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El objetivo es claro, pero los políticos insisten en no enfocarse en ello o enredarse en argumentos populistas que les ayudan a seguir siendo elegidos: la única forma de elevar la riqueza de un país de una manera sostenible es el aumento de la productividad, es decir, el aprovechamiento más eficiente posible de todos los recursos a su disposición. Para aumentar la productividad se necesitan educación, infraestructura, una justicia que funcione bien e incentivos claros para generar riqueza. Es así de sencillo.
El nuevo gobierno de Trump ha dado un aire renovador en cuanto a su énfasis en hacer de los Estados Unidos el país más productivo del mundo. Sus ideas proteccionistas van en dirección contraria a este objetivo, pero fueron una de sus armas para ser elegido y una de sus muchas mentiras piadosas, no distintas a las de gran parte de la clase política. Sin embargo, el resto de las ideas de Trump, si se logran implementar, van a revolucionar la manera como los gobiernos enfocan sus políticas económicas. Según la nueva administración de los EE.UU., la infraestructura, los impuestos bajos y, en general, un mejoramiento radical de la competitividad de las empresas estadounidenses van a llevar a que EE.UU. crezca al 4 %, otra promesa al aire, lo cual significaría que EE.UU. crecería al año tres veces el tamaño de la economía colombiana.
Y frente a esta feroz competencia que se les viene a las empresas colombianas, ¿qué tendrían que hacer presentes y futuros gobernantes colombianos? Lo más posible que hagan es nada, unas casitas, alguno que otro subsidio e instituto y un programa de infraestructura desesperantemente lento. Qué refrescante sería un candidato que basara su campaña en las siguientes cinco ideas trumpianas para hacer crecer a Colombia al 10 % (la última mentira piadosa de hoy):
Sigue a El Espectador en WhatsApp1. Eliminar el impuesto a la renta de empresas y a los empleados al cero. En su defecto, subir el IVA a todos los productos y servicios que no son básicos. Los Mercedes-Benz y los iPhones van a salir carísimos, pero la gente va a recibir el 100 % (menos la pensión obligatoria) de su salario bruto.
2. Meterles el acelerador a los programas de infraestructura, endeudándose para construir las carreteras y los trenes (sí, trenes) que no construya la iniciativa privada. Que se pongan bravas las agencias de crédito; no le van a bajar la calificación a un país creciendo a tasas altas.
3. Alcanzar un tratado de libre comercio con los países de la Alianza del Pacífico que en cuatro años lleve a la liberalización del 100 % de bienes y servicios y la libertad de tránsito y trabajo entre sus integrantes (a los colombianos hay que acordarles que se necesitan urgentemente más inmigrantes cualificados).
4. Abrir totalmente la educación al sector privado y crear incentivos, a la brasileña, que fuercen a las entidades privadas a reservar el 20 % de sus cupos a estudiantes pilos sin recursos.
5. Ganarle a Nueva Zelanda, el país más eficiente del mundo, en el tiempo que se necesita para crear una nueva empresa, o sea, pasar de nueve días a menos de uno.
A ver, germanes, martalucías, sergios e ivanes, sean valientes.
P.S.
Leicester: despedir a Ranieri es un acto gerencial tan imbécil como no llamar nunca más a James a la selección porque tuvo un partido malo. Nos queda en la memoria la campaña de película de 2005-06 de los zorros.
martin@diazplata.com