápido que el concreto seco. Detrás, la falta de implementar nuevas tecnologías también le pasa factura.
Le podría interesar: Una nueva cara para El Dorado: la apuesta de $9,7 billones para su expansión
Pese a ello, el aeropuerto se levanta como el más importante de América del Sur. “Estas intervenciones a El Dorado son fundamentales para adaptarse a las dinámicas operativas actuales del aeropuerto, que permitan alcanzar una atención eficiente y de alta calidad”, dijo Óscar Torres, presidente de la ANI.
En paralelo a la expansión de la plataforma, se adecuaron espacios clave en la antigua Terminal Puente Aéreo —hoy Terminal 2— con nuevas salas de espera, áreas de abordaje y filtros de seguridad. También se amplió el parqueadero central, con 17% de capacidad adicional, alcanzando 668 espacios de parqueo.
Natali Leal, presidente de Opaín, aclaró que no solo es más espacio, sino una optimización de la operación aérea diaria ante el creciente flujo de pasajeros.
Por su parte, Mauricio Vélez, gerente de infraestructura de Opaín, detalló que los tiempos de desplazamiento en buses serán más cortos, reduciéndose entre 20 a 25 minutos. Es decir, más eficiencia para las aerolíneas y los operadores en tierra que redunda en que “las personas que llegan cansadas, después de un viaje largo, tendrán una mejor condición”, dijo.
Recomendado: Colombia democratizó el cielo, pero los impuestos cortan las alas: IATA
¿Qué viene a corto plazo para El Dorado?
Aunque las terminales aéreas se construyen en tierra firme, su verdadero destino se define en las alturas. En 2024, El Dorado no solo mantuvo su liderazgo, sino que lo amplió con 45,8 millones de pasajeros y 809.000 toneladas de carga, según la Aeronáutica Civil. Un hito, ya que América Latina transportó a cerca de 481 millones de pasajeros. Es decir, solo el Dorado movió cerca de 10 % de ese total.
Y va por más en 2025.
Bogotá no compite solo con Medellín o Lima. Compite con Ciudad de México, con São Paulo, con Panamá. Lo hace por rutas, por cargas, por aerolíneas y por inversiones. Cada minuto ganado en tierra son millones de ganancias en el aire. Y sobre todo, confianza: cuanto mejor sea la agilidad aérea, más seguridad de los pasajeros en que el cronograma del vuelo se cumple al pie de la letra.
Lea también: Aeropuerto El Dorado recibió luz verde para ampliar su área de inmigración
A finales de junio, Paula Bernal, gerente general de IATA en Colombia, le confirmó a El Espectador que El Dorado fue el principal de la región en volumen de pasajeros y de carga en 2024; sin embargo, mientras se registran 74 operaciones por hora, la infraestructura soportaría solo 68.
Así las cosas, esta intervención puede verse como un respiro, no una solución completa, ya que si bien el riesgo operativo está lejos de ser una alarma, sí hay una necesidad urgente.
Vélez, de Opaín, respondió que “no tenemos registrado un nivel de saturación. Estamos atendiendo una demanda que ha crecido más de lo esperado”. Agregó que “el desarrollo de la experiencia del usuario actual viene apoyado de la inteligencia artificial y nuevas tecnologías”.
En términos de corto plazo, hay tres procesos activos:
- El de hoy, con el incremento de siete nuevas posiciones de parqueo de aeronaves.
- La reconfiguración del espacio de inmigración, que sumará $18.608 millones. Esta obra tendrá una ejecución de siete meses, pasando de un área de 1.628 metros cuadrados a 2.162.
- Un proyecto en estudio que suma siete posiciones más en la plataforma cercana a la Armada. Apenas está en diálogo con la Aerocivil, que definirá si podrá o no inyectar la inversión que requiere el proyecto, ya que el contrato con Opaín no contempla este adicional.
Carlos Alberto Carrasco, gerente de proyectos aeroportuarios de la ANI, le contó a este diario que, de completarse el proyecto en inmigración, el pasajero pasaría de una fila de dos horas a 20 minutos.
¿Y a futuro?
Si El Dorado mejora, el tráfico fluye mejor a los demás aeropuertos. Una especie de arteria que alimenta los hilos finos que la componen, y por supuesto, si los hilos también están afectados, el sistema en general colapsa.
Para IATA, la solución, aunque compleja, es construir una segunda terminal o ampliar la actual para evitar perder protagonismo. Este plan ya está en curso con el proyecto Edmax El Dorado, una apuesta de $9,7 billones para su expansión de 2028 a 2035. La obra estará a cargo de Odinsa (de Grupo Argos) y Grupo Macquarie (multinacional financiero australiano).
Cada metro más en El Dorado es la forma en la que Bogotá decide no quedarse atrás en la modernización de infraestructura frente a las demás capitales de la región.
💰📈💱 ¿Ya te enteraste de las últimas noticias económicas? Te invitamos a verlas en El Espectador.
