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Pareciera que la estrategia de Charles Dupont, el hombre que está detrás de la controvertida Frisby española, es hacer publicidad con la indignación que genera el uso de reconocidas marcas colombianas.
Recientemente, en su cuenta de Instagram, la mencionada marca promocionó un milkshake (batido de chocolate) con sabor a Chocoramo. “Prohibido placer”, es la frase que acompaña al producto que vale 3,90 euros (unos 18.000 pesos colombianos).
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En un intento por blindarse de las posibles consecuencias legales que podrían derivar de tal publicación y producto, la Frisby española asegura que “el nombre ‘Chocoramo’ se utiliza aquí únicamente de forma para señalar los ingredientes del milkshake, sin uso comercial de la marca de Ramo”.
Según lo anunciado por la empresa de Dupont, la intención es llevar la gastronomía latina al público europeo. “El pollo frito, las arepas, y los sabores auténticos que millones de latinos en Europa añoraban, ahora tienen un lugar”, menciona en su página web.
En su menú, un pollo de 8 presas vale 19,90 euros (91.000 pesos colombianos) o 24,90 euros ($113.000 en combo). También ofrecen plátano maduro a 4,90 euros ($22.000); seis alitas por 9,90 euros ($45.000); el batido de chocoramo y también el de Milo a 3,50 euros ($16.000).
¿En qué va la disputa legal?
Dupont aprovechó una oportunidad en el mercado europeo, y es que la marca Frisby no se encontraba registrada, o por lo menos su registro se encontraba vencido. Sin embargo, según expertos en propiedad intelectual señalan que la empresa española ha actuado de forma ilegal al usar la identidad de marca de la compañía colombiana, como lo es su tipografía, colores corporativos y mascota.
También se podrían presentar argumentos para señalar que la otra Frisby se estaría aprovechando de la reputación de la compañía colombiana, en un mercado donde la presencia de colombianos ha venido en aumento (según Statista, son casi 900.000 para el cierre de 2024).
En su defensa, Dupont asegura que ha cambiado la identidad gráfica de la Frisby española: dejó de usar el color amarillo, cambió ligeramente la fotografía y dejará de usar la icónica mascota. Pero todo se sigue viendo muy similar.
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Esta disputa legal la tiene la Oficina de Propiedad Intelectual de la Unión Europea (EUIPO), la cual definirá si la compañía de Dupont puede seguir operando tal y como pretende hacerlo; o si se reconocerá el derecho que tiene la colombiana de exigir que no solo su nombre, sino toda su identidad marcaria, sea respetada.
En julio, por medio de un video publicado en redes sociales, el portavoz de la marca, explicó se avanzó en una ronda de inversión con la que se buscó recaudar un millón de euros. Del éxito de esta dependía asegurar sus primeros dos restaurantes, así como diez cocinas ocultas (establecimientos que no atienden al público sino que sólo despachan domicilios) en las principales ciudades del país europeo.
Dupont también señaló que, en esta primera fase operativa, se contempla la contratación de 90 empleados: 25 en Barcelona, 25 en Madrid y cuatro para cada una de las 10 cocinas ocultas.
Considera que su idea de negocio prosperará, basándose en la amplia discusión que se ha dado sobre este tema en redes sociales y medios de comunicación. Asegura que, en estos meses, se han llegado a registrar más de 1.000 millones de interacciones. “Pensamos que ahora debemos salir de esta controversia para pasar a la fase operativa”, menciona.
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