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El informe, realizado por la firma Deloitte, analiza el impacto económico y social de la controvertida medida que convirtió a Canadá en el primer país del mundo industrializado en legalizar el consumo recreativo de la marihuana cuando legalizó su consumo en 2018.
Deloitte señala que la legalización ha creado en 3 años unos 151.000 empleos, lo que ha supuesto unos 25.200 millones de dólares canadienses (19.860 millones de dólares estadounidenses) para el PIB.
El cálculo de la firma indica que por cada millón de dólares en ingresos o gastos de capital el sector del cannabis legal mantiene 4 puestos de trabajo. La provincia más beneficiada laboralmente ha sido Ontario, la más poblada y el motor económico del país, donde el cannabis han creado 48.000 empleos.
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Además, desde 2018 el país norteamericano ha ingresado 15.100 millones de dólares canadienses (11.900 millones de dólares estadounidenses) en impuestos al sector.
En 3 años, el sector ha generado ventas de 11.000 millones de dólares canadienses (8.700 millones de dólares estadounidenses) y ha realizado gastos de capital por valor de 29.000 millones de dólares canadienses (22.900 millones de dólares estadounidenses).
Los autores del informe también señalaron que el sector del cannabis todavía puede aportar “una mayor contribución social a Canadá” y que debe responder “a su considerable impacto medioambiental” generado por el consumo de energía, las emisiones de carbono y la producción de desechos.
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Deloitte hizo hincapié en que el sector “no refleja” a la sociedad canadiense y que necesita mejorar su “diversidad, igualdad e inclusión” porque el 72 % de los ejecutivos y directores de las compañías de cannabis son hombres blancos.
La diversificación del sector es importante porque las minorías raciales en Canadá “históricamente han sido afectadas de forma desproporcionada por arrestos por posesión de cannabis” a pesar de que los niveles de consumo eran similares o inferiores a los de comunidades blancas.