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Esta semana se conoció que la marca Frisby fue registrada en España. Lo que para algunos en un principio fue motivo de celebración, en horas se convirtió en indignación, pues los dueños de la empresa (la cual es ampliamente reconocida en Colombia) informaron que dicha inscripción no cuenta con su autorización y que, por el contrario, los están suplantando.
La réplica de la marca no deja lugar a dudas. Tanto la tipografía del nombre Frisby como el logo (el cual es un pollo sonriente con gorro de chef, chaleco amarillo y corbatín rojo) fueron calcados.
El problema es que España (y más propiamente la Unión Europea) es una jurisdicción diferente, lo que podría generar grises legales para que terceros hagan este tipo de jugadas, tal y como lo denuncia Frisby.
Lea también: ¿Quién es la dueña de Frisby, la marca que denuncia suplantación en España?
De hecho, la “Frisby española” dijo, mediante un comunicado que, en España son “el titular exclusivo y legalmente registrado de la marca en la Unión Europea, incluyendo sus versiones denominativas y gráficas, conforme a la legislación vigente en materia de propiedad intelectual”.
Lo que dicen es que registraron la marca, con todo y su identidad gráfica, y las autoridades en la Unión Europea no se lo impidieron.
“Esta titularidad nos confiere el pleno derecho de uso y explotación de la marca en territorio europeo, incluyendo la apertura de puntos de venta, la explotación comercial directa y la oferta de franquicias”.
En su página web, la “Frisby española” invita a los interesados a invertir en la apertura de franquicias, aunque ese enlace web, al cierre de esta edición, se encuentra dañado.
“Frisby España continuará con su expansión en territorio europeo. La apertura de nuestro primer punto de venta está prevista para los próximos meses, seguida de un segundo restaurante gestionado directamente por nuestro equipo”, concluyó la marca denunciada de suplantación, que añadió que de momento trabaja en acuerdos con una empresa de repartidores, para que su producto se venda en línea.
El Espectador consultó a Julián Sánchez, abogado experto en propiedad intelectual. Este profesional asegura que, desde la perspectiva marcaria, es válido lo que ha hecho la persona o grupo de personas que registraron Frisby en España, porque el derecho de la marca lo otorga el registro. “Es decir, si quiero que mi marca esté protegida en otro país, es mi deber ir a registrarla”.
Sin embargo, hay argumentos de peso con los que Frisby, la original, podría pelear ante un tribunal internacional para que se elimine el registro de quienes califica como suplantadores.
Explica el abogado Sanchez que dentro de la propiedad intelectual están los derechos de autor. Al haber calcado la tipografía de la palabra “Frisby”, así como los colores corporativos y el logo, hay razones suficientes para demandar.
Otro argumento a favor de la reconocida empresa colombiana, es que si se tiene en cuenta que la cantidad de colombianos en España (y Europa) es considerable, se puede decir que la “Frisby española” se está aprovechando de reputación ajena e incurriendo en competencia desleal.
Esto es grave, pues a la Frisby original, fundada en 1977 en la ciudad de Pereira, le ha costado años, esfuerzos e inversiones construir su reputación e identidad de marca. Por lo que la española se estaría aprovechando de esto para llegar a ese público colombiano que está en España.
También hay que tener en cuenta el protagonismo que tiene el comercio de nostalgia, es decir, productos colombianos -en este caso una marca- que son comercializados a población colombiana en el exterior.
La “Frisby española” dice que considera impropio calificar de uso indebido “una operación plenamente registrada, desarrollada con seriedad y visión a largo plazo. Rechazamos cualquier intento de desinformación que pueda generar confusión en los consumidores”, concluyó.
¿Y si Frisby miente?
También se ha dicho que todo esto podría ser una campaña de expectativa… una jugada publicitaria de Frisby para llamar la atención o anunciar, efectivamente, su llegada a España.
Sobre esto hay que recordar que, la marca ha insistido en que ellos no están detrás de este registro.
Pero en el supuesto de que sea una campaña publicitaria, dice el abogado que podría incurrir en publicidad engañosa, por lo que este caso terminaría en el despacho de la Superintendencia de Industria y Comercio.
Lo cierto es que si bien en este tipo de situaciones se carece de leyes trasnacionales, hay temas que Frisby en Colombia podría usar a su favor para eliminar a quienes hoy califican de suplantadores.
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