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La fusión entre Tigo y Movistar sí podría afectar la competencia: CRC

La Comisión de Regulación de Comunicaciones emitió un concepto técnico sobre esta fusión. La decisión está en manos de la SIC, entidad con una gran responsabilidad, ya que lo que determine impactará las telecomunicaciones de todo el país.

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Diego Ojeda
16 de mayo de 2025 - 05:33 p. m.
La primera consecuencia de esta compra e integración es que se reduce a tres los competidores principales en el negocio de las telecomunicaciones: Claro, WOM y la empresa que resulte de la fusión.
La primera consecuencia de esta compra e integración es que se reduce a tres los competidores principales en el negocio de las telecomunicaciones: Claro, WOM y la empresa que resulte de la fusión.
Foto: Cortesía Min
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2025 es un año clave para las telecomunicaciones en Colombia, pues en los próximos meses el mercado podría reconfigurarse si se consolida la integración entre Tigo y Movistar.

Sobre esto hay que recordar que la multinacional Millicom quiere quedarse con la totalidad de Coltel (Movistar) y UNE EPM Telecomunicaciones (Tigo), lo que desde ya supone uno de los negocios más importantes del año.

La eventual transacción por el 67,5 % de las acciones de Movistar rondaría los US$400 millones, además del equivalente que se le pagaría a la nación por el 32,5 % restante (unos US$192 millones). Con Tigo el negocio es un poco diferente, pues Millicom ya cuenta con el 50 % de las acciones, la otra mitad pertenece a Empresas Públicas de Medellín (EPM). Aún no se conoce el monto que ofrecería por esta compra, pero en su más reciente comunicado precisó que el precio por acción resultaría de “aplicar un múltiplo de valoración comparable al que implica la adquisición de Coltel”. En otras palabras, se emplearía una fórmula similar a la que usaron para valorar a Movistar Colombia.

La primera consecuencia de esta compra e integración es que se reduce a tres los competidores principales en el negocio de las telecomunicaciones: Claro, WOM y la empresa que resulte de la fusión.

En estos momentos Claro es, de lejos, el operador con mayor cantidad de usuarios en Colombia. Según cifras de la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC), con corte a septiembre del año pasado, tenía 40,59 millones de líneas en el segmento de telefonía móvil, lo que implica un 45 % de participación del mercado. Tal es el protagonismo de Claro, que la CRC lo ha declarado operador dominante. Su poder es tan significativo en el mercado, que podría influir en los precios y condiciones del servicio, así como en la operación de su competencia. Por eso es objeto de una mayor supervisión de la autoridad para que no abuse de esa posición.

El segundo operador más grande en Colombia es Movistar, con una base de 20,79 millones de líneas en telefonía móvil, lo cual le da una participación cercana al 23 %. El tercero es Tigo, con 15,98 millones de líneas, lo que se traduce en un pedazo de la torta del 18 %. Si se integran exitosamente Movistar y Tigo, la suma de sus usuarios resultaría en más de 36 millones de líneas, lo que implicaría una participación en el mercado de poco más del 40 %, muy cerca de Claro. En otras palabras, si este nuevo operador logra quitarle más de cuatro millones de usuarios a su principal competidor se consolidaría como el nuevo líder de las telecomunicaciones en Colombia.

Hay quienes advierten que tal recomposición podría implicar un duopolio, pues es evidente que el peso que tendría Claro y la compañía resultante de la fusión sería desequilibrado con WOM, el tercer competidor que cuenta con una participación en el mercado que apenas ronda el 8 %.

Todo este contexto es importante para entender la importancia de lo que decidirá la Superintendencia de Industria y Comercio (SIC), pues esta autoridad es la encargada de avalar o rechazar la integración, así como de definir las reglas de juego para evitar que la misma genere afectaciones negativas para la competencia y, finalmente, para los usuarios de estos servicios.

Recientemente la Comisión de Regulación de Comunicaciones (CRC) publicó un concepto técnico, el cual si bien no es determinante para la decisión que tomará la SIC, sí brinda una orientación sobre los elementos que se deben tener en cuenta.

En su comunicado del jueves, la CRC dijo que su análisis concluyó que “no se evidencian riesgos significativos en términos de competencia, y que la integración representa una oportunidad para el desarrollo del sector y la consolidación de los mercados de telecomunicaciones, al generar potenciales eficiencias que podrían traducirse en beneficios para los usuarios”.

Algunos medios de comunicación interpretaron esto como un “visto bueno” por parte de la CRC, lo cual está lejos de la realidad.

En un nuevo comunicado, la CRC precisó que su concepto es técnico, y que el mismo no representa una aprobación, visto bueno o rechazo. En suma, que lo expuesto en el documento es un análisis, con puntos a favor de la integración, pero también otros en contra.

“En cumplimiento de su mandato legal, la CRC protege la competencia y promueve el bienestar de los usuarios de los servicios de comunicaciones en el país. Por ello, el análisis incluyó 17 mercados relevantes —mayoristas y minoristas— en los que participan las empresas involucradas. Si bien se identifican potenciales beneficios en términos de eficiencia y calidad del servicio, el concepto también advierte sobre aquellos mercados que requieren especial atención”, señaló.

Puntualmente, la CRC considera que los riesgos asociados a esta integración afectan al acceso y originación móvil, los servicios móviles y el internet fijo y residencial. Todos estos son mercados altamente influyentes para la mayoría de los consumidores en el país, además de representar un considerable volumen económico.

Sobre el primero, la CRC advierte que la integración podría incrementar la concentración del mercado. “El índice HHI, una medida utilizada a nivel internacional para evaluar cuánta competencia hay en un mercado, pasaría de 3.445 a 6.258 puntos, lo que indica un nivel de concentración muy alto. Esto significa que se podrían limitar las opciones para otros operadores y reducir la presión competitiva”.

Sobre el segundo, la CRC también asegura que se podrían presentar efectos significativos. “A diciembre de 2024, COMCEL tenía una participación del 51,65%, TIGO-UNE del 21,59% y MOVISTAR del 16,84%. La empresa resultante de la integración alcanzaría un 38,43% de participación y el índice HHI aumentaría en 727 puntos, alcanzando los 4.203”. Explica que esto representaría una concentración mayor, incluso en un mercado que ya tiene altos niveles de concentración.

“Para este mercado, la CRC evaluó los posibles efectos de la integración sobre precios, participación de mercado, ganancias empresariales y bienestar del consumidor, encontrando que, en escenarios donde se materializan eficiencias significativas, los precios podrían reducirse y mejorar el bienestar de los usuarios. Sin embargo, esas mismas eficiencias también podrían facilitar una mayor coordinación entre los principales operadores, lo que incrementaría el riesgo de prácticas restrictivas de la competencia”, añadió.

Finalmente, para el tercero de estos puntos, la CRC asegura que la integración generaría mayores concentraciones en las principales ciudades del país, lo cual podría derivar en afectaciones a la competencia (lo que eventualmente derivaría en aumentos en los precios y afectaciones en la calidad del servicio).

La importancia de la SIC

En suma, la integración entre Tigo y Movistar podría tener elementos positivos para el país, pero también negativos. El rol de la SIC es analizar con detenimiento el mercado y, en caso de autorizar la fusión, establecer reglas de juego que permitan que otros operadores (como WOM u otros que se quieran sumar) tengan garantías reales de competencia.

Más allá de lo beneficioso que esto es para las empresas, el fin último de la ecuación de proteger a los consumidores pues, como lo advierte la CRC, un mercado altamente concentrado puede terminar en incrementos sustanciales en los precios y un deterioro en la calidad del servicio prestado, ya que precisamente esas son las variables que cuidan los operadores para poder competir.

Sobre la SIC recae una responsabilidad enorme en este momento y el llamado de entidades como la CRC es que se tomen decisiones basadas en fundamentos técnicos.

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