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“Cada colombiano genera unos 24 kilos de basura al día, el 56% de material son plásticos de un solo uso. Nosotras somos diseñadoras industriales y cada una empezó con una vida sostenible, a generar pensamientos sostenibles, pero no solo con eso se iba a generar un cambio: la industria tenía que aportar. Como consumidores, debemos ser críticos y hacernos preguntas antes de adquirir un producto: ¿podemos reutilizarlo? ¿Alguien nos puede prestar antes de comprar una cosa nueva? Entonces empezamos a fabricar productos con reciclaje. Recogemos las botellas con polietileno de alta densidad, que son las de jabones, cremas, productos que nos rodean todo el tiempo, y lo que hacemos es recuperarlas, transformarlas y volverlas objetos con diseño creativo. Hemos recuperado unas 18.000 botellas de alta densidad de un litro. Hacemos mobiliario: mesas, bancas, sillas, cuenta María Alejandra Rodríguez, de Metamórfica Lab, una de las emprendedoras que pasó por el “Speed Talk”, el espacio creado por el movimiento Clic y que, en alianza con El Espectador, le dio espacio a esos colombianos que la están sacando del estadio gracias a sus ideas y sus emprendimientos.
Al auditorio principal de la Universidad EAN también llegó Jovana Díaz de Soomi, una de las creadoras de esta plataforma electrónica para que cualquier emprendedor pueda montar su tienda en línea. “Vendimos todo lo que teníamos y le dimos la vuelta al negocio. Empezamos a trabajar con empresarios pequeños porque podemos acompañarlos en su proceso de transformación digital. Cuando arrancó la pandemia pusimos al servicio de la comunidad lo que hacíamos. Para los que les tocó cerrar y no tenían cómo vender sus productos, nos inventamos el cómo ayudarlos y eso nos llevó a desarrollar además un proyecto que se llama Casa emprendedores: si se registra allí, estamos creando una tienda en línea sin que les cueste un peso en el primer año. Les queremos apoyar, que no se preocupen por la plataforma tecnológica porque estamos en varios países. Hoy tener una tienda en línea es el activo más importante para una compañía”.
Rafael Cárdenas, creador de Crunchy, una de las historias más leídas en www.elespectador.com, también contó cómo fue el proceso para crear un negocio que comenzó con dos personas, él y su socio, y ya va en cuatro restaurantes y con una próxima apertura en un centro comercial. “Mostramos una forma diferente de comer pollo. Empezamos con un local muy pequeño en la 90 con 14, hoy tenemos cuatro sedes en Colina, Usaquén, Salitre y Chapinero. Estamos muy cerca de abrir en Santa Fe el próximo mes. Crecemos 80% año a año. Empezamos vendiendo unos conos de pollo, pero eso no vendía nada. Escuché a los clientes. Cambié la forma, ya no vendía un cono, sino una canasta y la gente pasaba de 15 chunks a 40 chunks y ahí estalló. Siempre tuve el foco de mi idea, pero construí a partir de lo que me dijeron los clientes, que al comienzo pensaban que era un snack muy caro y no quedaban llenos. Ahora somos una cadena de alimentos. No nos desviamos del proyecto, escuchamos a los clientes”.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
El turno fue para Daniel Aguillón con su emprendimiento Autom. “Cada vez hay más redes sociales y cosas nuevas que pasan, si uno no se adapta es muy difícil ejecutar. Hay que estar atento a los cambios”. Su negocio, enfocado en el marketing digital, fue contado con analogías y comparaciones de la vida diaria. “Cuando uno tiene claro el objetivo, busca la ruta”. “Las oportunidades están, pero si no estás preparado, alguien más sí lo va a estar y se la va a llevar”.
Luego llegó Lucía Guarín, de Marry Makers. “Soy mamá y me enorgullece decirlo porque somos las personas más creativas que existen. Un día en una sala de espera estaba con mis hijas y no sabía cómo entretenerlas, no quería darles una pantalla, entonces se me ocurrió crear prendas de vestir para entretenerse, que se pudieran colorear, y nació la primera chaqueta que se colorea y cuando se pone en la lavadora, la tienta desaparece sin manchar otras prendas”. Sus productos ya son tan exitosos que se están vendiendo entre el catálogo de una aerolínea, sus hijas ahora son cocreadoras y una de ellas le propuso crear una marca para adolescentes. Lo que empezó con ventas de $5 millones ya va en $150 millones.
Harold Jurado, de Jurado abogados, contó la historia suya, pero que parece calcada de muchos colombianos: se quedó sin trabajo, no conseguía nada, pasaba hojas de vida y nada, entonces se lanzó a emprender con lo que tenía en su cabeza: conocimiento. Si trabajaba un fin de semana asesorando a discotecas que tenían problemas con la Policía, se ganaba lo que le pagaban en la empresa en un mes. Y fue cuando nació la idea de crear negocio. Creó una firma enfocada en ayudar a las startups en todos los asuntos legales con honorarios justos.
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Desde la región y en su primera visita en Bogotá llegó Yuliana Anaya con su emprendimiento Voces de amor y arte. “Vengo de Córdoba, represento la voz de las mujeres que están en territorios alejados y olvidados como el mío. A los 8 años decidí que quería ser abogada, a los 14 años le escribí una carta a mis padres diciéndoles que quería ganarme una beca porque sabía que no teníamos los medios, a los 16 años me la gané y fui a Medellín a estudiar la carrera, a los 19 perdí a mi abuelo por la violencia estatal y a los 21 obtuve mi título, se lo dediqué a él, también a los y las jóvenes del territorio que sueñan en grande como yo. Vendía desde dulces hasta mi propio ropa en el metro de Medellín. Regresé a mi pueblo en pandemia y me di cuenta de que las mujeres seguíamos siendo silenciadas y violentadas, ahí nace voces de amor y arte enfocado en niños y mujeres que promueven el liderazgo a través del arte. Descubrí que el arte puede transformar las narrativas violentas y desiguales que vivimos en muchos territorios de Colombia”. Los aplausos del público no se hicieron esperar.
El cierre estuvo a cargo de Dalton Chísica, de DCH y “el contenido como agente del cambio”, como se llamó su presentación. En el 2012 arranqué a estudiar medios audiovisuales gracias a un estímulo del gobierno porque salí de un colegio público en donde apoyaban tus pasiones y creían en que, llevando un poco más allá esos sueños, podrían transformar vidas. Yo quería contar historias, conectar con la gente, me vi viviendo de esto y actualmente somos DCH Agencia, una empresa especializada en posicionar marcas digitalmente. Ya somos más de 16 colaboradores y buscamos transformar vidas. Llevamos 13 años generando contenido y conectando con las audiencias”.
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Al final, y con un aplauso del público asistente, se les reconoció por ese empeño de seguir adelante, de crear productos y servicios diferentes, de tener viva esa idea, de crear negocio, de seguir moviendo la economía, pues en Colombia más del 90% de la generación de empleo está en empresas de este tipo, pequeñas que comenzaron con un objetivo y en la ejecución ha estado el secreto de mantenerse y no desfallecer.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚

Por Edwin Bohórquez Aya
