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Goldman Sachs, el nuevo mejor amigo de Venezuela

El país vecino vendería la deuda que tiene de República Dominicana y Jamaica para ordenar su situación económica.

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John Paul Rathbone y Andrés Schipani /Financial Times
07 de diciembre de 2014 - 02:00 a. m.
Deudas por US$3.500 millones anuales han contraído países del Caribe con Venezuela.  / Bloomberg
Deudas por US$3.500 millones anuales han contraído países del Caribe con Venezuela. / Bloomberg
Foto: Bloomberg - Meridith Kohut
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La Venezuela socialista jamás vendería a sus amigos a Wall Street, ¿cierto? Pero parece que eso es exactamente lo que Caracas quiere hacer. Presionada por el colapso de los precios del petróleo, sacudida por temores de un cese de pagos, enfrentada a las tensiones sociales, a medida que las importaciones colapsan a causa de la falta de cambio extranjero, y aparentemente incapaz de ordenar su situación económica, el país intenta desesperadamente reunir el muy necesitado efectivo. La solución más reciente ha sido vender a Goldman Sachs las deudas que tiene de República Dominicana y de Jamaica. ¿Acaso el chavismo se volvió un vampiro financiero?

La idea ha circulado durante algún tiempo en la comunidad de la banca de inversión. Sin embargo, ahora han sido publicados los detalles en la prensa, como ha informado El Nuevo Herald y Petroleum Argos. En esencia, el negocio involucra el titular de las deudas que los países han contraído con Venezuela a través del programa de petróleo subsidiado, Petrocaribe, de US$3.500 millones al año.

En este caso, supuestamente quiere decir la venta a Goldman Sachs, por US$1.750 millones, de los US$4.000 millones que le debe República Dominicana. El país insular entonces tendría que emitir bonos nuevos, y con lo que reciba de ellos le pagaría la deuda a Goldman. El banco de inversión de Estados Unidos supuestamente también está en medio de conversaciones para hacer lo mismo con la deuda que Jamaica tiene con Petrocaribe. Junto con Nicaragua, estos dos países representan US$10.000 millones de los US$14.500 millones que se le deben a Venezuela, bajo el programa para 13 países que, en el pasado, le ha valido a Venezuela un importante apoyo en foros como las Naciones Unidas y la Organización de Estados Americanos. Parece que esto no se mantendrá por mucho tiempo.

Tres consecuencias se desprenden de esta maniobra, que quizá fue diseñada por el asesor financiero de Venezuela, Lazard, un banco de inversión con experiencia en la reconfiguración de la deuda soberana.

Primero, Venezuela recibe efectivo, aunque no mucho en comparación con sus necesidades. Para el Bank of America el colapso del precio del petróleo quiere decir que el país necesita US$25.000 millones de financiamiento fresco externo al año para mantener las importaciones, incluso a los niveles actuales, que están deprimidos.
No obstante, si tomamos el negocio de República Dominicana como ejemplo, el que Venezuela titule toda la deuda de Petrocaribe generaría ingresos de tan sólo US$6.000 millones. El acabar con el programa, incluyendo los beneficios para un socio tan estratégico como Cuba, generaría un ingreso adicional equivalente a US$3.600 millones al año.

Esto no es suficiente. Por lo tanto, serán necesarias más medidas. Este es el motivo del viaje que Rodolfo Marco Torres, el ministro de finanzas, está realizando a Beijing, para intentar reunir más fondos, aunque el Bank of America es “escéptico de que será exitoso este plan para reunir acreedores internacionales, incluyendo a China”. Los mercados ya tienen su propio punto de vista: los márgenes financieros sobre la deuda de Venezuela son ahora comparables a los de Rusia, justo antes de su catastrófico cese de pagos en 1998.

Segundo, Goldman Sachs recibe un bono de US$1.700 millones con un cupón reportado de 11%: una buena ganancia. Por su parte, República Dominicana y Jamaica ya están presionadas por fuertes deudas.

Y tercero, el fin efectivo de Petrocaribe por parte de Venezuela le da la posibilidad a EE.UU. de ofrecer alternativas de ayuda. Es una oportunidad para lograr un realineamiento estratégico en el Caribe, porque no todo el programa venezolano estaba basado en la ideología. Hubo parte de él, como en el caso de Haití, que reflejaba una necesidad genuina. ¿Aprovechará Washington esta situación?

Por John Paul Rathbone y Andrés Schipani /Financial Times

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