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Antes del 21 de noviembre, la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) debe tomar una decisión, en torno a la propuesta de integración entre Tigo y Movistar.
Este ha sido un caso muy sonado este año, ya que las implicaciones del fallo de la SIC tienen el potencial de impulsar las telecomunicaciones en Colombia o de ponerle un freno a su desarrollo.
Es por lo anterior que, recientemente, el operador WOM le envió una carta abierta al presidente Gustavo Petro para que le preste atención a este proceso.
En la misiva se lee: “Contrario a sus instrucciones de ‘atacar todas las formaciones monopolísticas y carteles en el mundo empresarial colombiano’, esta integración, si se autoriza, creará una estructura duopolística en el mercado de las telecomunicaciones, con dos grandes actores, Claro y Tigo-Movistar, que controlarán más del 90% del mercado”.
La carta hace referencia a unas declaraciones dadas por el mayor mandatario el pasado 16 de octubre, cuando se refirió a las sanciones por más de COP 8.000 millones que le impuso la SIC a la Dimayor y a cinco clubes deportivos por prácticas que se consideraron anticompetitivas.
Para WOM, en línea con esa defensa por la competitividad, es importante que si la integración resulta ser aprobada tenga una serie de condicionamientos estrictos que permitan que los pequeños operadores (como es el caso de esta empresa de telecomunicaciones y de operadores móviles virtuales como SUMA y Móvil Éxito) sobrevivan, crezcan y puedan competir en Colombia.
Si se aprueba la fusión con condicionamientos débiles, señala WOM en su carta, este mercado sufriría consecuencias negativas como un aumento en los precios al consumidor; reducción de la cobertura; incremento de la brecha de conectividad y una profundización de la desigualdad territorial y socioeconómica.
El contexto
Todos los expertos consultados por este medio coinciden en que el problema de fondo es la alta concentración del mercado de telecomunicaciones. De acuerdo con cifras de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC), a marzo de este año Claro agrupaba cerca del 44 % de las líneas de telefonía móvil y el 61 % de los accesos a internet móvil.
La brecha frente a sus competidores es amplia: Movistar registra participaciones del 22 % y 11 %, respectivamente; Tigo del 18 % y 16 %; mientras que WOM alcanza apenas un 8 % en telefonía y un 4 % en internet móvil. Esto pese a que Claro fue declarado como operador dominante hace varios años.
Si Tigo y Movistar logran el aval para su integración, cerca del 90 % del mercado colombiano quedaría en manos de solo dos operadores. Del porcentaje restante, WOM concentraría alrededor del 8 %, mientras que el 2 % estaría repartido entre los operadores móviles virtuales (OMVs), categoría en la que figuran marcas como Virgin, Éxito y Suma.
La integración podría ser positiva
El Espectador consultó a fuentes cercanas a la integración entre Tigo y Movistar, quienes explicaron que la presencia de un competidor capaz de igualar a Claro en escala, eficiencia y capacidad de inversión sería positiva para el mercado, ya que permitiría corregir la marcada asimetría actual al generar un contrapeso con la entrada de este nuevo operador integrado.
“Un operador consolidado es más fuerte porque une la infraestructura de dos empresas. Esto le permite alcanzar economías de escala, es decir, reducir sus costos al eliminar redundancias y optimizar el uso de recursos tan valiosos como el espectro”, detalla uno de estos expertos.
De cara a los operadores más pequeños, también consideran que la integración es beneficiosa, pues facilita la entrada y sostenibilidad de nuevos jugadores al garantizar condiciones más equitativas en términos de cobertura, calidad y tarifas, que es lo que se espera de un mercado menos distorsionado.
“La experiencia internacional lo demuestra. En Brasil, tras la venta de los activos móviles de Oi, que redujo la cantidad de operadores en el mercado, los usuarios que migraron a las redes de otros operadores experimentaron mejoras sustanciales y medibles”, añade la fuente consultada, al precisar que para la empresa el problema fundamental en el mercado colombiano no es que en el futuro se configure un duopolio, sino que en la práctica hay un operador que opera como un monopolio de facto. De allí que la integración no crea un problema de concentración (porque este ya existe) sino que, de hecho, puede ser una solución.
“Lejos de ser nociva, esta nueva dinámica competitiva es la que abre espacio para los demás actores. La abrumadora dominancia actual, con un operador que concentra el 61,5 % de los ingresos, asfixia a todos los demás. La integración creará un competidor que, por su escala, obligará al líder a competir, lo que generará un entorno menos distorsionado y con mayores oportunidades para actores ágiles como WOM y los OMV”, concluye.
La integración podría ser negativa
Voces más temerosas del proceso, como la de WOM, advierten que una desatinada decisión de la SIC podría terminar agravando el problema de la alta concentración que enfrenta el mercado de las telecomunicaciones en Colombia.
Su argumentación se basa en que menos operadores se traduciría en menos competencia, es decir, menos estímulos para que los precios de los planes se mantengan bajos, así como menos razones para invertir en el mejoramiento de la calidad del servicio.
“El MinTic y la CRC han expresado grandes preocupaciones por una posible conformación de un duopolio y los efectos que tendría esto en el usuario y en el mercado. Si hay solo dos empresas en cualquier rubro de la economía, se limita aún más la competencia, el incentivo a invertir, se pierden puestos de trabajo, se frena la innovación y hay mayores riesgos de actuaciones coordinadas, tal cual lo han manifestado las autoridades como la CRC y el MinTIC. Los retos del sector son de carácter estructural y la situación actual del mercado demuestra que, lamentablemente, no se han corregido. Peor aún, a mayor concentración del mercado, más difícil será sostener la operación y lograr rentabilidad, tanto para WOM como para cualquier operador de menor escala”, comenta WOM.
El Espectador también consultó a Claro, pero este prefirió no pronunciarse.
La clave está en las condiciones
El papel de la SIC va más allá de aprobar o rechazar la integración entre los dos operadores. La entidad no solo puede autorizar la fusión, sino que también se espera que lo haga imponiendo condiciones específicas para equilibrar el mercado (reglas de juego que le garanticen a todos los operadores seguir compitiendo en el mercado colombiano, pero sobre todo, que velen por el beneficio del usuario).
En la formulación de esas condiciones no solo ha trabajado el equipo técnico de la SIC, sino que también han llegado propuestas de los operadores, el Ministerio de las TIC y la CRC.
En diálogo con El Espectador, la directora ejecutiva de la CRC, Claudia Bustamante, precisó que ya se han hecho tres intervenciones en esta materia, la última fue emitida a mediados de este mes. Se sugiere hacer una revisión especial a los temas que tienen que ver con los servicios móviles, el internet residencial y los servicios mayoristas de acceso.
Para el regulador, es importante que en esos condicionamientos no se impongan medidas de capacidad o roaming a precio cero; tampoco restricciones al empaquetamiento de servicios fijo y móvil; sugieren revisar las condiciones de los contratos que hoy tienen los OMVs, para que tras la fusión queden claras y puedan seguir operando. También coinciden con la propuesta de que se prohíban las campañas dirigidas a captar usuarios de otros operadores, sino que la competencia sea libre con calidad de servicio y precios.
Entre los condicionamientos que se han mencionado en los últimos meses está la posibilidad de que empresas como WOM puedan alquilar las redes de otros operadores en zonas donde aún no tengan cobertura, mientras despliegan su propia infraestructura. Otro punto clave sería que, durante el proceso de integración, se informe de manera clara a los usuarios que conservan el derecho de portarse a otro operador si así lo deciden.
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