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El empleo sigue mejorando, pero la informalidad marca la pauta. En febrero de 2025, Colombia sumó cerca de 977.000 nuevos empleos frente al mismo mes del año anterior, según el último reporte del DANE (la tasa más baja para un mes de febrero en los últimos ocho años).
Sin embargo, al excluir al sector público (responsable de una cuarta parte de esa generación), el panorama revela un dato inquietante: cuatro de cinco nuevos puestos de trabajo provino de sectores informales, advierte un informe de Banco de Bogotá.
Es decir, aunque más personas están encontrando trabajo, la mayoría lo hace en condiciones precarias, sin acceso a seguridad social ni garantías laborales. Actividades como la agricultura, el comercio, la construcción, el transporte y el alojamiento (sectores con altos niveles de informalidad) fueron los principales motores de esa expansión, aportando 652.000 de los 758.000 empleos generados fuera del sector público.
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Vamos por partes, y en especial, con datos positivos: la tasa de desempleo nacional ajustada estacionalmente cayó por segundo mes consecutivo y se ubicó en 9,3 % en febrero, el nivel más bajo desde abril de 2017. También la tasa de ocupación alcanzó su mejor nivel en más de seis años: 58,6 %, según los datos ajustados del Banco de Bogotá. Esto significa que una mayor proporción de personas en edad de trabajar está efectivamente empleada.
Pero detrás de esta mejora cuantitativa, la calidad del empleo ha empezado a resentirse. Sectores tradicionalmente formales, como el financiero, de telecomunicaciones e inmobiliario, presentaron destrucción neta de empleo. En total, estos sectores perdieron 127.000 puestos de trabajo en el último año. En contraste, los sectores con mayor informalidad captaron la mayor parte del crecimiento.
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Las cifras sugieren que la reciente alza del salario mínimo (una de las más elevadas en años recientes) podría estar teniendo efectos contrapuestos. Cabe recordar que para este año se fijó en $1.423.500, un aumento de 9,54 %.
Mientras los sectores informales han visto un aumento en sus nóminas, los sectores formales, con mayores cargas laborales, han optado por reducir sus plantillas. Por ahora, el fenómeno no ha afectado la tasa general de ocupación, pero sí está cambiando la composición del mercado laboral colombiano.
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¿Qué explica este giro hacia la informalidad?
En resumen, hay al menos dos factores que se cruzan. Por un lado, el alto aumento del salario mínimo en 2024, que implicó mayores costos laborales, especialmente para las empresas formales.
Por otro, una expansión del gasto público, que permitió al Estado absorber más trabajadores. Entre enero y febrero, el gasto del Gobierno alcanzó $76,8 billones, un aumento de 24 % frente al mismo período del año anterior, consolidando al sector público como el principal creador de empleos formales.
Fuera de ese colchón estatal, el resto del mercado laboral ha tenido que adaptarse. Mientras las empresas pequeñas o informales captan más trabajadores, sectores estructurados han recortado personal, posiblemente como estrategia de ajuste frente a los nuevos costos.
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