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Las tensiones comerciales entre China y Estados Unidos han escalado nuevamente. Pekín anunció una serie de medidas en represalia a los nuevos aranceles impuestos por Washington, enfocándose en sectores estratégicos y empresas estadounidenses con presencia en el gigante asiático. A diferencia de respuestas anteriores, esta vez la estrategia de China ha sido mesurada, evitando una confrontación directa que pueda perjudicar su propia economía.
China impuso un gravamen de 15% sobre importaciones energéticas estadounidenses valoradas en menos de US$5.000 millones y 10 % sobre el petróleo y los equipos agrícolas de EE.UU. Estas tarifas entraron en vigor inmediatamente después de que los aranceles estadounidenses fueran implementados. Además, el gobierno chino incluyó a PVH Corp. (propietaria de Calvin Klein y Tommy Hilfiger) y a la empresa de secuenciación genética Illumina Inc. en su lista negra de entidades, lo que podría afectar significativamente sus operaciones en el país.
La potencia asiática también anunció una investigación antimonopolio contra Google, a pesar de que los servicios de búsqueda de la empresa no están disponibles en el país desde 2010. Además, restringió la exportación de tungsteno y otros metales críticos utilizados en las industrias electrónica, aeronáutica y de defensa.
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Los motivos
El Ministerio de Comercio chino señaló que PVH Corp. e Illumina Inc. violaron principios de transacciones de mercado y emprendieron acciones perjudiciales contra empresas chinas, aunque no especificó detalles. La inclusión en la lista negra podría traducirse en restricciones a la inversión y limitaciones operativas dentro del país.
En 2023, PVH generó 6 % de sus ingresos y 16 % de sus ganancias antes de impuestos en China. La empresa enfrenta una investigación desde septiembre por un presunto boicot al algodón de Xinjiang, aunque la nueva medida del gobierno chino no menciona este asunto.
Por su parte, las ventas de Illumina en China representaron 8,5 % de sus ingresos en 2023. En diciembre, la compañía había firmado acuerdos con hospitales y empresas chinas para expandir su producción local de equipos de secuenciación genética. Su inclusión en la lista negra llega poco después de que legisladores estadounidenses intentaran restringir los negocios de la biotecnológica china BGI Genomics en EE.UU.
China ha dejado abierta la posibilidad de sanciones adicionales para las empresas incluidas en su lista negra. Además de restricciones comerciales, las compañías podrían enfrentar multas, congelación de operaciones e incluso la revocación de permisos laborales para su personal extranjero. Esta medida amplía el espectro de represalias económicas y aumenta la incertidumbre para las firmas estadounidenses con presencia en el país asiático.
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¿Cómo afectan los nuevos aranceles?
Los nuevos aranceles de China afectan a bienes estadounidenses valorados en US$13.900 millones en 2024:
- US$9.500 millones en productos como petróleo crudo, tractores y vehículos funcionales tendrán un gravamen adicional de 10 %.
- US$4.400 millones en mercancías como carbón y gas natural licuado estarán sujetas a un impuesto extra de 15 %.
El aranceles en las compañías estadounidenses impactaría a gigantes del sector como Caterpillar, Deere & Co. y Agco. Adicionalmente, se aplicarán impuestos a una cantidad reducida de camiones y sedanes de gran motor, lo que podría afectar al Cybertruck de Tesla, el vehículo eléctrico de nicho que la compañía de Elon Musk busca comercializar en China.
El gobierno de Xi Jinping respondió rápidamente tras la imposición de aranceles por parte de EE.UU., descartando la posibilidad de un acuerdo de última hora. Sin embargo, el tono de Pekín ha sido moderado, evitando una escalada que pudiera afectar gravemente a su economía.
Los mercados reaccionaron con relativa calma. El índice Hang Seng China Enterprises, que agrupa acciones chinas en Hong Kong, llegó a caer tras el anuncio de los aranceles, pero se recuperó 3 %. El yuan mantuvo su valor estable, mientras que el dólar borró sus ganancias iniciales. Las monedas vinculadas comercialmente con China, como el dólar australiano y neozelandés, también moderaron sus pérdidas.
Expertos consideran que la respuesta china fue calculada. “A primera vista parece una represalia bastante moderada”, señaló Lynn Song, economista jefe para China del ING Bank en Hong Kong, destacando que la energía representa una pequeña fracción de las importaciones chinas desde EE.UU. Dylan Loh, profesor adjunto de política en la Universidad Tecnológica de Nanyang, coincidió en que la estrategia de Pekín busca mostrar acción sin provocar nuevas represalias.
Los aranceles chinos entrarán en vigor el 10 de febrero, lo que deja una ventana para la negociación. Analistas de Bloomberg Economics estiman que, si bien Trump amenazó con elevar los aranceles hasta 60 %, es probable que se mantengan en niveles más bajos.
China parece estar siguiendo de cerca la estrategia de Canadá y México, que lograron aplazamientos en los aranceles de EE.UU. mediante negociaciones. Esto sugiere que Pekín podría buscar un acuerdo antes de que las medidas entren en pleno efecto.
Mientras tanto, la guerra comercial sigue sumando episodios con consecuencias impredecibles. Lo que está en juego no solo son tarifas y sanciones, sino también el equilibrio de poder económico entre las dos mayores potencias del mundo.
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