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La comunidad latina es el grupo poblacional de más rápido crecimiento en Estados Unidos y, según un estudio de Nielsen, compañía de análisis de mercado y tendencias de consumo, su poder de compra promete alcanzar los US$1,5 billones en los próximos tres años.
Este grupo demográfico, que de acuerdo al censo de 2010 sobrepasó los 50 millones de habitantes, se concentra en su gran mayoría en los estados de California, Texas, Arizona, Illinois y Nueva York. Actualmente representa el 16% de la población total de EE.UU. y se espera que para el año 2050 constituya el 29%.
Para Susan Whiting, vicepresidenta de Nielsen, “debido al predominio de la población joven, su orientación a la familia, su arraigada cultura y su prevalente uso del idioma español, los consumidores hispanos tienen impacto en todas las áreas del trabajo y del entretenimiento, ayudando así a redefinir la cultura de Estados Unidos en el siglo XXI”.
De este potencial se dieron cuenta los empresarios que participaron en la última macrorrueda de negocios organizada por Proexport en la ciudad de Los Ángeles, California. El evento, que reunió a 340 exportadores colombianos y 270 compradores estadounidenses, generó expectativas de venta cercanas a los US$90 millones.
“Este es un mercado inexplorado y desaprovechado por los empresarios colombianos. En la Costa Oeste estadounidense hay una gran población de latinoamericanos, a quienes podemos llegar con productos agroindustriales”, señaló Ricardo Vallejo, vicepresidente de exportaciones de Proexport. Precisamente, dentro de los productos que ofrece el sector de la agroindustria, los alimentos nostálgicos, también conocidos como étnicos, tienen grandes posibilidades.
Estos alimentos, que traen a la memoria y al paladar de los inmigrantes los sabores de su tierra, son el nicho que la empresa colombiana La Huerta de Oriente, de Fómeque, Cundinamarca, quiere aprovechar. Ajiaco con pollo, mondongo, fríjoles con carne, tamal, envuelto, pulpas de frutas tropicales y compotas son algunos de sus productos, pero no su única estrategia.
Los productos de esta empresa colombiana están elaborados con alta tecnología y bajo un estricto control de calidad, sometidos a un tratamiento térmico de esterilización y envasados en empaques termoflexibles. Las comidas, pulpas de fruta y compotas, que están hechas sin aditivos químicos ni preservantes, no necesitan refrigeración, están listas para consumir y tienen un período de vida útil de dos años.
Se estima que hay alrededor de 12.000 tiendas gourmet en todo Estados Unidos que venden productos con este tipo de valor agregado. Para Vallejo, “el mercado norteamericano ofrece oportunidades para todos los gustos y presupuestos, por lo que el exportador colombiano no sólo debe pensar en competir con precios sino con calidad e innovación”.
Según un estudio de Proexport, “en las grandes ciudades de EE.UU. están apareciendo nuevos supermercados que compiten con las ya posicionadas grandes superficies (Wal-Mart, Costco, BL’s, etc.) con una oferta más variada, atendiendo a las nuevas tendencias de consumo y, aunque tienen precios más elevados, buscan atender al consumidor que se interesa más por su salud y bienestar y que está dispuesto a pagar más por productos de mejor calidad”.
Felipe Villamizar, ejecutivo de negocios de La Huerta de Oriente, asegura que siete de las veinte citas que logró tener en la macrorrueda fueron productivas y generaron expectativas de negocio por un millón de dólares. Lo que sigue —y lo que recomienda Proexport a cualquier pyme que haya logrado hacer contactos efectivos— es no dejar enfriar el proceso, mandar muestras y cotizaciones a tiempo y, en el caso de los productos agroindustriales, implementar programas piloto en distintos puntos de venta para estudiar la aceptación que tienen en el mercado.