En el último año, la vivienda en el país se contrajo, tanto en ventas como en lanzamientos del mercado. La reducción en ambos indicadores fue de 5,7 % y 17,1 %, con resultados reportados hasta junio, y fue anunciada este miércoles por la Cámara Colombiana de la Construcción (Camacol).
A pesar de estos indicadores, el gremio espera que para finales de este año el crecimiento del sector edificador se ubique en 2,4 %. Sólo para el renglón de vivienda esta cifra debe ser de 6 %, con 180.248 unidades comercializadas en el país, en las cuales tendrá una gran participación la vivienda social (VIS) y de segmento medio (entre $100 millones y $321 millones).
El renglón VIS es una de las mejores noticias del sector, según Camacol, pues creció en ventas, tanto en el registro anual, como en los primeros cinco meses del año: 17,9 % y 4,9 %, respectivamente. De acuerdo con las cifras de la entidad, la inversión en este segmento alcanzó $2,4 billones en el primer semestre de 2017, el valor más alto registrado en ocho años.
En el último año, las iniciaciones de proyectos en este segmento crecieron 58,4 %, llegando a 34.597 unidades, el incremento de su tipo más alto registrado desde 2011. “Nosotros hacemos mucho énfasis en este aspecto, en las iniciaciones, pues es aquí en donde se genera más empleo directo y se demanda más insumos, lo que permite imprimir más dinamismo en la economía”, dijo Forero.
El último dato registrado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) da cuenta de que en mayo de 2017 la producción de concreto premezclado para vivienda creció 1,6 % frente a lo registrado en el mismo mes del año pasado, llegando así a los 310.000 metros cúbicos. Entre otras razones, la entidad atribuye este comportamiento al “crecimiento de la producción de concreto para VIS”.
Diego Velandia, director del Observatorio de Vivienda de la Universidad de los Andes, parece concordar con que la vivienda social pasa por un buen momento: “Vemos que los proyectos VIS están teniendo un gran movimiento. También hay que entender que son ciclos. Hace unos tres o cuatro años, este renglón no se movía mayor cosa y ahora es uno de los más activos. Hace diez años, quizá, este tipo de vivienda fue lo que rescató al sector”.
Y añade: “Claramente lo que se está impulsando es la vivienda nueva y propia. Y esto puede funcionar por un tiempo. Pero hay que pensar qué pasa con el sector en el momento en que se acaben los subsidios. Valdría la pena pensar modelos que acompañen este crecimiento, como sucede en otros lados, en donde se privilegia mucho más el arriendo”.
La otra gran apuesta de Camacol está en el segmento medio, viviendas entre $100 y $321 millones. La explicación es sencilla: la oferta de subsidios por parte del Gobierno, que pueden bajar la tasa de interés de un crédito en poco más de 2 %, según datos de la entidad. O sea, en plata blanca esto significa que, para un proyecto en el tope de esta categoría, la cuota mensual bajaría en $500.000 mensuales.
“Nuestras expectativas más positivas están en el segmento que va hasta los $175 millones. Por encima de esto, y hasta los $320 millones (o sea, en los bienes cubiertos por el subsidio estatal) son más moderadas en este momento, pues el subsidio está empezando a reglamentarse. Mejoran hacia 2018 y 2019”, dice Mauricio Hernández, analista de BBVA Research.
Apostar por el segmento medio como motor del sector parecería ser una jugada sensata. “En este momento, calculamos que cerca de 6 % de la oferta está terminada y sin vender, es inventario, de cierta forma. Dentro de ese porcentaje, el 61 % corresponde a vivienda de menos de $320 millones. El subsidio puede tener un buen impacto, porque impulsará la salida de estos proyectos”, dice Hernández.
La baja en los indicadores anuales de lanzamiento y ventas de vivienda es, según analistas, un ajuste del sector ante una economía más lenta y con proyecciones de crecimiento que no superan 2 %, según el Gobierno o el 1,8 %, de acuerdo con el Banco de la República.
De acuerdo con Forero, la dinámica entre lanzamientos y ventas anuales demuestra que los empresarios están leyendo el mercado correctamente y así se mantiene la estabilidad. “Es un mercado que se ha venido equilibrando de a poco y en vivienda lo ha hecho mucho más rápido, aunque aún le falta un poco en oficinas y locales comerciales, principalmente en Bogotá y en la Costa Caribe.