(Liderazgo) ¡Cada vez vivimos más!, esto es un hecho, en España la esperanza de vida al nacer alcanza 83,5 años, y encontramos que hasta el 7,7% de la población son mujeres mayores de 80 años. En Uruguay, por ejemplo, la esperanza de vida al nacer es de 78 años, y el 6,1% de su población son mujeres de 80 años. Tanto en España como en la mayoría de los países latinoamericanos, a pesar de las diferencias entre ellos, la tendencia es clara: vivimos más.
¿Es esto un problema? La investigación realizada recientemente por el Observatorio de Demografía y Diversidad Generacional (1) en 5 países (2) muestra que no solo no es un problema, sino al contrario, se trata de uno de los mayores éxitos sociales y sanitarios de nuestra sociedad. Porque no solamente vivimos más, sino que vivimos mejor. El indicador más relevante es el de vida saludable, esto es, el promedio de número de años esperados que vive una persona disfrutando de buena salud (en ausencia de limitaciones funcionales o de discapacidad). Así vemos que en España la esperanza de vida saludable se sitúa en los 70 años, en Uruguay y Colombia en los 68, en 67 en Perú o en 66 en México.
Así vemos que en España la esperanza de vida saludable se sitúa en los 70 años, en Uruguay y Colombia en los 68, en 67 en Perú o en 66 en México.
Por tanto, la primera conclusión es que la longevidad es un gran éxito, pero como también señala el informe, nos encontramos en los países objeto de estudio, y a pesar de las diferencias en sus pirámides demográficas, con una nueva realidad intergeneracional que conlleva una serie de desafíos. Los desafíos de la salud, especialmente la salud mental, varían según la edad, con niveles más altos de ansiedad en los jóvenes y mayor depresión en los mayores. El empleo presenta desafíos diversos en los diferentes grupos de edad, al igual que la generación de ingresos necesarios para todas las generaciones.
La realidad es que estamos en un mundo diseñado para una realidad diferente, y como nos dice la parábola, “No se puede poner vino nuevo en odres viejos” (3), porque se perderá el vino, o en nuestro caso, nos vamos a encontrar con fricciones importantes entre los distintos grupos etarios.
El estudio señala tres de las fricciones más relevantes que surgen por la vulnerabilidad generada en la transición demográfica: el edadismo, la desafección y la falta de accesibilidad. Fricciones que se hacen, si cabe, más relevantes en nuestras organizaciones, ya que por primera vez conviven en ellas hasta 4 generaciones: Baby Boomers, Generación X, Milenials y Centenials (4). Todas las generaciones se ven afectadas, los mayores de 55, ya que el edadismo les pone una serie de etiquetas en su desempeño laboral, edadismo que también sufren las generaciones más jóvenes, y las generaciones de en medio que en muchos casos se ven en un cuello de botella, que ni pueden progresar hacia arriba y tienen que llevar el empuje de los más jóvenes por abajo. En definitiva, se produce una desafección en todos los miembros de la organización.
La investigación arroja una clara conclusión: la necesidad de visualizar los problemas resultantes de las fricciones producidas en la transición demográfica. Los sesgos de la edad nos limitan a todos, y nos causa dificultades a la hora de afrontar las distintas etapas de la vida. Las vulnerabilidades que se producen en el ámbito de lo social, económico y afectivo excluyen a muchos individuos de la sociedad que no se ven capaces de aportar a la comunidad al haber perdido el sentido de la pertenencia. Esta desafección se agrava cuando los bienes y servicios que la sociedad ofrece, en principio para facilitarles la vida, no resultan accesibles. Como resultado podemos observar un aislamiento cada vez mayor de los individuos y de los grupos etarios entre sí.
La buena noticia que aporta el estudio es que muchas comunidades y organizaciones, en estos países, han sabido ver el problema y han encontrado la solución para enfrentarlo, que no es otra que afrontar los retos desde la intergeneracionalidad. El estudio, gracias a los grupos enfocados realizados en cada uno de los países analizados, ha identificado una solución creativa para cada una de estas fricciones.
1. Frente al edadismo, el desarrollo de nuevas narrativas: Se contaron experiencias de diálogos intergeneracionales basados en conversaciones con honestidad y humildad, entendiendo nuevas narrativas sobre la edad y ciclos vitales de la vida. Una mirada más amplia hacia las nuevas tecnologías y una manera de entender la organización más inclusiva.
2. Frente a la desafección: La integración social y económica, uniendo la experiencia de algunos, y las ganas de acción de los otros, se han creado emprendimientos de éxito constituidos por abuelos y nietos. También se han identificado en las organizaciones algunos cambios estructurales corporativos que permiten, por una parte, una mayor flexibilidad, y por otra, la posibilidad de esa aportación al objetivo común por parte de todos.
3. Frente a productos y políticas no accesibles: La accesibilidad Universal. El trabajo de grupos etarios unidos en un objetivo común ha identificado un mix de soluciones universales y enfocadas que permita la accesibilidad de todos.
Las soluciones planteadas señalan un camino para toda la sociedad: gobiernos, medios de comunicación, organizaciones, universidades y sobre todo cada uno de nosotros, entendiendo que la vida es un ciclo en el que cada etapa aporta una riqueza y que es esa riqueza la que da sentido a la comunidad.
*El informe en que se basa este artículo es una labor conjunta del Observatorio de Demografía y Diversidad Generacional de Fundación IE con la colaboración del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), BID Lab, MAPFRE, Plan Mayor y Fundación SERES.
(1) Informe 2023: Colaboración intergeneracional frente a los retos de la transición demográfica. https://observatoryofdemography.blogs.ie.edu/
(2) España, Perú, Uruguay, Colombia y México
(3) Evangelio de S. Mateo 9:17
(4) Las generaciones etarias, según el Pew Research, se dividen en: generación silenciosa, 1928 – 1945; Baby boomers, 1946 – 1964; Generación X, 1965-1980; Milenials (o generación Y), 1981 – 1996; Centenials (o generación Z), 1997 – 2012; y generación Alpha, nacidos después de 2013. www.pewresearch.org/