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Las monedas de esos países se han visto castigadas en una ola de ventas cada vez más extensa en un contexto de temor a que sus economías no puedan hacer frente a costos de endeudamiento estadounidenses más altos. Eso llevó a las autoridades de los bancos centrales de India e Indonesia a elevar las tasas de interés y a pedirle precaución a la Fed, mientras que los funcionarios de Brasil también se preparan para tiempos difíciles.
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Hay pocas señales de que esta preocupación aleje a la Fed de su rumbo de efectuar al menos dos y posiblemente tres aumentos de tasas este año, incluido un movimiento en su reunión de política monetaria de la semana entrante.
El presidente Jerome Powell explícitamente rechazó las críticas a comienzos del mes pasado en Zúrich, diciendo que el papel de la política monetaria estadounidense en la situación financiera extranjera “a menudo se exagera”. Su colega, la gobernadora Lael Brainard, mencionó a los mercados emergentes en un discurso del 31 de mayo pero dedicó mucho más tiempo a analizar los riesgos al alza que plantea el estímulo fiscal.
“No creo que puedan modificar la política sobre la base del miedo”, dijo Bricklin Dwyer, economista sénior de BNP Paribas en Nueva York. La agitación en los mercados emergentes “es ruido ahora, ruido justificable. ¿Pero modifica las perspectivas de EE.UU.? La respuesta es: aún no”.
La economía estadounidense avanza a toda máquina, sumando más de un millón de puestos de trabajo en los primeros cinco meses de 2018. La inflación se ubica en la meta de 2 por ciento del banco central y el modelo de seguimiento del producto interno bruto de la Fed de Atlanta indica que la economía creció 4,5 por ciento en el segundo trimestre.
‘Fortísimo viento de cola’
Aun cuando las exportaciones se vean atemperadas por los problemas económicos extranjeros, los conflictos comerciales y un dólar algo fuerte, un estímulo fiscal de alrededor de US$1,5 billones y un aumento del gasto federal de US$300.000 millones sostienen la demanda interna estadounidense con un “fortísimo viento de cola”, dijo Torsten Slok, economista internacional jefe de Deutsche Bank AG en Nueva York.
La Fed tiene como misión lograr estabilidad de precios y pleno empleo. Con un nivel de 3,8 por ciento en mayo, el desempleo ya está muy por debajo de las estimaciones de pleno empleo, y los pronósticos recientes muestran que las autoridades prevén que la meta de inflación de 2 por ciento se superará por un pequeño margen.
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Entretanto, la tasa de referencia de la Fed para los préstamos sigue siendo lo suficientemente baja como para estimular el crecimiento, según algunos parámetros, lo que deja a los funcionarios pocas opciones fuera de seguir elevándola a un nivel que sea más neutral en su impacto en la oferta y la demanda.