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La historia de Bimbo se hornea de la mano de uno de los cofundadores: Roberto Servitje, quien murió hoy a los 97 años. Fue el primer empleado formal de la compañía, y durante casi siete décadas, su artífice de la mano de su hermano Lorenzo Servitje.
Nacido en 1928 en Ciudad de México, Roberto fue el complemento de su colega de sangre. Mientras uno veía la empresa como un proyecto, el otro le dio forma y dirección. Era el hombre de los números, de la estrategia.
Su historia se cuenta siempre con 1945, cuando un grupo de empresarios, incluyendo su hermano, fundó una modesta panificadora llamada Bimbo, surgida de la fonética de “Bambi” y “Bingo”.
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Comenzó como supervisor de ventas. Más tarde, impulsó el primer Departamento de Vehículos, que garantizaría una red logística propia y eficiente. En 1954, lo enviaron a Guadalajara para abrir mercado. Luego a León y San Luis Potosí.
Se formó en contaduría, que combinó con estudios en Montreal y Harvard, lo que preparó a Servitje para gerenciar, y sobre todo, anticipar.
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En 1979 fue nombrado director general de Grupo Bimbo, ya cuando la empresa tenía 13 plantas. Al dejar el cargo, en 1997, eran más de 50. Hoy son más de 200 en más de 30 países.
Mantuvo su presidencia del Consejo desde 1994 hasta 2013, justo cuando la empresa se transformó a una multinacional.
En días recientes, la compañía anunció una inversión para remodelar 30 plantas con US$2.000 millones.
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