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Son dos las variedades de café que protagonizan el consumo mundial: la arábica y la robusta. La primera es reconocida por su calidad y dar unas tazas con mejor aroma y un sabor balanceado; mientras que la segunda es de calidad inferior, con notas más amargas.
Colombia es reconocido mundialmente por ser el mayor productor de café suave arábico lavado del mundo. Sin embargo, ese no es el café que consume el grueso de la población, pues el mercado comercial del país es dominado por mezclas importadas “que seguramente tienen un alto contenido de robusta para competir por un bajo precio” y vienen del exterior, según Luis Fernando Samper, consultor internacional en temas cafeteros.
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Las diferentes marcas comerciales de café de bajo costo, que seguro consume usted o su familia, no tienen etiquetas claras que le permitan al usuario conocer qué clase de variedad está consumiendo. Aunque la mayoría sí dice que contiene “café 100 % colombiano” o “tostado y molido en Colombia”, pero no se identifica el origen real del producto.
Otros productos del mercado que son más costosos, como los asociados a la Federación Nacional de Cafeteros (FNC), sí dicen que contiene 100 % café arábico. Incluso precisan las notas de aroma y sabor o la altitud en la que fue cultivado el café.
☕ Entonces, ¿qué se toman los colombianos?
Sí, es paradójico que esa tradición de arábigo de alta calidad no sea lo que se consume en el día a día, pues la mayor parte de ese producto se exporta. En 2022 los sacos que llegaron al exterior (11,408 millones) superaron los producidos (11,084 millones) y en 2021 se exportó el 98,9 % de lo que se produjo, de acuerdo con los datos de la FNC.
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Lo que no se exporta no alcanza a suplir el consumo interno, que es de 2,8 kg per cápita por año, según la FNC. Por ello, lo que se consume en el país son pasillas (granos que presentan defectos) de estos cafés o mezcladas con robustas, sostiene Erminsu Iván David Pabón, director Instituto Mayor Campesino (IMCA).
Desde el Gobierno sostienen que es “inaudito” que un país cafetero importe café y de esas características cuando podríamos producirlo para reemplazar el envío de otros países, de acuerdo con el ministro de Hacienda, Ricardo Bonilla. Con ello se revivió el debate sobre la producción de robusta en Colombia.
Los países desde los que más se importó este tipo de café en 2022 fueron: Brasil, Vietnam y Perú.
Pabón también afirma que “el colombiano de común no ha aprendido a consumir buen café o al menos taza limpia o almendra sana, es un consumidor poco exigente que toma cualquier cosa por café”. Aunque reconoce que está creciendo un mercado de productos especiales.
Con esto coincide Samper, pues considera que hay un dinámico y visible segmento de cafés arábicos de alta diferenciación, pero que el volumen aún no es tan significativo en el contexto del mercado nacional.
Un ejemplo de estos productos son los que tuestan y comercializan los mismos cafeteros, bajo su marca propia. A diferencia de los comerciales, sí especifican que son arábicos y dan más información sobre el cultivo:
- El municipio y departamento.
- La altitud sobre el nivel del mar.
- La intensidad del tostado (baja, media o alta).
- Las notas que contiene (sabores cítricos, a chocolate, frutales y demás).
- A veces hasta dan el nombre de la finca y del productor.
El consumo de café en el país ha aumentado, pues la incidencia del consumo pasó del 86 % en 2015 a 96 % en 2021, casi toca el techo poblacional. Aunque falta mayor conocimiento sobre el producto y el que se hace localmente (por el que Colombia se destaca en el mundo) todavía tiene un amplio terreno en el que puede crecer.
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