La nueva política monetaria con la que Argentina quiere salir de la crisis

Entre las medidas está que la moneda flote dentro de un rango flexible sin intervención: entre 34 y 44 pesos argentinos por dólar.

Bloomberg.
01 de octubre de 2018 - 01:50 p. m.
El peso argentino se ha devaluado cerca de 50% en 2018. / Bloomberg.
El peso argentino se ha devaluado cerca de 50% en 2018. / Bloomberg.

Argentina estrena el lunes nueva política monetaria en medio de las preocupaciones de los inversores sobre si ésta agravará la recesión del país antes de las elecciones presidenciales de 2019.

Los responsables de política están tratando de contener una crisis financiera y económica introduciendo cambios radicales como un acuerdo actualizado con el Fondo Monetario Internacional y la designación de Guido Sandleris a la presidencia del banco central. El problema es que las reformas podrían enfriar de tal manera la economía en recesión que hay dudas sobre cuánto tiempo se mantendrán dadas las elecciones del próximo año.

"Ya estamos en el infierno y tienen que encontrar la salida menos dolorosa", dijo Alberto Ramos, economista de Goldman Sachs Group Inc. en Nueva York. “Pero es un ajuste monetario extremadamente enérgico. Esto no puede durar mucho tiempo”.

El lunes, el banco central comienza su plan para reducir significativamente la cantidad de pesos en circulación para controlar la inflación. Su objetivo es no permitir que esa cantidad de efectivo, conocida como agregados monetarios, aumente hasta junio de 2019. Recientemente ha crecido un 2 % al mes.

El banco central inicia el lunes las subastas diarias de letras conocidas como Leliqs, las cuales ayudarán a determinar la tasa de interés de referencia. Sandleris quiere mantener la tasa en un mínimo del 60 %, la más alta del mundo. El banco también anunciará la cantidad de pesos que pretende absorber para eliminar el exceso de efectivo que a menudo tiende a debilitar la moneda. Todas las medidas están destinadas en última instancia a frenar el aumento de precios.

Recesión prevista

Incluso antes de la introducción de este nuevo plan, el Gobierno se preparaba para una recesión este año y el próximo. Mantener los costes de préstamos a niveles altos y sacar dinero de la economía hace más difícil la reelección del presidente Mauricio Macri. Algunos analistas están empezando a preguntarse si puede comprometerse con la restricción fiscal, clave para la financiación del FMI, antes de las elecciones.

Los líderes argentinos están poniendo su atención en los agregados monetarios en lugar de las tasas de interés porque el aumento enérgico de las tasas este año no ha logrado frenar la caída de la moneda. El banco central podría controlar la cantidad de dinero en la economía congelando la oferta, vendiendo letras, gastando dólares o elevando los requisitos de capital para los bancos.

En teoría, eso también debería ayudar a anclar el peso, que se ha desplomado un 55 % este año, la mayor cantidad entre los mercados emergentes.

Junto con el abandono de los objetivos de inflación, el banco central quiere dejar de gastar sus reservas para apuntalar el peso. El organismo permitirá que la moneda flote dentro de un rango flexible, establecido actualmente entre 34 y 44 por dólar, una "zona de no intervención".

El nuevo enfoque del tipo de cambio ha dejado a algunos analistas dudosos.

Los expertos dicen que el problema es que cuando el banco central intervenga fuera de la zona, ya ha dicho que fijará un límite de ventas de solo US$150 millones al día. El peso cayó un 3,8 % el viernes para cerrar en un récord de 41,25 por dólar.

Sandleris sostiene que la caída del peso de la semana pasada fue simplemente una señal de un "período de transición", y los mercados tardarán unas semanas en ajustarse al nuevo marco. El presidente dijo que unas ventas de US$150 millones al día son más que suficientes para defender el peso, según entrevistas con la prensa publicadas el domingo. Sandleris señala que su predecesor, Luis Caputo, vendió US$100 millones al día en julio y el peso ganó un 5 % frente al dólar ese mes.

El ministro de Economía, Nicolás Dujovne, dijo a Bloomberg la semana pasada que la moneda está mucho menos expuesta ahora a choques, como la ola vendedora en los mercados emergentes que ha hundido al peso este año. Esto se debe a que el nuevo acuerdo con el FMI sumó US$19.000 millones adicionales para este año y el próximo, lo que significa que Argentina no necesita aprovechar los mercados de bonos para obtener efectivo.

Otros países se han centrado en los agregados monetarios para reducir la inflación con resultados mixtos, dijo Edward Glossop, economista de Capital Economics en Londres. Glossop mencionó a México y Colombia, cuyos intentos fracasaron en la década de 1990, pero también señaló experimentos más exitosos realizados por Turquía e Indonesia diez años después. Sin embargo, en esos casos, el ajuste fiscal también fue importante para controlar la inflación, dijo Glossop.

Por encima de todo, reina la incertidumbre. "Nos gusta el enfoque de la base monetaria y de hacer lo que sea necesario", dijo Daphne Wlasek, estratega macro de XP Investments en Nueva York, "pero no estamos seguros de la capacidad del banco central para defender sus estrategias de riesgo".

Por Bloomberg.

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