“En Colombia los cultivos pasan hambre”: Procultivos de la Andi

María Helena Latorre, directora de la Cámara Procultivos de la Andi, afirma que el gremio trabaja en capacitaciones para el uso responsable de agroquímicos y promueve la apicultura. El gran flagelo: el mercado ilegal.

María Alejandra Medina C. / @alejandra_mdn
05 de octubre de 2018 - 03:00 a. m.
Según la Cámara Procultivos de la Andi, la productividad de un cultivo como el aguacate puede aumentar hasta 120 % con polinización.  / Gustavo Torrijos - El Espectador
Según la Cámara Procultivos de la Andi, la productividad de un cultivo como el aguacate puede aumentar hasta 120 % con polinización. / Gustavo Torrijos - El Espectador

María Helena Latorre es la directora de la Cámara Procultivos de la Andi, que agremia a los productores de plaguicidas y fertilizantes para la agricultura. Junto con otras cámaras, como la de alimentos o Induarroz, participa del comité agroindustrial en esa asociación de empresarios. En diálogo con este diario, contó cómo trabajan por el uso responsable de estas sustancias, pero también por actividades como la apicultura. Sus grandes flagelos: el mercado ilegal, el contrabando, las falsificaciones y los productos sin registro.

Sobre el mercado de orgánicos, cree que es un nicho "respetable", pero considera que, al igual que los "alimentos tradicionales", los orgánicos deben someterse a evaluaciones que garanticen su inocuidad para el consumo, en vista de que esos cultivos no están exentos de sufrir de plagas y es importante saber con qué se tratan. Está convencida de que la agricultura a mayor escala no sólo se necesita para producir los alimentos que cada vez más demandarán los humanos, sino que es una actividad que, por su extensión, requiere de fertilizantes y plaguicidas para su nutrición y proteccción. 

En esta industria, ¿qué proporción es nacional o de la producción cuánto es de origen nacional?

El mercado de protección y nutrición suma más o menos US$1.100 millones en Colombia y, de eso, 80 % sale de plantas de producción en el país, con productos formulados para que se apliquen a la agricultura colombiana, de acuerdo con las realidades colombianas. Es un beneficio tener plantas pensando en las plagas, enfermedades y malezas de Colombia porque somos una agricultura tropical y tenemos que saber que somos diferentes a otras latitudes. También exportamos: plaguicidas a 50 países, desde el año 90, y fertilizantes a 11 países más o menos. Entre los dos suman US$580 millones en exportación.

¿Cuáles son los principales problemas que han detectado en el uso de estos agroquímicos?

Uno de los cuellos de botella de Colombia es la productividad tan bajita. Un cultivo como el arroz hoy saca cada año 4 o 5 toneladas por hectárea, y los competidores sacan 15 toneladas. En Cacao: 450 kilos por hectárea al año, y los competidores, tres toneladas. En todos los cultivos tenemos oportunidad de mejorar productividades, y eso se hace con tecnologías. En nuestro caso, con protección. Un cultivo sano, que no tiene afectación de plagas ni enfermedades, producirá muy bien, pero con manejo racional. Por eso tenemos un programa que se llama Cuidagro, con una metodología especial para adultos. Trabajamos con el agricultor y concientizamos, a ellos y nosotros, de que hay que mejorar esas prácticas, por el bolsillo, el ambiente y la salud. Esos agricultores son visitados seis meses después y han cambiado sus prácticas. En nutrición, lo dice el Instituto Internacional de Nutrición, en Colombia hacemos aguantar hambre a los cultivos. Uno va a una finca y el arbolito, si acaso amarillo, está botando algo de fruto, y pregunta hace cuánto se fertilizó y pueden ser unos seis meses. Trabajamos con Mentes Fértiles en mejorar la nutrición de los cultivos, y hemos podido comprobar en campo que solo con el cambio de dieta, en uno o dos meses empiezan a producir más. Es como uno: si uno se alimenta más, produce más, hace ejercicio, va al trabajo feliz, está bien con la familia. Con hambre, muerde de la rabia y se enferma. El otro tema es la polinización. Las abejas también aportan a mejorar las productividades, pero lo desconocemos o no lo valoramos. Necesitamos que se descubra la bondad de tener la alianza a través de buenas prácticas agrícolas y apícolas. Contamos con una jornada de siete horas para que descubran (agricultores y apicultores) a través de andragogía (pedagogía para adultos) y resulten siendo socios y aliados.

¿Qué beneficios trae la apicultura a la agricultura y qué expectativa hay sobre el proyecto de ley que cursa al respecto?

Son beneficios enormes. No solo lo decimos nosotros, sino Agrosavia, antes Corpoica, y algunas universidades. Por ejemplo, en aguacate, la productividad aumenta entre 100 y 120 %; mango, 30 %; melón, 70 %; fresa, 50 a 60 %. Todos los cultivos tienen una mejora en la productividad, pero también el fruto cambia en calidad, sabor, aroma, cuando ha sido impactado por la polinización. Necesitamos que se desarrolle como negocio promisorio, porque lo es, y que la apicultura y la agricultura se unan, porque necesitamos la producción de alimentos. Necesitamos que el proyecto de ley salga adelante solo si mantiene ese espíritu de que apicultura y agricultura se unan, y fomentar la apicultura: formar técnicos especializados, profesionales, líneas de créditos, seguros. Todo lo que se necesita cuando se impulsa un negocio desde cero.

¿Cómo abordan el asunto reputacional alrededor de este sector?

Hemos sido claros en que un producto de estos debe estar muy bien regulado. Es sobrerregulado y así debe ser. Ha habido gobiernos que han intentado, por el tema de bajar costos, bajar la evaluación de productos, y esos costos no se pueden ahorrar. Si se baja ese costo a riesgo de no pasar un examen ambiental o de salud, se está poniendo en riesgo a la humanidad. Hoy, una empresa que saque un producto legalmente debe someterse a ir al Ministerio de Salud y demostrar los efectos de la sustancia a corto, mediano y largo plazo. Son estudios que pueden durar 10 años. A la ANLA hay que entregar información para demostrar lo que hace la sustancia equis en el ambiente, es decir, suelo, aire y agua. A corto, mediano y largo plazo. Y al ICA hay que demostrarle que el producto va a matar, por ejemplo, el gusano blanco de la papa. Tiene que ir a hacer experimentaciones para demostrar que lo hará. Si pasa, le dan el registro legal para vender el producto en Colombia. El problema es que no podemos ser tan pasivos ante el mercado ilegal. El contrabando que entra por Venezuela y Ecuador es terrible, es un flagelo que nos está matando. Asimismo, los productos sin registro o las falsificaciones de productos. Lo estamos trabajando con el Gobierno actual. A los empresarios les digo que si no se combate la problemática esto salpicará su reputación, porque qué bien por las evaluaciones y la sobrerregulación que deben atender, pero tienen competidores que están creciendo y toca hacer una campaña. Hay que enseñar al agricultor, por ejemplo, a sospechar de un producto muy barato. ¡Hemos encontrado incluso etiquetas en chino!

¿Qué trabajo hacen con los almacenes, tan importantes en esta cadena?

Aquí sí que se debe implementar la responsabilidad compartida. Todos los actores podríamos trabajar armónicamente para evitar esas irregularidades. Los almacenes sí que deben ser foco principal, no vendiendo productos de contrabando y evitando que el agricultor quede engañado. El ICA regula los almacenes y en Cuidagro tenemos un curso virtual 100 %. Por resolución, es necesario que se capaciten en el uso adecuado de los productos, pero a los cursos (presenciales) muchos no iban, y la explicación era que no iban a bajar la reja de su negocio para irse a un curso, quién alimenta a su familia. Entonces nos fuimos por el curso virtual. Los indicadores de permanencia en los cursos virtuales están entre el 35 y 40 %, que terminan los cursos virtuales. Aquí es el 85 %. Dura cuatro horas seguidas, pero se puede hacer cuando se pueda, dos minutos un día, 10 minutos el otro, por ejemplo. Tiene exámenes, pruebas, y cuando termina los módulos, el mismo sistema entrega certificado. Es gratuito.

¿Cuál es el concepto o la posición de la cámara alrededor del uso del glifosato, teniendo en cuenta, además, precedentes recientes como la sentencia judicial en Estados Unidos al respecto?

Siempre hemos referido a la necesidad de la evaluación previa de todos los glifosatos que están en el mercado. Hay más de 100 glifosatos, en diferentes formulaciones, para diferentes blancos y cultivos. Es un herbicida para acabar la maleza que compite con el cultivo principal. En el país, las empresas, no solo en la cámara, lo tienen registrado desde los años 70. Ya ni siquiera es bajo patente sino un genérico, y por eso hay tantos jugadores. Desde que se hagan las evaluaciones todos los glifosatos que lleguen tendrán la garantía de que si se usan según recomendación no habrá problema, como cualquier otro producto. Sobre el principio de precaución: un cuchillo también es peligroso, el café es peligroso, la actividad de peluquería es peligrosa. La diferencia está en las dosis y la exposición. Los peluqueros saben coger su cuchilla. Asimismo pasa con los agroquímicos: si han sido evaluados y dice en la etiqueta que se debe aplicar tantas veces, eso es lo que hay que hacer.

María Helena Latorre, directora de la Cámara Procultivos de la Andi. / Cortesía

Por María Alejandra Medina C. / @alejandra_mdn

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