“Hay falta de seguridad para el sindicalismo”: Guillermo Rivera

El líder de los trabajadores de la industria agropecuaria, Guillermo Rivera, señala que las amenazas contra los trabajadores persisten en varias zonas del país. De cara a los procesos de desmovilización, hace un llamado al Gobierno para generar empleo, vivienda, salud y educación, y así evitar aumentos en la delincuencia en las regiones.

María Alejandra Medina c.
02 de mayo de 2017 - 02:00 a. m.
 Guillermo Rivera, presidente de los trabajadores de la industria agropecuaria.  /  / Cortesía
Guillermo Rivera, presidente de los trabajadores de la industria agropecuaria. / / Cortesía

Guillermo Rivera es el presidente del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Industria Agropecuaria (Sintrainagro). En diálogo con El Espectador, da su percepción de cómo ha cambiado el ejercicio del sindicalismo en los últimos años. Desde la zona en la que labora, el Urabá antioqueño, asegura que en sectores como el banano se han logrado avances en garantías y concertación con los empresarios.

Sin embargo, en otras regiones y actividades de la producción industrial agropecuaria del país aún ve retos y persecución. Precisamente el componente laboral y el respeto por el sindicalismo son unos de los elementos que Colombia aún tiene pendientes para ingresar a la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económicos (OCDE).

¿Cómo nace Sintrainagro?

Nació en 1975, en el sector palmero de Santander, y se trasladó a la región de Urabá. Todos los bananeros nos afiliamos en 1989. Desde esa época hemos hecho un trabajo no solo en Urabá, sino en varios departamentos, en producción de palma, caña, flores, arroz y banano. Están los departamentos de Santander, Cesar, Meta, Risaralda, Valle, Tolima, Cundinamarca y Antioquia.

¿Cuántos sindicalizados son?

En total, 35.000.

¿Cómo es el sindicalismo hoy, cómo ha cambiado?

El sindicalismo ha tenido grandes dificultades, hemos hecho labores en la región de Urabá desde los años ochenta, con los trabajadores bananeros, y hemos hecho alianzas de manera concertada con los empresarios para evitar conflictos laborales. Hemos logrado estabilidad laboral y social en esta región. El 99 % de los trabajadores de plantaciones están afiliados a Sintrainagro. Hemos logrado garantías de vivienda, salud, educación, recreación y deporte, gracias al modelo de concertación. Es distinto este trabajo a otras regiones en donde los empresarios no respetan y hay persecución. Eso lo hemos superado en Urabá.

¿Cómo es ese modelo de concertación del que habla?

Los empresarios se han comprometido a respetar la ley. Es el primer paso que deben aceptar, y respetar las garantías, los derechos a la organización, la sindicalización y la concertación colectiva. Gracias a eso hemos podido defender a los productores y la exportación de banano. En el Parlamento Europeo hemos defendido la exportación a mercados internacionales, porque eso genera empleo para muchas familias.

¿Desde cuándo empezó a ver esos cambios?

Desde el año 98 ha habido un proceso muy importante de trabajo con los empresarios y hemos logrado hacer programas de vivienda, salud y educación para los trabajadores.

¿Cómo es la situación en regiones diferentes al Urabá?

En Santander, Meta, Tolima, Cundinamarca, Magdalena, en zonas palmeras, en arroz en Tolima y flores en la sabana hay grandes dificultades, no se respeta el modelo de contratación del Código Sustantivo del Trabajo, los empresarios no respetan la ley. No se permite la organización: se afilia un trabajador y mañana es despedido por ese solo hecho.

¿Cómo ve la situación de orden público en su región?

Es uno de los problemas que tenemos. Las preocupaciones en Urabá existen porque a través de los procesos de violencia y otros que se han dado de negociaciones con grupos armados vemos que el Gobierno no ha prestado atención al problema social de estos grupos que se desmovilizan. No se resuelve el tema de la vivienda, la educación o salud. Estos grupos entregan sus armas, pero luego el Gobierno se olvida de los combatientes, solo a los comandantes les prestan atención, y los rasos vuelven a delinquir porque no les resuelven el problema social. Una de las grandes preocupaciones del sindicato es que dentro de unos meses, cuando termine el período de concentración, esas personas se vendrán a Urabá y si no hay empleo volverán a delinquir. No hay aún solución para el problema.

¿Y cómo ha sido el proceso con la desmovilización de paramilitares?

Con los paramilitares ha sido lo mismo, se desmovilizaron 400 hombres del bloque bananero, entregaron las armas, hicieron un acuerdo, pero el Gobierno no resolvió el problema social. Conseguir armas en regiones como Urabá es más fácil que conseguir empleo; si no se resuelve el problema social, no se resolverá nada.

¿En general cómo ve las condiciones para el ejercicio del sindicalismo en Colombia?

Hemos tenido que denunciar ante el Departamento Laboral de Estados Unidos el incumplimiento del Gobierno en la implementación del TLC con la seguridad de los dirigentes sindicales, porque uno de los compromisos que firmó Santos era que se respetaran las garantías para que las organizaciones pudieran hacer su actividad y hubiera seguridad. Hace unas semanas le hicieron un atentado al tesorero nacional en el Magdalena, donde se salvó por milagro de Dios. Le tiraron una granada y el compañero se salvó, el carro quedó destruido. Hay falta de seguridad. Este sindicato ha enterrado 1.300 dirigentes y afiliados desde 1980.

Por María Alejandra Medina c.

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