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Era agosto de 2016 y un muchacho vestido de jeans, una camiseta suelta y encima una chaqueta anaranjada, con una marca reflectiva en ella, me contaba el porqué en la vida es necesario contarle las ideas a otras personas cuando se trata de negocios y no, como muchos pensábamos, dejarlas en silencio y trabajarlas en la soledad del emprendedor, el mismo que cree tener la fórmula de la próxima Coca-Cola con la que va a dominar al mundo del consumo.
¿Y por qué tenía sentido creerle? ¿Qué tenía en sus haberes como para seguirle el consejo y cambiar la forma de pensar que siempre había tenido? Ese muchacho, en ese instante, era un desconocido, aunque ya había hecho empresa y tenía buenos números para demostrarlo. Pero llamaba la atención porque con su nuevo emprendimiento estaba levantando mucho más que comentarios: la suya (con sus socios, por supuesto) estaba entre las 20 aplicaciones más innovadoras del mundo, contaba con 400.000 usuarios activos, vendía 2,7 millones de dólares al mes y había logrado que doce fondos internacionales le invirtieran en ella.
Era Simón Borrero y el negocio del que estábamos hablando en la redacción de El Espectador era Rappi, cuando estaba dando sus primeros pasos, la misma compañía que bajo el modelo de la nueva economía digital ya está valorada en más de 1.000 millones de dólares y con ello se ganó el ‘exclusivo’ nombre de “unicornio”. Se convirtió en un ícono para todo el ecosistema emprendedor latinoamericano y, además, Simón, como le reconocen todos los demás emprendedores, se ha vuelto más que un consejero en la creación de nuevos negocios. Es, como llaman en muchas juntas directivas globales, un consejero inversionista.
Y como su caso, son muchos los empresarios que van dando consejos, algunos más valiosos que otros, pero el que ese día me dio Simón tenía sentido: las ideas hay que compartirlas porque las otras personas las enriquecen, las cuestionan, las valoran, o simplemente, aunque no nos guste, las destruyen. Y todo eso nos sirve para evaluar si esa idea de negocio, en esa primera lectura, tendría la posibilidad de ser exitosa o no en el momento mismo de invertir tiempo y dinero. Esos comentarios de las otras personas, incluso, nos ayudarían a redireccionar y saber qué camino tomar sin caer en los errores que otros ya vivieron.
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Muchos consejos me han dado en estos años como reportero de negocios, de emprendimiento, de liderazgo. O, sin ir tan lejos, los he buscado en nombres sonoros y afamados, como cuando murió Charlie Munger, la mano derecha del multimillonario Warren Buffett y constructor del conglomerado empresarial Berkshire Hathaway. En sus consejos, decía:
1. La familia va primero.
2. Aquellos que siguen aprendiendo seguirán ascendiendo en la vida.
3. Ponte en una posición en la que puedas ayudar a otros cuando haya problemas.
4. Sé prudente y sensible.
5. El deber moral de ser razonable es más importante que nada.
6. Yo diría que la pasión es más importante que la capacidad cerebral.
7. Olvida lo que sabes sobre comprar empresas razonables a precios maravillosos y en lugar de eso compra empresas maravillosas a un precio razonable.
Y ahora, en esas búsquedas constantes de información, me topé con un video en el que el actor y director de cine, Tom Hanks, soltaba una reflexión que, a decir verdad, es una enseñanza que todos los que hemos emprendido o por lo menos lo hemos intentado, podríamos escuchar con beneficio positivo. Y docenas de interpretaciones en cada caso.
En él, Hanks cuenta que durante un rodaje, el director de la grabación se enojó muchísimo porque uno de los actores no sabía qué línea debía decir y no recordaba en dónde debería estar. Entonces ese director les dijo: “Ey, ey, ey, escuchen, este es mi trabajo, y este es su trabajo aquí. Y no puedo estar diciéndoles qué hacer todo el tiempo. Dejen de preguntarme dónde deberían estar, dejen de preguntar cuál es la motivación. Ese es su trabajo. Ustedes tienen que llegar a tiempo, tienen que saber el texto y tienen que traer una idea. Ahora tomemos diez minutos”.
Cuenta Hanks que cuando escuchó eso, se dijo:
- “Llega a tiempo
- Conoce el texto
- Ten una idea...
...creo que puedo hacer eso".
Entonces, luego hace una reflexión con su interlocutor durante dicha entrevista en la que contó esta anécdota:
“¿No hay un montón de actores que trabajan y no hacen ninguna de esas cosas? Y aun así los contratan y les pagan por hacerlo y tal vez sobreviven al “viernes de despidos”, o tal vez no. Pero si haces esas tres cosas es lo mejor. Y no solo para ser actor. Creo que es una regla para la vida", dijo.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí, en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
¿A qué se refería? De nuevo, él mismo lo interpretó:
- “Llega a tiempo, lo que en realidad significa que llegues un poco antes”.
- “Conoce el texto, lo que significa ‘entienden lo que está pasando, debes conocer el modus operandi, entiende las metas de cada persona, no importa lo que estés haciendo’. Incluso si solo estás ayudando a un amigo a mudarse o algo, saber que estás ahí para ayudarlo a mudarse”.
- Y, además, ten esa idea que nadie más tiene que hará que todo avance un poco más lejos".
Al final, el ganador del premio Óscar, se indaga asimismo: “Siempre me preguntan cuál es el mejor consejo que te han dado? Y ya te lo dije, así que ni siquiera necesito contarte esa anécdota. Así que: llega a tiempo... conoce el texto... ten una idea”.
¿Cómo lo podríamos aplicar en cada uno de los negocios, de los emprendimientos? Pues es cuestión de verlo en cada nicho, pedro en general, “Llegar temprano” es entender que hay que llegar antes que la competencia, por ejemplo, que hay que lanzar rápido, porque el tiempo es más valioso de lo que todos creemos. “Conoce el texto” es entender el contexto en el que nos tenemos que mover, el entorno en el que se desarrolla el negocio y el cómo maniobrar en él a nuestro favor. Y “ten una idea” es, siempre, ese valor agregado, ese diferencial, esa movida que nos hace únicos, diferentes. Lo vimos mucho en la pandemia, por ejemplo, cuando la creatividad se volvió el bien más preciado en los negocios. Al final todos vemos el mismo camino, pero cada uno lo viaja de una forma distinta. Eso es lo que nos hace únicos.
Si conoce historias de emprendedores y sus emprendimientos, escríbanos al correo de Edwin Bohórquez Aya (ebohorquez@elespectador.com) o al de Tatiana Gómez Fuentes (tgomez@elespectador.com). 👨🏻💻 🤓📚
