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En medio de la crisis financiera que afecta a Dubái, desde que en noviembre anunciara la búsqueda de una moratoria de deuda para uno de sus grandes conglomerados empresariales, el primer ministro Rashid al Maktoum inauguró el edificio Burj Dubái, el más alto del mundo.
Con la nueva torre, de más de 828 metros de altura y que requirió una inversión que podría superar los US$1.500 millones, el gobierno de Dubái busca espantar la mala racha económica de 2009 y arrancar con pie derecho el año 2010, atrayendo inversionistas a la región de los emiratos .
De acuerdo con la agencia Reuters, el edificio, construido por 12.000 personas y que permitirá retomar la confianza inversionista, marcará otro hito para este país, profundamente endeudado y que año tras año busca imponer un nuevo récord por su estilo ostentoso.
Dubái, uno de los siete miembros de los Emiratos Árabes Unidos, se hizo a una reputación por los excesos en la creación de islas artificiales con trazado de palmeras y una pista de nieve cubierta en el desierto.
Los expertos creen que los problemas financieros recientes de Dubái no han dañado las ventas del Burj (que significa ‘torre’ en árabe), de aproximadamente 1.100 unidades residenciales, de las cuales se dice que casi todas han sido comercializadas.
El sector de la construcción de Dubái se hundió a finales de 2008, cuando la crisis económica mundial golpeó el emirato después de un boom inmobiliario de seis años, y miles de trabajos se perdieron y proyectos revaluados en miles de millones de dólares fueron cancelados o retrasados.