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“Estaba en mi casa cuando me enteré deque nos habían adjudicado el tramo II de la Ruta del Sol, en el que tenemos una participación de sólo el 5 %. Me puse feliz, pero el reto era mayor. Ganarnos el tramo I, donde tenemos la mitad de la participación y del cual estábamos descalificados sólo unas horas antes de iniciarse la audiencia de adjudicación. Pero al final logramos el objetivo por el cual tanto habíamos luchado”.
Así describió estos dos nuevos triunfos el gerente general de CSS Constructores S.A., Carlos Alberto Solarte Solarte, que le permitieron cerrar el año con broche de oro a su equipo, del que forma parte su hermano Luis Héctor desde 2001, cuando decidieron juntar sus empresas en CSS Constructores S.A.
Su primer antecedente en la industria de la construcción se remonta a 1968, cuando construyeron una “carreterita” de 10 kilómetros entre El Tablón y Las Mesas, (Nariño), por el que les pagaron $700 mil. Hoy, este grupo factura $360 mil millones al año y opera más de 1.000 kilómetros de vías concesionadas.
Carlos Alberto, el menor del “clan de los pastusos”, como se les conoce en el medio, considera que la ingeniería colombiana es excelente y que por esta razón ya está en el exterior, adonde su generación no quiere ir porque considera que mientras haya trabajo en Colombia es mejor hacerlo en casa. Sin embargo, esta posición no es compartida por los herederos de los Solarte quienes sí quieren salir, pero para dar sus primeros pinos en el negocio de la ingeniería arrancaron ganando dos contratos del Plan 2.500 en Colombia, procesos en el cual el grupo CSS no quiso participar por considerar que la adjudicación al precio más barato es el error más grande.
Pero fue precisamente bajo este ítem por el que ellos ganaron este año seis contratos de obra pública en los Corredores de Competitividad. Y el tramo I de la Ruta del Sol, proceso en el cual derrotaron al consorcio liderado por Mario Huertas, al ofrecer $926 mil millones, mientras que su competidor se acercó a $1, 2 billones. En el tramo II, del cual participan con un porcentaje mínimo junto a Odebrecht, ganaron la licitación porque fueron el único proponente.
Carlos Alberto Solarte considera que este fue un año maravilloso, porque se hicieron a buenos contratos y que gracias a su equipo no tienen ningún temor por la magnitud de las obras. Para 2011, cuando se inicien los trabajos, el grupo pasará de 3.000 empleados a 5.000 para así poder aspirar a otras concesiones de manera responsable, sumado a una mejor capacidad financiera.
“Tenemos en la mira el sector III de la Ruta del Sol, La Autopista de las Américas y otros proyectos para dotar al país de dobles calzadas, con lo cual se volverá más competitivo”, explicó.
Si bien es un grupo que cumple con sus compromisos, ha tenido tropiezos, como la parálisis y renegociación de la vía Briceño-Tunja-Sogamoso, un corredor de 220 kilómetros que esperan entregar antes de que finalice el gobierno del presidente Álvaro Uribe.
También fueron noticia cuando un bus se accidentó en la ruta entre Medellín y Quibdó, adjudicada a CSS Constructores, y que generó una gran tragedia que enlutó al departamento del Chocó. Pese a que estaban en la etapa de preconstrucción y no era su responsabilidad, hoy están atendiendo un lío jurídico por este contrato, sostiene Carlos Solarte, a quien no le dejan de sonar sus dos celulares, que mira de reojo pero no contesta.
Este nariñense, nacido en Guatarilla, que abandonó su pueblo para ir a la capital del departamento a cursar sus estudios secundarios y que viajó a Popayán para estudiar ingeniería en la Universidad del Cauca, añora su tierra, a la que no pudo volver desde hace 15 años por la inseguridad.
Hoy es un empresario radicado en Bogotá que extraña la solidaridad de sus amigos pastusos, pero que considera que Bogotá es una gran ciudad a la que debe mucho de lo que ha logrado en su carrera profesional.
“Este año hemos ganado de todo, pero muchas veces nos ha tocado irnos de las audiencias con la cabeza baja, estos son gajes del oficio y a todos les pasa. Pero lo que a uno no le puede pasar es perder y perder siempre, porque esto descuaderna las finanzas de las empresas”, recalcó, al señalar que en muchas ocasiones también han sido derrotados por los que hoy son sus socios en algunos proyectos.
Agrega que a veces se cometen injusticias, como ocurrió con una licitación que adelantó Empresas Públicas de Medellín para construir una hidroeléctrica: “En ella estábamos precalificados y el ítem del pliego señalaba que ganaba el del precio más bajo. Cuando abrieron la propuesta económica la nuestra era la más baja, pero nos descalificaron y nos hicieron efectiva una póliza de cumplimiento por $5.000 millones. Luego de pleitear logramos que la bajaran a $200 millones, monto que supuestamente gastaron los abogados para confirmar que uno de nuestros socios sí había construido una obra similar en Argentina y tenía la experiencia”.
Por este proyecto la empresa de construcción pidió que se convocara un tribunal de arbitramento en el cual aspiran a ganar $26 mil millones.
Sobre la gestión del Ministerio de Transporte, sostiene que el titular de la cartera, Andrés Uriel Gallego, debería poner un techo y un piso a las ofertas de las licitaciones, como lo hace hoy la Gobernación de Antioquia y si está un 10% por encima o por debajo puede ser habilitado para entrar a la puja de la obra y de esta forma evitar que los proyectos tengan problemas en su ejecución.
Este ingeniero cree que si se quiere participar en grandes negocios hay que buscar la manera de asociarse con alguien que le sume y que lo complemente en experiencia y conocimiento.
No es un secreto que la corrupción en la adjudicación de obras públicas en el país ha sido una sombra, sobre lo cual Solarte afirma: “En el Ministerio no hay corrupción. Aunque era claro que no querían que nosotros nos ganáramos el tramo I de la Ruta del Sol y por ello estábamos descalificados. Afortunadamente nos habilitaron y nos adjudicaron un contrato que es un reto para nuestra ingeniería, porque tiene una serie de túneles, a los cuales no les tenemos miedo luego de superar el desafío del túnel piloto de La Línea, al cual nadie se le quería medir”.
Los Solarte han ganado varias de las obras públicas en los últimos años y por ello se les llama “los dueños de las carreteras”, lo cual, según la cabeza de la constructora CSS, “no es cierto, hay varias consorcios que tienen muchos más kilómetros”. “Nosotros hemos ganado algunos proyectos, pero también hemos perdido muchos. Lo que ocurre es que tenemos una organización que sabe hacer sus trabajo y por ello estamos donde estamos sin precios suicidas”, concluyó.
Participación de los Solarte Solarte en Colombia
CSS Constructores opera hoy las concesiones Girardot-Espinal-Neiva con 168 kilómetros, la cual se encuentra en operación; la Malla Vial del Valle del Cauca, de 500 kilómetros, de los cuales el 95% está construido; Briceño-Tunja-Sogamoso, de 220 kilómetros, de los cuales ya está terminado el 80%; en el tramo de Mediacanoa-Loboguerrero, en la vía a Buenaventura, construye 60 kilómetros. Y los sectores de Villeta-El Korán y El Korán-San Roque (Cesar) en la Ruta del Sol. También están Encano-Santiago; Sisga-Guateque-Santa María; San Miguel-Puerto Asís-Caquetá; Popayán-Inzá-Totoró-La Plata; Quibdó-La Mansa y Virginia-Quibdó. En el sector aéreo están en el consorcio Opaín que moderniza Eldorado.