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El Fondo Monetario Internacional alertó que el mundo está enfrentando una crisis alimentaria al menos tan grave como la que se experimentó en 2007 y 2008, que ocasionó una grave escasez de alimentos y muchas muertes, e incluso disturbios sociales y políticos.
Aunque los precios de los alimentos han disminuido en los últimos meses en el mundo, el FMI aseguró en su informe (Enfrentándose a la crisis alimentaria global: impacto, respuesta política y el papel del FMI) que es probable que la inseguridad alimentaria empeore debido a múltiples factores, como los cuellos de botella en el suministro, las complicaciones para los cultivos en Ucrania y los altos precios de los fertilizantes y la energía.
Se han identificado 48 países como los más afectados por la crisis debido a importantes presiones en la balanza de pagos y una inseguridad alimentaria aguda. La región del Sahel y otras partes del África subsahariana enfrentan el peor panorama. Además de la magnitud del sufrimiento, los costos para sus economías ascienden a miles de millones, dijo la organización con sede en Washington.
Costos económicos de la crisis alimentaria para los 48 países más afectados:
📌 Un cambio repentino en los precios mundiales de los alimentos y los fertilizantes significará que el costo adicional para las facturas de importación este año y el próximo será de casi US$9.000 millones.
📌 Se necesitarán entre US$5.000 millones y US$7.000 millones adicionales en desembolsos presupuestarios para proteger a los hogares vulnerables.
📌 Se necesitarán alrededor de US$50.000 millones para erradicar la inseguridad alimentaria aguda para 2022. A largo plazo, la inseguridad alimentaria crónica y la incidencia de desnutrición aumentarán significativamente el costo.
“Los efectos combinados del aumento del precio de los alimentos y la energía y las restricciones en el suministro no solo reducen el nivel de vida, sino que también pueden aumentar la pobreza y reducir el crecimiento a largo plazo, lo que podría avivar el malestar social y la migración a gran escala”, según los autores del informe, entre ellos, Björn Rother, Sebastián Sosa, Lukas Kohler y Gaelle Pierre.
Un panorama altamente incierto, la disminución de las reservas de alimentos y las perspectivas negativas para el arroz también afectarán los mercados. Esto se suma a los impactos climáticos, los conflictos y la pandemia de covid-19, que ha conducido a una creciente inseguridad alimentaria en los últimos cinco años.
El Fondo está considerando actualmente la introducción de una llamada ventana de crisis alimentaria. El nuevo mecanismo para países afectados por crisis alimentarias estaría disponible durante 12 meses después de su aprobación. La directora gerente, Kristalina Georgieva, dijo la semana pasada que “no había duda” de que el directorio del FMI pronto lo aprobaría.
Por otro lado, la organización lamentó que varios países exportadores de alimentos hayan tomado medidas proteccionistas ante la escasez, lo que ha aumentado todavía más las presiones sobre los precios y la volatilidad del mercado.
Para aliviar la situación, el informe propone apoyar de forma adecuada a los hogares vulnerables a través de ayuda humanitaria internacional, mantener el comercio libre y abierto para permitir que la comida llegue a donde se necesita, aumentar la producción y mejorar la distribución de alimentos e invertir en agricultura que resista al cambio climático.
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