Guachené es más que fútbol

El proyecto de inclusión social de Pavco, que capacita y emplea a víctimas de la violencia y madres cabeza de hogar en Cauca, recibió el Sello Empresa INcluyente, de la Fundación ANDI. Juan Valdez, Gases de Occidente, Nacional de Chocolates y Corona también fueron exaltados por sus buenas prácticas de producción y el empleo inclusivo.

Valeria Cortés Bernal / @cortesbernal_v
25 de septiembre de 2018 - 09:56 p. m.
El 40 % de las empleadas en la planta de confección son madres cabeza de hogar. / Óscar Pérez
El 40 % de las empleadas en la planta de confección son madres cabeza de hogar. / Óscar Pérez

El municipio de Guachené, en el norte del Cauca, ha sido una zona renombrada durante los últimos años por ser la cuna de futbolistas de alto nivel. Es la tierra de Yerry Mina, jugador del Everton de Inglaterra. “Aquí el fútbol es sagrado”, afirma Rodrigo Abonía, tecnólogo químico nacido y criado en Guachené. Aunque muchos niños de la región anhelan ser como el espigado defensa de la selección de Colombia, los sueños de sus padres eran diferentes. Querían trabajar en alguna empresa del Parque Industrial y Comercial del Cauca.

Ese fue el caso de Berenice Aponzá. Su padre era campesino y su madre bateaba en el río Palo para recoger oro. Ambos le decían que debía dedicarse a una labor más estable que la del campo. “Veía eso en televisión y decía: ¿cuándo será que voy a trabajar en una oficina?”, recuerda hoy a sus 42 años.

Edufamir Aponzá también es hijo de agricultores. Solía cosechar plátano con su padre hace 20 años, pues era una de las pocas alternativas de trabajo en la región. Aun hoy el principal renglón de la economía en Guachené es la agroindustria de caña de azúcar. Aproximadamente, 8.000 hectáreas de tierra están sembradas de caña y su producción total representa el 57 % de las actividades económicas del municipio.

La industria es el segundo renglón de la economía de la región y fue un sector que se disparó durante los años 90, pues se construyeron varias fábricas en el marco de la Ley Páez, que les daba exenciones tributarias a los empresarios que se ubicaran en el Cauca con el fin de reactivar la economía tras la avalancha del río Páez, en 1994. Una de estas compañías fue Pavco de Occidente.

Berenice y Edufamir ingresaron a Pavco en el año 2000 para probar suerte cuando solo eran bachilleres. Berenice pasó de ser recepcionista a asistente de servicio al cliente a nivel nacional, mientras que Edufamir se formó como tecnólogo industrial y hoy tiene a sus dos hijos estudiando en la universidad.

Ambos guachenenses forman parte del programa de inclusión social de Pavco. “El impacto ha sido muy grande para nuestra comunidad, porque ahora no solo pensamos en cultivar, sino en estudiar para trabajar en el parque industrial”, afirma el técnico.

Pavco es una marca del grupo Mexichem, que fabrica tanques de polietileno, tubos y accesorios de PVC. En Colombia cuenta con plantas en Barranquilla, Bogotá y Guachené, y esta última ha recibido reconocimientos de la Fundación Colombia, la Fundación ANDI, entre otras, por las oportunidades laborales que ha brindado a la gente de Puerto Tejada, Villarrica y Caloto.

Gracias a este proyecto, alrededor de 400 personas del norte del Cauca tienen la oportunidad de formarse académicamente y crecer dentro de una empresa. Fue por eso que el día de ayer la Fundación ANDI, en alianza con Usaid y Acdi-Voca, le otorgó el Sello Empresa INcluyente junto con otras compañías como Gases de Occidente, Juan Valdez, Corona y la Compañía Nacional de Chocolates.

El proyecto incluyente de Pavco está basado en alianzas con entidades como el DPS, gobernaciones y alcaldías que les permiten formar a sus empleados en diferentes áreas de la planta, financiar su educación si así lo desean, proveerles transporte hasta sus hogares y aportar con subsidios para la educación de sus hijos. Según la empresa, no solo han contribuido al desarrollo económico local, sino también a mejorar la calidad de vida de la gente con proyectos de infraestructura como escuelas y acueductos.

“Vivo muy agradecida de trabajar aquí, porque esta es una de las empresas que más se ha enfocado en darle oportunidades a la gente de la región. Ahora siento que estoy para cosas más grandes”, resalta Berenice.

La “planta de las mujeres”

Gisela Possu se dedicó a criar a sus dos hijas y a ser ama de casa durante la mayor parte de su vida. Nunca había tenido un trabajo hasta hace 3 años, cuando ingresó a Pavco. “Me siento independiente. Fue una experiencia que no pensé poder vivir a mi edad”, cuenta a sus 42 años. Possu forma parte de “la planta de las mujeres”, un área que desde 2013 emplea a madres cabezas de familia en un salón de confección de sacos industriales o Big Bags.

Yurani Martínez tiene 28 años y desde hace 5 trabaja en el salón de confección, aunque en el futuro quisiera trabajar en el área de recursos humanos de la empresa. “Me veo toda una trabajadora social o una psicóloga. Quiero estudiar y que mi hijo lo vea”, afirma.

Hacer empresa en una zona roja

Aunque la comunidad afirma que la vida en la región es relativamente tranquila, no siempre fue así. En sus comienzos, la zona industrial tenía una base militar a pocos kilómetros de distancia para protegerse del fuego cruzado. Todavía recuerdan una incursión paramilitar en Guachené, en la que falleció un trabajador de la empresa hace 15 años.

“No somos ajenos a que a pocos kilómetros de nosotros tenemos problemas de narcotráfico y de delincuencia común”, asegura John Jairo Pepicano, gerente de planta. “La estrategia no es poner aquí una base militar, es ayudar a la comunidad y hacer que nos reconozcan como gestores de apoyo”.

Actualmente, el pandillaje juvenil es el mayor problema de orden público, por lo menos en Puerto Tejada. “Las fronteras invisibles han hecho que muchas personas inocentes pierdan la vida o terminen en sillas de ruedas o locos”, cuenta Diego Camilo, facilitador de producción y mantenimiento que vive en Puerto Tejada. “Una persona que puede entrar a estas empresas, es una menos que va a estar con las pandillas”, concluye.

La industria, sin duda, hace un aporte a la seguridad y bienestar de la zona. También se ha convertido en una fuente significativa de empleo, con claras ventajas sobre la actividad agrícola, según la percepción de la comunidad. Sin embargo, eso a su vez puede abrir interrogantes sobre los retos que persisten para hacer del trabajo en el campo una opción igualmente atractiva para las nuevas generaciones.

Las otras empresas galardonadas

Gases de Occidente

Categoría: empleo inclusivo.
Hace dos años vincula como asesores de ventas a jóvenes, mujeres y miembros de minorías étnicas. 

Juan Valdez

Categoría: compras inclusivas.
Hace compras operativas a mujeres cabeza de hogar y otras poblaciones vulnerables. 

Compañía Nacional  de Chocolates

Categoría: encadenamientos inclusivos.
Hace acompañamiento comercial y técnico a asociaciones de pequeños productores de cacao en 19 departamentos. 

Corona

Categoría: distribución inclusiva.
Lleva productos y servicios a comunidades de los estratos 1 y 2 en las principales ciudades del país.

Por Valeria Cortés Bernal / @cortesbernal_v

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