Gobierno venezolano descarta desmontar control en precios
Los controles han sido cuestionados por empresarios y opositores del Gobierno.
EFE
El canciller venezolano, Elías Jaua, descartó la posibilidad de desmontar el control de precios que el Gobierno mantiene sobre determinados productos y que comenzó en 2011, al tiempo que reconoció que se han cometido "errores" en la administración de los mismos.
"Que hemos cometido errores en la administración del control de precios, pues sí, hay que reconocerlo, pero no se trata de desmontar el control de precios, se trata de hacerlo eficiente", dijo el ministro venezolano durante el I Taller para el Diseño del Sistema de Formación Socialista del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
El también vicepresidente político de Venezuela aseguró que el control de precios "es una protección al derecho del pueblo a acceder a los bienes y servicios" al que el Estado no puede renunciar pero que "tiene que ser correctamente administrada", añadió.
El Gobierno comenzó en 2011 a controlar el precio de determinados bienes y servicios, entre ellos, alimentos o productos de higiene personal, decisión tomada por el Ejecutivo para establecer el costo y los márgenes de ganancias máximos permitidos, reducir la especulación y los altos niveles de inflación.
Los controles han sido cuestionados por empresarios y opositores del Gobierno que atribuyen a este tipo de medidas la crisis de desabastecimiento y escasez en Venezuela.
Jaua se refirió también a la necesidad del Estado de ser uno de los propietarios de los medios de producción para "poder concretar" el proyecto socialista en un sociedad donde la propiedad privada tiene espacio siempre que, dijo, "se subordine a los intereses de la sociedad".
"No puede haber socialismo si no hay una apropiación de los medios de producción social (...) dentro de lo cual el Estado es uno de los propietarios en nombre de la sociedad", argumentó.
Junto a los problemas de escasez, Venezuela arrastra una ralentización de su actividad económica no cuantificada oficialmente en lo que va de año, con altos índices de inflación, que en mayo -cuando se difundió la última cifra por el Banco Central de Venezuela (BCV)- superaba el 60 % interanual.
El canciller venezolano, Elías Jaua, descartó la posibilidad de desmontar el control de precios que el Gobierno mantiene sobre determinados productos y que comenzó en 2011, al tiempo que reconoció que se han cometido "errores" en la administración de los mismos.
"Que hemos cometido errores en la administración del control de precios, pues sí, hay que reconocerlo, pero no se trata de desmontar el control de precios, se trata de hacerlo eficiente", dijo el ministro venezolano durante el I Taller para el Diseño del Sistema de Formación Socialista del gobernante Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
El también vicepresidente político de Venezuela aseguró que el control de precios "es una protección al derecho del pueblo a acceder a los bienes y servicios" al que el Estado no puede renunciar pero que "tiene que ser correctamente administrada", añadió.
El Gobierno comenzó en 2011 a controlar el precio de determinados bienes y servicios, entre ellos, alimentos o productos de higiene personal, decisión tomada por el Ejecutivo para establecer el costo y los márgenes de ganancias máximos permitidos, reducir la especulación y los altos niveles de inflación.
Los controles han sido cuestionados por empresarios y opositores del Gobierno que atribuyen a este tipo de medidas la crisis de desabastecimiento y escasez en Venezuela.
Jaua se refirió también a la necesidad del Estado de ser uno de los propietarios de los medios de producción para "poder concretar" el proyecto socialista en un sociedad donde la propiedad privada tiene espacio siempre que, dijo, "se subordine a los intereses de la sociedad".
"No puede haber socialismo si no hay una apropiación de los medios de producción social (...) dentro de lo cual el Estado es uno de los propietarios en nombre de la sociedad", argumentó.
Junto a los problemas de escasez, Venezuela arrastra una ralentización de su actividad económica no cuantificada oficialmente en lo que va de año, con altos índices de inflación, que en mayo -cuando se difundió la última cifra por el Banco Central de Venezuela (BCV)- superaba el 60 % interanual.