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Lo que la Reserva Federal anunció esta semana cambia los juegos de la economía política y de la inversión. No fue tanto un tercer relajamiento cuantitativo (QE3) sino como un relajamiento cuantitativo al infinito.
Pero, ¿por qué es importante? En comparación con los otros QE (que es la sigla en inglés para “relajamiento cuantitativo” y se refiere a una compra de bonos por parte del banco central para reducir los retornos), éste es ilimitado. Mientras que los anteriores dos fueron por cantidades fijas, esta vez la Fed seguirá comprando US$40.000 millones de títulos respaldados por hipotecas hasta que el mercado laboral mejore “sustancialmente”. La palabra debe interpretarla la Fed, lo cual le permitiría mantener el programa durante el tiempo que desee.
La Reserva dice que se detendrá hasta que las cosas empiecen a mejorar. Afirma que su agresiva política será adecuada “durante un tiempo considerable luego de que se fortalezca la recuperación económica” (el énfasis es mío). Y, finalmente, ha prometido mantener las tasas en prácticamente cero hasta 2015: una política que asegura unos retornos de prácticamente cero sobre los bonos a dos años, que maduran antes de esta fecha.
Las anteriores dos rondas de QE fueron desatadas por caídas en las expectativas de inflación, como se desprendía del mercado de bonos. El presidente de la Fed, Ben Bernanke, considera que la deflación es un problema serio que debe ser atacado. Sin embargo, esta vez el mercado está esperando una inflación de más de 2% durante los próximos dos años. Es un aumento amable. Esto implica poco riesgo de que haya una inflación dramática, pero por ahora ciertamente no hay un temor de deflación.
Así que la Fed ha elevado las apuestas. A diferencia de otros bancos centrales, tiene un mandato dual de limitar la inflación y asegurar el pleno empleo. Hasta ahora ha considerado que ambas son complementarias y ha hecho énfasis en lo primero. Ahora está priorizando los empleos.
¿Por qué? Puede estar motivada por la preocupación que genera la economía de los Estados Unidos. Las encuestas de manufacturas arrojan que los nuevos pedidos están en su punto más bajo desde la caída de 2009, mientras que los inventarios están en aumento, lo cual implica un peligro de recesión. La rigidez del desempleo en los Estados Unidos ha agravado los temores de Bernanke. El desempleo a largo plazo atrofia el potencial humano y arruina vidas.
La política puede ser otro motivo para el cambio en las prioridades de la Fed. El empleo a menudo es un asunto de política fiscal, de gasto gubernamental. Desde la recesión de 2009 el empleo en el sector privado ha crecido al igual que en las recuperaciones anteriores, pero el empleo del gobierno ha caído. Esto es un cambio importante. La Casa Blanca no puede aumentar la nómina estatal porque el Congreso no se lo permite.
La política monetaria es una forma menos directa de estimular la contratación por parte de los gobiernos estatales. No obstante, si los políticos no actúan, entonces la Fed debe llenar el vacío. Si el “QE infinito” funciona, los estadounidenses se sentirán más acaudalados y los bancos prestarán más. El riesgo es que no haga nada distinto a crear inflación.
¿Cuáles son los efectos más probables sobre el mercado? La Fed está forzando que la gente haga cualquier cosa con su dinero menos mantenerlo en efectivo. Ni el efectivo ni los bonos a corto plazo ofrecen retornos o una protección contra la inflación.
Los títulos apoyados en hipotecas se comercian con retornos más bajos que los bonos del tesoro, que es menos de 2,2% para un bono a 30 años de Fannie Mae. En 1985 estos mismos títulos tenían retornos de 12,8%.
La maniobra de la Fed también inhibe a cualquiera que quiera invertir en el dólar, que ha caído 6,4% desde su punto más alto en el año. Esto podría ser una mala noticia para la Eurozona, pues un euro más débil es una manera relativamente indolora de aliviar su propia crisis.
La Fed está alentando a todos para que compren cualquier cosa que genere un retorno, como bonos con altos retornos o acciones que paguen dividendos fuertes. Promoverá lo que considere ser un “activo duro”. Según los índices Dow Jones-UBS, el precio de los metales industriales ha aumentado 16,6% desde principios de agosto. Luego, por supuesto, está el oro. La especulación de la Fed ha revivido este metal luego de una dura caída y ha recuperado 16,4% de su precio desde el 16 de mayo.
Todo esto ha sucedido por la esperanza de que se genere el QE, por supuesto, pero ahora que puede ser indefinido, estas tendencias también podrían ser indefinidas.
Así que la Fed está motivando a los estadounidenses para que compren un hogar o activos de altos retornos, lo cual les dice a todos los demás que eviten a los Estados Unidos y compren activos duros. Es una pregunta abierta si lograra dinamizar el mercado laboral, pero la lección de los últimos tres años es que la Fed puede mover los precios de los activos: sería muy torpe ignorar esta capacidad.