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Revlon, gigante de la industria cosmética, se declaró en bancarrota

La crisis de la cadena de suministro global fue el punto de inflexión para una empresa altamente endeudada que ha luchado por aprovechar el auge de las ventas de cosméticos impulsado por influenciadores en las redes sociales.

16 de junio de 2022 - 10:36 p. m.
La compañía es una de las más importantes del campo de la cosmética, está presente en 150 países, emplea a unas 6.000 personas y es propietaria de marcas icónicas como Elizabeth Arden, Mitchum y Cutex.
La compañía es una de las más importantes del campo de la cosmética, está presente en 150 países, emplea a unas 6.000 personas y es propietaria de marcas icónicas como Elizabeth Arden, Mitchum y Cutex.
Foto: Agencia AFP

El gigante de la cosmética Revlon se declaró este jueves en bancarrota, aduciendo “problemas de liquidez” debidos a los impactos globales producidos por la alta inflación, las persistentes trabas en la cadena mundial de suministros y las obligaciones con sus acreedores.

El gigante de los cosméticos, propiedad de MacAndrews & Forbes, del multimillonario Ron Perelman, emitió un comunicado la pasada madrugada en la que anunció que se acoge voluntariamente al capítulo 11 del Tribunal de Bancarrotas del Distrito Sur de Nueva York.

Según la cadena CNBC, la compañía tenía el pasado 31 de marzo una deuda a largo plazo de US$3.310 millones, mientras que su capitalización de mercado era de US$123 millones al cierre de la bolsa de Wall Street ayer miércoles.

En las horas previas a la apertura del mercado bursátil, la compañía paralizó las operaciones sobre sus acciones, que caían un 4,44 % en su última cotización.

La declaración de bancarrota permitirá a Revlon la continuidad de todas sus operaciones mientras trata de “reorganizar su estructura de capital y mejorar sus perspectivas a largo plazo”.

Si la corte de bancarrotas aprueba la declaración, Revlon espera recibir una financiación de 575 millones como deudor en posesión (“DIP”), lo que le va a permitir apoyar sus operaciones corrientes, ya que, según mantiene, todavía goza de “un fuerte apoyo de los acreedores” de la compañía.

La CEO de Revlon, Debra Perelman, subrayó en su comunicado que la compañía se compromete a que su reestructuración sea “lo más fluida posible para nuestros accionistas, trabajadores, clientes y vendedores”.

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La quiebra culmina un período tumultuoso para la empresa, que sufrió durante la pandemia y enfrentó años de caídas de las ventas a medida que cambiaban los gustos de los consumidores y las marcas emergentes le quitaban participación de mercado. Recientemente, la empresa dijo que los problemas de la cadena de suministro y la inflación estaban poniendo a prueba su capacidad para seguir el ritmo de la recuperación de la demanda de los consumidores.

“La demanda de nuestros productos por parte de los consumidores sigue siendo fuerte: a la gente le encantan nuestras marcas y seguimos teniendo una posición saludable en el mercado. Pero nuestra complicada estructura de capital ha limitado nuestra capacidad para sortear los problemas macroeconómicos para satisfacer esta demanda”, dijo la directora ejecutiva de Revlon, Debra Perelman, en un comunicado.

La empresa, de 90 años de antigüedad, empezó vendiendo esmaltes de uñas en plena Gran Depresión, y más tarde agregó a su colección labiales combinados. En 1955, la marca ya era internacional.

El holding de Perelman asumió el control de Revlon en 1985, tras una polémica adquisición que se financió con deuda “basura” obtenida por Michael Milken. MacAndrews & Forbes demandó en un momento a Revlon por la aceptación de la compañía de una oferta más baja de Forstmann Little & Co., lo que dio lugar a una decisión judicial histórica en Delaware sobre los deberes fiduciarios de los miembros del directorio, a veces denominada la “Regla Revlon”.

La carga de la deuda de la empresa resultó gravosa, especialmente después de que vendiera más de US$2.000 millones en préstamos y bonos para financiar su adquisición de Elizabeth Arden en 2016. También es propietaria de marcas como Cutex y Almay, y comercializa en más de 150 países.

En los últimos años, Revlon ha tenido problemas para competir con marcas más nuevas y las que son propiedad de sus rivales L’Oréal y Estée Lauder que han recurrido a videobloggers y personalidades de Instagram para impulsar el crecimiento. La pandemia supuso otro golpe para las ventas.

En el pasado, Revlon ha estado a punto de incumplir el pago de sus deudas, llegando a acuerdos con los acreedores para reestructurar sus obligaciones fuera de los tribunales, y más tarde se vio envuelta en uno de los errores más infames de la industria bancaria cuando Citigroup Inc., con la intención de procesar un pago de rutina de intereses de un préstamo, pagó por error a algunos acreedores de Revlon casi US$900 millones.

La compañía es una de las más importantes del campo de la cosmética -especialmente cosmética del cabello-, está presente en 150 países, emplea a unas 6.000 personas y es propietaria de marcas icónicas como Elizabeth Arden, Mitchum y Cutex.

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