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Un escándalo político se desató en Atenas luego de que el exjefe del Banco Agrícola de Grecia (ATEbank) admitiera que transfirió €8 millones de sus ahorros personales para comprar una propiedad en Londres meses antes de que el banco se declarara insolvente.
Theodoros Pantalakis, exgerente del ATEbank, negó enfáticamente haber cometido algún delito. En una entrevista con Realnews, una página web de Grecia, aseguró que había declarado la transacción a las autoridades en 2011 y que había pagado impuestos sobre la cantidad transferida.
“Estoy de vacaciones y no planeo decir nada hasta que regrese a Atenas”, le dijo Pantalakis al Financial Times desde su casa en la isla egea de Paros. Una persona familiarizada con la disputa dice que se espera que Pantalakis testifique a finales de mes ante un comité parlamentario sobre sus tres años a la cabeza del ATEbank.
Docenas de griegos ricos han comprado valiosas propiedades en Londres durante los últimos tres años como una forma de resguardarse de la crisis en su país, que ha dejado a millones de griegos presionados por las duras medidas de austeridad. George Provopoulos, presidente del Banco de Grecia, dijo que el banco central le había dado a las autoridades tributarias los detalles de estas transacciones.
“Nadie ha sugerido que Pantalakis haya enviado los fondos al extranjero de forma ilegal, pero claramente hay una cuestión ética, pues era el gerente de un importante banco estatal cuando se desató la crisis económica y financiera”, dijo un banquero griego que solicitó permanecer anónimo.
Pantalakis renunció al ATEbank el mes pasado, cuando sus activos sanos fueron adquiridos por €95 millones por el Piraeus Bank, el cuarto banco más grande del país, en una maniobra por fortalecer al atribulado sector bancario de Grecia. El exgerente se había opuesto vehementemente a la decisión del Gobierno de privatizar el banco, argumentando que podía darle la vuelta con una inyección de capital de €4.600 millones.
Un funcionario del Gobierno dijo que Grecia recibió presión por parte de la Comisión Europea y del Banco Central Europeo para que partiera a ATEbank en un banco “saludable” y otro “viciado”, y vendiera sus activos sanos. “La alternativa que nos dieron fue cerrarlo con una pérdida de 5.500 empleos”, dijo el funcionario.
La decisión fue criticada como un “gran robo” por Syriza, el principal partido de oposición de izquierda. Alexis Tsipras, líder del partido, dijo que de llegar al poder reversaría la privatización y añadió que tan sólo se habían beneficiado “banqueros privados corruptos”. Los empleados de ATEbank hicieron huelgas la semana pasada para protestar contra la compra del banco.