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La entrada de productos como ropa interior, zapatos, muebles, carros y cojines provenientes de China, Europa, Estados Unidos y Corea con una diferencia de precios del 30%, la falta de políticas gubernamentales que exijan calidad y, por supuesto, el contrabando son los enemigos más grandes que tiene la industria de espumas en el país, la misma que cerró el año pasado con un decrecimiento de 2.5%. Los antecedentes muestran que en cuatro años (2009 – 2013) las importaciones pasaron de US$2.500 millones a US$ 5.111 millones con un aumento constante.
De acuerdo con cifras del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), entre enero y octubre de 2013 China, el mayor importador de productos terminados con espuma, tuvo una participación en el mercado colombiano de 17,1% - 5,2% más que en 2012 – quiere decir que entraron US$8.474 millones en ese periodo del año.
Algunos de los productos que se destacan son, vehículos con una importación de US$4.870 millones, prendas y accesorios de vestir con US$680.545 y calzado con US$ 393.214.
Estos números se han mezclado en las cuentas de más de un empresario colombiano, Didacio Hernández, gerente de Espumados S.A. habla del gran desafío que presenta el sector por la disminución en las compras de materias primas y la mano de obra.
¿Cuál fue el balance de Espumados en 2013?
El crecimiento de la compañía desde 2008 ha sido muy dinámico, pero hoy al desglosar sectores encontramos que la industria culmina decreciendo y es el resultado de toda esta avalancha de productos que están llegando del exterior y afecta en una forma muy alarmante. En 2010 crecimos el 32% en 2011 el 5%, el año pasado 5% y terminamos 2013 con una cifra igual. Cumplimos con la proyección, pero nos ha tocado volvernos muy eficientes en producción, en el desarrollo de productos con valor agregado, trabajando mucho el servicio al cliente.
¿De qué manera los ha golpeado la llegada de productos chinos?
Nuestros clientes muebleros, por ejemplo, empezaron a ver unos productos de China 30% más baratos, una competencia muy compleja de manejar porque aunque la calidad no es muy buena el consumidor final mira precio y asume el riesgo. Los industriales bajaron sus niveles de producción y ellos mismos se fueron a la China a traer los productos, eso es muy grave porque significa menos compra de materias primas y menos mano de obra. Entonces el comercio cierra con buenos indicadores de crecimiento según Fenalco, pero ve uno las estanterías y todo es chino, mientras el comercio genera cinco empleos nuevos, la industria pierde tres.
Con ese panorama, ¿cómo estuvo el tema de inversiones?
En Soacha compramos un lote de 6.500 metros para el desarrollo de futuros centros de producción con un costo de $5 mil millones, trajimos tecnología para corte de espuma la inversión el año pasado fue de $3 mil millones y eso contra lo que llega de la China nos permite competir más y con eso recuperar las pérdidas que se han visto con los clientes.
En Medellín inauguramos una planta con procesos muy modernos, se hizo con una inversión cercana a los US$ 15 millones, está en funcionamiento desde hace tres meses. Igualmente estamos trabajando en el desarrollo de la fábrica de Cali, Bogotá y Barranquilla. Este año tenemos planeado invertir en la capital $2 mil millones en tecnología.
¿En qué área han visto el mayor impacto económico?
Los clientes siguen siendo los mismos, el cambio se siente en la disminución de pedidos en áreas como los muebles y los carros. Hay clientes del sector de automóviles que en la compra de espuma ha bajado su consumo casi en 36% y lo han reemplazado por productos chinos, es decir, que ellos pueden estar mostrando ventas normales pero no con producto nacional.
¿En cuánto han disminuido los niveles de producción?
Lo que es espuma seguimos igual al año pasado y hemos creciendo en la parte de producto terminado, en colchones, muebles y almohadas.
¿Y en exportaciones?
Desde Barranquilla hemos hecho algunas exportaciones hacia Panamá y Centroamérica pero de productos terminados, hay que aclarar que la espuma como es aire ni sale ni entra porque es muy costoso el flete, de hecho mandar espuma de Bogotá a Barranquilla devuelve casi el 30% del valor del producto. Por eso también tenemos las cuatro plantas pero la infraestructura vial no nos ayuda.
¿En unos años cómo ve la industria con la entrada de estos productos?
En este momento hay una preocupación y todos debemos generarle un llamado al Gobierno para que se ponga el tema sobre la mesa y se tomen medidas, no para que no entren productos porque estamos en una economía abierta, pero sí que todo lo que entre al país compita en igualdad de condiciones. Los productos que llegan no tienen ninguna exigencia en cumplimiento de normas, de calidad, no hay control.
Otro enemigo es el contrabando y es más grave porque no pagan impuestos, entonces si en esos dos pilares no se toman unas medidas de choque de una forma rápida y oportuna la avalancha de productos va a terminar afectando mucho a toda la industria.