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El 24 de abril de 2013, en Daca, capital de Bangladés, se derrumbó el complejo textil Rana Plaza. Murieron 1.138 personas y más de 2.000 resultaron heridas, en un colapso considerado como la peor tragedia de la industria textil. Hoy se cumplen siete años de un evento que evidenció las malas condiciones laborales a las que estaban sometidos los trabajadores, que ganaban menos de 50 dólares al mes.
La tragedia puso a la industria al descubierto. Los consumidores cuestionaron la procedencia de las prendas y su impacto social y medioambiental. Fashion Revolution es un movimiento que surgió tras ese fatídico 24 de abril. Hoy está presente en los cinco continentes. Anualmente, realizan la Semana Fashion Revolution para hacer actividades en pro de mejorar la industria a nivel mundial.
Sin embargo, la pandemia del coronavirus hizo que tuvieran que repensar las actividades y digitalizarlas mediante plataformas como Instagram, Zoom y Youtube para no tener que cancelar el evento que se realiza del 20 al 26 de abril.
“La pandemia va a implicar un gran cambio de comportamiento y una inevitable disminución en nuestros consumos. Como siempre decimos, las prendas más sustentables son aquellas que están en nuestros armarios. Así que podemos empezar a cuidar nuestra ropa, a coser los botones, a arreglar los dobladillos, a zurcir agujeros; como ya muchos hacemos hace tiempo. Reparar es un acto revolucionario y la solución empieza con cada uno de nosotros, en nuestras propias manos”, señalaron las fundadoras Carry Sommers y Orsola de Castro.
"Nuestros equipos alrededor del mundo van a seguir trabajando con todas sus fuerzas, y nos uniremos todo el 24 de abril y durante toda la Semana Fashion Revolution para honrar a las víctimas del desastre de Rana Plaza y de todas la tragedias e injusticias que siguen sucediendo en la industria de la moda", agregaron mediante un mensaje publicado en Facebook.
Hablamos con Angélica Salazar, coordinadora de Fashion Revolution Colombia para saber cómo se lleva a cabo el evento en el país y qué cambios se avecinan con la crisis causada por la pandemia del coronavirus.
Hoy se conmemoran siete años del colapso del edificio en Bangladés, ¿Qué ha cambiado en una de las industrias más contaminantes del mundo?
El 21 de abril se publicó la quinta edición del Índice de Transparencia de la Moda, la más grande hasta la fecha, que abarca 250 de las principales marcas y minoristas de moda del mundo. El índice muestra cuáles empresas están liderando el camino de la transparencia, cuáles han visto la mayor mejora en sus puntajes y dónde hay más trabajo por hacer.
¿Cuáles fueron los resultados de la Semana Fashion Revolution 2019?
El impacto se puede medir desde varios puntos de vista. Por ejemplo, el año pasado lanzamos globalmente un manifiesto de 10 puntos y le pedíamos a la gente que lo firmara. Se convierte en una forma de respaldo de los ciudadanos con los cambios de la industria y se puede llevar como petición ante los Gobiernos.
En Colombia, el año pasado tuvimos campañas de expectativa. Una fue contarle al público quiénes hacen su ropa, para que conocieran las personas involucradas y el factor humano que es muy importante. También tuvimos siete instituciones que se unieron para activar la campaña con sus estudiantes y realizamos actividades como patronaje, cero residuos, aprovechamiento de materiales, reforma de prendas y uso de material recuperado.
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¿Cuál es el enfoque de esta edición virtual?
El enfoque de Fashion Revolution este año estará en cuatro áreas clave: consumo, composición, condiciones y acción colectiva. Se mostrarán las condiciones de las personas que hacen nuestra ropa, así como el impacto que nuestras prendas tienen en la tierra y los océanos. La campaña destacará lo que debe suceder para comenzar a reconstruir una industria de la moda que valora a las personas por encima del crecimiento y las ganancias, y conserva y restaura el medio ambiente.
¿Y las actividades?
En 2013 y 2014 empezamos online, no teníamos presencia offline. Este año nos tocó volver a lo digital con toda la fuerza, aprovechando todos los canales. Lanzamos actividades como “Dale vida nueva a tu ropa”, “El desarrollo sostenible y el COVID-19”, “Optimiza tu clóset” mediante Instagram TV, Zoom y pódcast.
La crisis de COVID-19 ha llevado a que las principales marcas y minoristas cierren sus tiendas y cancelen los pagos y pedidos de los proveedores sin asumir la responsabilidad de los trabajadores en sus cadenas de suministro que, en su mayoría, carecen de pago por enfermedad, licencia pagada, atención médica adecuada y no tienen ahorros. Y más allá del devastador costo humano y económico de la pandemia, siete años después del colapso de la fábrica Rana Plaza en Bangladés, los abusos de los derechos humanos, la esclavitud moderna y la degradación ambiental siguen siendo abundantes en la industria.
¿La coyuntura podrá cambiar los lugares en los que se fabrica y el interés por el fast fashion?
Este momento demuestra exactamente por qué la transparencia en la industria de la moda es tan vital y por qué no podemos darnos el lujo de volver a los negocios tradicionales. Si las principales marcas y minoristas están publicando información sobre cómo hacen negocios con sus proveedores, entonces podemos pedirles cuentas en situaciones como la actual. Los temas destacados del Índice de este año incluyen una sección sobre las prácticas de compra de las marcas que han sido objeto de un escrutinio creciente en las últimas semanas.
¿La pandemia acelerará el paso a la moda sostenible?
Es un hecho. Se implementarán desarrollos en tecnología de telas resistentes y se activará la investigación y el desarrollo de nuevas tecnologías. Esta época va a acelerar los cambios por los que venimos abogando y que necesitamos. La naturaleza nos está obligando a hacerlos, aunque ya teníamos el terreno abonado con iniciativas como Fashion Revolution.