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“En Casa Ciclo creamos productos para el cuidado personal que cuidan la salud y también el planeta. Imagina que, en lugar de desechar envases cada vez que compras jabón o shampoo, puedes rellenar los que ya tienes con productos elaborados 100 % con ingredientes naturales y agroecológicos. Así reducimos desperdicios y contaminación. Estos ingredientes provienen de pequeños productores en Antioquia con quienes trabajamos bajo acuerdos de comercio justo. Queremos demostrar que es posible tener un negocio que cuide el medio ambiente y a las personas al mismo tiempo.
Somos más que una tienda de productos naturales, nuestra marca es un movimiento que busca cambiar la forma en que consumimos. Cada envase que se rellena evita que más plástico llegue a ríos y mares. Cada compra apoya a productoras rurales que cultivan de forma responsable".
Así llegó a 23 preguntas para emprendedores y sus emprendimientos la historia de esta idea de negocio. Hablamos con Camila Curiel, una de sus emprendedoras y esto fue lo que nos contó.
1. ¿ Cuantos años tengo? ¿Qué estudié?
Camila Curiel, 30 años, Diseño con enfoque en Regeneración y Desarrollo Sostenible.
Juanita Castaño, 30 años, Diseño con enfoque en Regeneración y Desarrollo Sostenible.
Jimena Martínez, 30 años, Diseño con enfoque en Regeneración y Desarrollo Sostenible.
2. ¿Cuál fue mi idea y cuándo nació? ¿Qué fue lo que creé?
Casa Ciclo nació en 2018 con la intención de crear productos para el cuidado personal que realmente funcionaran y, al mismo tiempo, cuidaran del planeta. Queríamos ofrecer un modelo diferente: permitir que las personas recargaran sus envases vacíos, reduciendo así los desechos plásticos y apoyando la producción local.
Actualmente, en Casa Ciclo somos seis mujeres trabajando a tiempo completo, todas con contrato laboral y prestaciones. En los últimos tres años, hemos reutilizado 10.345 envases y vendido más de 15.000 productos, llegando a más de 3.000 clientes en 10 ciudades de Colombia.
Además, colaboramos con más de 50 hoteles y restaurantes que utilizan nuestros productos e implementan nuestro modelo de envases retornables, lo que contribuye a reducir significativamente la generación de desechos plásticos en sus operaciones.
Cada decisión que tomamos está orientada a generar un impacto positivo en las comunidades productoras, nuestros clientes y el medio ambiente.
3. ¿Cómo logré hacerla realidad y llevarla a los hechos?
La idea nació a partir de una experiencia personal de autodescubrimiento. Desde pequeña, (Camila Curiel) enfrenté discriminación por mi cabello afro, lo que me llevó a interesarme profundamente por los productos capilares, sus ingredientes y su impacto. Más adelante, viviendo en el Chocó con una fundación, fui testigo de cómo los residuos cosméticos afectaban el entorno, lo que me hizo tomar conciencia sobre el impacto ambiental del consumo.
Con conocimientos en cuidado personal y una vocación creativa, comencé a desarrollar la idea junto a mis amigas Juanita Castaño y Jimena Martínez. En 2020, nos asociamos formalmente, combinando experiencias en servicio al cliente, branding, comunicación y administración. Juntas creamos la página web, diseñamos el catálogo actual, obtuvimos los registros INVIMA de todos los productos, mejoramos la comunicación de marca y logramos que el proyecto creciera y se mantuviera, incluso durante la pandemia.
Si está buscando más historias de emprendimientos, sus creadores y creadoras están aquí,en Emprendimiento y liderazgo de El Espectador.
4. ¿De dónde saqué la plata para ponerla a andar y cómo la pagué?
La primera persona que creyó en mi idea fue mi mamá, Claudia Lozano. Ella me impulsó a buscar un local para hacer realidad el sueño de tener un espacio donde las personas pudieran rellenar sus envases con productos de cuidado diario. Un día encontramos un local y lo arrendamos sin tener nada listo, lo que nos motivó a montar todo el proyecto en solo un mes.
Para financiar el proyecto, utilizamos ahorros personales, préstamos de familiares y amigos, y reinvertimos cada ingreso en el crecimiento del negocio. También contamos con el respaldo de la empresa familiar de mis padres, con más de 30 años de experiencia emprendiendo, lo que nos enseñó a ser estratégicas en cada paso. Los préstamos fueron asumidos con responsabilidad, pagándolos mensualmente en cuotas.
5. ¿Qué estoy logrando con mi emprendimiento? ¿Qué estoy cambiando con mi idea?
Estamos demostrando que es posible cuidar del planeta y de la salud de las personas al mismo tiempo. Nuestro modelo reduce el uso de plásticos de un solo uso, genera empleos dignos y promueve la transformación de los hábitos de consumo. Además, hemos creado un espacio de trabajo seguro para mujeres que buscan oportunidades en Bogotá.
6. ¿Soy feliz?
Sí. Ver el impacto positivo que generamos en el planeta y en nuestras clientas nos llena de propósito. Contar con un equipo comprometido y en constante crecimiento nos motiva a seguir adelante. Además, me hace muy feliz trabajar de la mano con mis socias: nos queremos, nos respetamos mucho y funcionamos muy bien como equipo. Tener un buen ambiente laboral lo es todo.
7. ¿Vendería mi emprendimiento, mi empresa?
No venderíamos, pero sí aceptaríamos aliados que compartan nuestra visión y nos ayuden a escalar nuestro impacto.
8. ¿Qué tan duro fue para mí emprender?
Ha sido un camino lleno de retos e incertidumbre. Hay días buenos y días malos; los días buenos los usamos como impulso para continuar, porque, generalmente, son muy buenos. Emprender no es fácil; la mayoría de las veces es un camino incierto. No aprendimos a emprender en ningún lado, lo hicimos porque nos apasiona lo que hacemos, pero no se puede romantizar: es un camino duro, lleno de aprendizajes y formaciones constantes sobre cosas que ni siquiera sabíamos que necesitábamos aprender.
Lo más difícil de emprender es acostumbrarse a que todo es un ciclo, que todo está en constante cambio. No podemos aferrarnos a una idea que no funciona; hay que aprender a mutar y adaptarse para poder continuar. Lo más importante es no perder de vista la propuesta de valor y el porqué de lo que hacemos. La motivación no puede ser solo generar ingresos; debe estar conectada con el propósito que nos mueve.
También hemos aprendido que las alianzas son fundamentales: uno no emprende solo. El emprendimiento no es solo el emprendedor, es todo un sistema que requiere buenos proveedores, atención al cliente, un equipo sólido y relaciones estrechas con aliados. Todo eso es necesario para que el proyecto pueda crecer y sostenerse en el tiempo.
9. ¿Cumplí mi sueño? ¿Qué me hace falta?
Estamos en camino y hemos alcanzado muchas metas, pero aún soñamos con crecer en otras ciudades y países, además de mejorar la trazabilidad de nuestro impacto. Nuestro sueño nunca fue material, sino vivir de algo que disfrutamos, trabajando con el equipo que imaginamos. Este sueño evoluciona constantemente, con nuevos integrantes, mejoras en productos y cambios en la tienda. Más que un sueño único, son micro-sueños que logramos a lo largo del crecimiento del emprendimiento.
Tenemos fases claras: fortalecer el equipo, ampliar la bodega, remodelar la tienda, crecer en clientes y desarrollar nuestros productos propios. Poco a poco vamos cumpliendo estos objetivos y estamos muy felices con la marca que hemos creado y la satisfacción de nuestro equipo y clientes.
10. ¿Y ahora qué? ¿Qué sigue?
Queremos consolidar aún más nuestro equipo de trabajo y expandirnos a nivel nacional. También buscamos mejorar la trazabilidad de todo nuestro proceso y, lo más importante, obtener estudios y certificaciones de sostenibilidad que respalden el impacto que generamos. Sabemos que este objetivo lo lograremos pronto, aunque requiere mucho trabajo, tiempo y recursos. Estamos comprometidas con alcanzar este nuevo nivel porque creemos que Casa Ciclo puede ser un referente de buenas prácticas en el país y la región.
11. ¿Mi emprendimiento es escalable?
Sí, y estamos listas para crecer a más ciudades y nuevos mercados.
12. Para crecer, ¿recibiría inversión de un desconocido? ¿Le cedería parte de mi empresa?
Si comparte nuestra misión y formas de trabajo, sí.
13. ¿Qué no volvería a hacer?
Dejar que el miedo frene una idea o crecer sin una estrategia clara son errores comunes. En los emprendimientos, es usual tener referentes en el mercado, pero eso no significa que debas crecer igual que otras marcas o adoptar estrategias que no se ajustan a tu modelo. Es fundamental definir una estrategia propia y evaluar cómo quieres crecer, considerando lo más conveniente para tu operación, capacidades y recursos. No existe una fórmula mágica; debes entender tu negocio y hacia dónde quieres ir antes de seguir ciegamente cualquier consejo o “gurú” de crecimiento.
Otra cosa que no volvería a hacer es creer que puedo hacerlo todo sola. Un emprendimiento requiere un equipo que conozca profundamente la propuesta de valor y los valores del proyecto. Más allá de las formaciones, lo importante es contar con un equipo comprometido, dispuesto a crecer contigo y con el emprendimiento.
Y, por último, algo que parece simple pero es fundamental: registrar todo. Documenta cada venta, cada proceso y cada paso que te lleva al éxito. La información y el conocimiento de los procesos son de los activos más valiosos en una empresa.
14. ¿Quién me inspiró? ¿A quién me gustaría seguir?
A mí, Camila, me inspiraron mis papás. Crecer viéndolos trabajar por su empresa, por un proyecto en el que creían, me formó como persona. Ellos vienen de familias campesinas y comerciantes que vendían para poder comer y mantener a su familia. Me inspira la motivación de mi familia por aprender y hacer las cosas de manera diferente.
También me inspira la inventiva de mis abuelas. Mi abuela materna es muy creativa: nunca tiraba nada a la basura; todo servía para hacer un regalo para alguien. Mi abuela paterna siempre fue comerciante, vendió de todo durante toda su vida. Crecer en esa familia me mostró un camino posible: el de soñar con vivir del emprendimiento, tal como lo hicieron ellas y mis papás.
Además, me inspiran profundamente los valores de mi familia: la empatía, la solidaridad y el deseo constante de brindar oportunidades justas. Estos principios son una guía que aplico en mi vida y en el emprendimiento todos los días.
15. ¿Fracasé en algún momento? ¿Pensé en tirar la toalla?
Sí, varias veces. Emprender no es un camino lineal, sino un ciclo lleno de errores, frustraciones y altibajos que invitan a rendirse. Lo clave es rodearse de personas que crean en ti y te apoyen en lo difícil. Aunque a veces es válido considerar dejarlo, mientras las ganas de seguir sean mayores, vale la pena continuar.
Si llega un punto en que el proyecto no avanza pese a los cambios, también está bien parar. Fracasar no es el fin, sino una oportunidad para aprender, replantear y decidir si seguir o no, sin perder la autenticidad de la experiencia.
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16. ¿Hago parte de algún tipo de comunidad que me ayuda en este camino de emprender?
No formamos parte de ninguna comunidad formal, pero nos rodeamos de personas que nos apoyan y nos ayudan a crecer en el camino del emprendimiento. Tengo la fortuna de contar con mi familia: un esposo que me apoya, escucha y entiende; mis padres y hermanos, con experiencia en crear y mantener empresas; y amigas emprendedoras que también son mis socias. Con ellas hemos creado espacios valiosos para compartir el camino, resolver dudas, celebrar logros y apoyarnos mutuamente. Esta red cercana es fundamental, porque el emprendimiento no se puede vivir en soledad.
17. ¿Lo que estoy haciendo trasciende? ¿Podrá impactar a nuevas generaciones?
Sí, porque estamos cambiando hábitos de consumo y demostrando que los negocios pueden ser regenerativos.
Hoy impactamos a muchas personas, y más allá de quienes perciben la marca desde afuera, el cambio comienza desde adentro. Este emprendimiento transforma primero la vida de quienes forman parte del equipo: ofrecen un trabajo digno, con condiciones que les permiten pasar tiempo en familia, desarrollarse profesionalmente y disfrutar de un ambiente laboral saludable. Creamos espacios de diálogo que nos permiten crecer juntas con la empresa, y esa ya es una huella que queda.
Además, generamos impacto en los consumidores al invitarlos a cuestionar sus hábitos de consumo: cómo usan un producto, qué ingredientes contiene, qué ocurre antes y después de su uso. Fomentamos la reflexión para entender que no somos individuos aislados, sino parte de un sistema donde cada acción tiene consecuencias, y todos podemos contribuir a la regeneración del planeta.
18. ¿Cómo me veo en 10 años y cómo veo a futuro mi emprendimiento, mi empresa?
Todo el mundo sueña con crecer y expandirse, pero nosotras soñamos con hacer las cosas bien, aunque solo tengamos un local o vendamos únicamente en Colombia. Nuestro objetivo no es crecer por crecer, sino hacerlo con propósito: midiendo nuestro impacto, nuestras dependencias y ofreciendo productos naturales que realmente funcionen. Más que vender muchos productos, queremos vender calidad a buenos precios, y conocer y entender profundamente a nuestros clientes.
En 10 años nos imaginamos con un equipo feliz con lo que hace, ofreciendo productos que cumplen lo que prometen, con certificaciones de sostenibilidad que respalden nuestro trabajo y con un impacto positivo cada vez más profundo. No nos vemos creciendo en cantidad, sino en calidad.
19. ¿Qué papel han jugado mi familia y mis amigos?
Han sido mi red de apoyo en todo momento. Son la primera línea: quienes creen en lo que hacemos, impulsan nuestro proyecto con su apoyo y nos recuerdan constantemente que lo que construimos tiene un impacto real en el planeta y en las personas. También son nuestros primeros clientes y quienes más confían en nuestros productos desde el inicio. Han estado ahí para celebrar los logros, sostenernos en los momentos difíciles y motivarnos a seguir adelante cuando las cosas se ponen cuesta arriba. Su confianza y respaldo han sido fundamentales para que el proyecto se mantenga firme y continúe creciendo.
20. Yo lo logré. ¿Ayudaría a otros emprendedores a que lo logren?
Emprender no sucede de un día para otro; es un camino de mucho trabajo, resistencia y, sobre todo, de ayuda. No se logra solo, es necesario el apoyo de muchas personas y alianzas. Por eso, claro que ayudaría a otros emprendedores. Cuando yo empecé, una de las cosas que más valoré fue precisamente esa ayuda desinteresada, el consejo sincero, la mano amiga que te guía al comenzar. Poder ofrecer ese mismo apoyo a otros me motiva, porque sé lo importante que es para que un proyecto salga adelante.
21. ¿Qué papel jugó mi equipo? ¿Quién es?
Mi equipo es el corazón de Casa Ciclo, un grupo de mujeres valientes que llegaron a Bogotá en busca de oportunidades. Ellas son quienes hacen que Casa Ciclo sea lo que es: un espacio de apoyo entre mujeres, donde se fomenta el aprendizaje, el crecimiento personal y una vida digna.
Mis socias, Juanita y Jimena, creyeron en el proyecto cuando aún no era una marca posicionada. Le pusieron corazón y esperanza. No solo son mis compañeras de trabajo, sino también amigas con quienes comparto miedos y alegrías. Diseñadoras como ellas no he conocido en ningún otro lugar: su enfoque social es lo más importante en su profesión, y entienden a las personas como personas. Han trabajado en zonas rurales, por lo que compartimos visiones similares, pero también nos complementamos. Cada una tiene una personalidad diferente y juntas logramos un equilibrio único.
Además, contamos con un comité asesor formado por mi hermano, Agustín Curiel, quien nos brinda asesoría financiera, y por María Alejandra Lizcano, profesional en sostenibilidad. Su apoyo nos permite tomar decisiones estratégicas y seguir creciendo con bases sólidas.
22. ¿Cuál es mi sello personal? ¿Qué me diferencia del resto?
Mi sello personal es liderar con propósito, poniendo a las personas y al planeta en el centro de todo lo que hago. Me considero una persona muy sensible y empática, lo que me permite entender a los demás y acercarme a ellos de manera genuina, aunque también representa ciertos retos.
Desde muy pequeña aprendí a hacer las cosas por mi cuenta: remodelaba mi cuarto, vendía cosas en el colegio y la universidad. Esa independencia me ayudó a desarrollar diversas habilidades que hoy aplico en el emprendimiento. Creo que mi sello está en combinar el diseño con la sostenibilidad y un enfoque social. Todos mis proyectos, desde los más pequeños, reflejan esas características.
Además, conectar con las personas me ha permitido construir lazos de confianza muy sólidos, formando una red importante no solo con mis socias, amigas y equipo de trabajo, sino también con proveedores. Muchos de ellos se han convertido en amigos, y esa cercanía ha generado un respeto mutuo clave para el crecimiento y bienestar de todos los que hacemos parte de este ecosistema.
23. ¿Qué he aprendido de todo esto?
He aprendido que es fundamental no perder de vista la propuesta de valor y el propósito que nos mueve, pues eso nos da la fuerza para seguir adelante en los momentos difíciles.
También he comprendido que no se emprende solo: las alianzas, el equipo de trabajo, los proveedores, los clientes y la familia forman un sistema que sostiene el proyecto. Rodearse de personas que creen en ti y en tu idea es clave para crecer. Otro aprendizaje importante es la necesidad de adaptarse y mutar constantemente; aferrarse a una idea que no funciona solo genera desgaste. Además, algo básico pero crucial: registrar todo. Cada venta, proceso y aprendizaje suma a la construcción de la empresa.
Finalmente, he aprendido que los negocios con propósito pueden ser rentables y transformar vidas, y que el verdadero éxito no está solo en crecer, sino en hacerlo coherentemente con tus valores y el impacto positivo que deseas generar.
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