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¿Recibe transferencia?, es la pregunta que muchos consumidores se hacen al ingresar a un establecimiento comercial. Por las practicidades que ofrece el dinero digital, ya sea en tarjetas de crédito o débito, o mediante monederos digitales como Nequi y Daviplata, el interés por el efectivo continúa perdiendo protagonismo.
Aun así, según el más reciente reporte de Nuek, compañía tecnológica especializada en infraestructura de pagos, el efectivo sigue siendo el medio de pago más utilizado en Colombia, con una participación que supera el 60 %.
El análisis precisa que el país muestra señales claras de transición hacia ecosistemas de pago más digitales, por lo que es muy probable que estos terminen destronando a los billetes y las monedas.
El problema es que en este proceso de transición millones personas, no solo en Colombia sino también en otras naciones de Europa y América Latina, siguen sin poder elegir cómo pagar (no siempre se cuenta con efectivo o una terminal de pagos -datáfono).
“Las transferencias inmediatas se consolidan como una de las opciones más habituales entre la población bancarizada, tanto en compras presenciales como online. Adicionalmente, más del 70% de los usuarios con dispositivos inteligentes en el país declara interés en extender el uso de tecnologías sin contacto a acciones como confirmar operaciones, enviar dinero o vincular tarjetas, lo que evidencia una apertura creciente hacia experiencias de pago más intuitivas y móviles”, señala el estudio.
Este análisis se elaboró junto con Analistas Financieros Internacionales (AFI) y empleó en cuestas a más de 5.200 personas en Colombia, Argentina, Brasil, Chile, Ecuador, México, Perú, República Dominicana, Uruguay, España, Italia, Portugal y Reino Unido.
“Cuando el 66% de los usuarios no puede pagar como quiere, el problema no es de tecnología. Es de diseño. En Nuek creemos que la verdadera innovación en pagos no consiste en ofrecer más opciones, sino en ofrecer una experiencia que simplemente funcione, sin pensar, sin adaptarse, sin frenar”, afirma Javier Rey, director ejecutivo de Nuek.
En países como Ecuador el efectivo sigue siendo, por mucho, el actor dominante ante la carencia de alternativas tecnológicas reales.
Las transferencias inmediatas también están ganando fuerza, en parte gracias a su consolidación en mercados como PIX (Brasil), MBWay (Portugal) o Bizum (España). En Argentina, Colombia y Perú, las transferencias inmediatas comienzan a consolidarse como opción habitual.
“El pago sin contacto, por su parte, se consolida como norma. Más del 60% de los usuarios con dispositivos inteligentes lo utiliza habitualmente. Pero el fenómeno va más allá: el 70% de los usuarios en países como México o Perú desea extender este modelo a otras acciones, como confirmar una operación, enviar dinero o vincular una nueva tarjeta con un solo toque”, explica el reporte.
En este escenario, la biometría se ha consolidado como el estándar de autenticación. El 63% de los usuarios con dispositivos inteligentes utiliza actualmente su huella o rostro para autorizar pagos. En América Latina, esta preferencia se asocia con la sensación de mayor seguridad. En Europa, pesa más la rapidez y comodidad del gesto.
“Este cambio se produce en paralelo al avance de tecnologías como la tokenización, que reemplaza los datos reales de la tarjeta por un código único —el token— que se transmite durante la transacción. Según el informe, una de cada tres transacciones de e-commerce en España ya está tokenizada, lo que ha permitido reducir el fraude hasta en un 60% e incrementar la tasa de autorización en un 5%. La seguridad deja de ser un obstáculo y se convierte en facilitador de experiencia”, explica el estudio, como ventaja de la seguridad que reviste a este tipo de operaciones.
Además se señala que el 70 % de los usuarios latinoamericanos, así como el 60 % de los europeos estarían dispuestos a utilizar una sola credencial para pagar, identificarse y realizar operaciones financieras o de acceso a servicios. Este cambio de paradigma anticipa una convergencia entre los mundos de la identidad, la autenticación y la transacción.
Según Nuek, estos son los cinco desafíos que siguen sin resolverse:
Primero, el acceso sigue siendo desigual: tener medios de pago digitales no garantiza poder usarlos en todos los contextos.
Segundo, la seguridad aún se percibe como fricción: aunque tecnologías como la biometría y la tokenización ya mejoran la experiencia, muchos usuarios siguen enfrentando procesos lentos o poco intuitivos al pagar.
Tercero, falta integración: los sistemas de pagos no siempre funcionan igual entre países, bancos o plataformas, lo que obliga al usuario a adaptarse.
Cuarto, pagar es cada vez más una forma de identificarse, y eso requiere reglas claras y tecnología confiable.
Y quinto, la experiencia aún no es invisible: el objetivo ya no es solo pagar sin contacto, sino sin obstáculos, sin interrupciones, sin esfuerzo.
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