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La volatilidad presiona a los banqueros centrales

Las bolsas, antes y después de las medidas tomadas esta semana, actuaron como una montaña rusa. El mercado de capitales, en pleno, se quedó esperando acciones contundentes.

Ralph Atkins *
04 de agosto de 2012 - 09:00 p. m.
Ben Bernanke, de la FED y Mario Draghi, del Banco Central Europeo.  / Reuters
Ben Bernanke, de la FED y Mario Draghi, del Banco Central Europeo. / Reuters

Cuando los corredores de larga distancia olímpicos desaceleran su ritmo, pueden estar perdiendo el aire o guardándolo para la recta final. Esta semana parecía que los mercados financieros hallaban igual de confuso el comportamiento de los bancos centrales.

Los inversionistas se refugiaron el jueves, luego de que Mario Draghi, el presidente del Banco Central Europeo (BCE), aplazara la intervención sobre los atribulados mercados de deuda gubernamental de la Eurozona. La condicionó a que los políticos activaran antes los fondos de rescate de Europa para la compra de bonos.

Sin embargo, el viernes los precios de las acciones europeas aumentaron y los costos que España e Italia deben pagar para solicitar préstamos descendieron significativamente, a medida que regresaba la confianza de que, eventualmente, Draghi actuaría rápido.

La Reserva Federal de Estados Unidos también decepcionó a algunos inversionistas durante esta semana, al abstenerse de lanzar una nueva ronda de relajamiento cuantitativo, aunque insinuó que en septiembre daría pasos para impulsar la economía del país.

Desde un punto de vista, los banqueros centrales estaban conservando sus recursos y poniendo presión sobre los políticos para que corrigieran las debilidades económicas subyacentes.

El peligro, no obstante, es que los inversionistas asimilen la ausencia de acción con una disminución en la capacidad de ejecución de los bancos centrales.

Sin embargo, el BCE se ha esforzado por tener en cuenta las expectativas del mercado para tomar sus decisiones La volatilidad de los mercados de acciones y bonos refleja dramáticos bandazos en las emociones de los inversionistas.

La semana pasada el mismo Draghi permitió que se exaltaran las fantasías de los mercados. “Siempre fue claro en decir que él se esforzaría por cumplir estas expectativas, que eran muy optimistas”, dijo Robert Parker, un consejero senior para Credit Suisse.

La decepción inicial luego de la reunión del consejo de gobierno del BCE, el jueves, reflejó la falta de acción inmediata. Draghi también dijo que cualquier intervención del BCE estaría enfocada en la curva de retornos a corto plazo.

Aunque esto le permitió atajar la oposición del Bundesbank de Alemania a la compra de bonos por parte del BCE, diciendo que actuaría según la política monetaria “clásica”, sus comentarios “básicamente garantizaban la volatilidad futura” de los retornos de los bonos a 10 años, dijo Robert Farago, el director de colocación de activos de Schroders Private Banking. No obstante, ayer los inversionistas parecían más satisfechos demostrando paciencia hacia el BCE.

Johannes Jooste, estratega de portafolio en Merril Lynch Wealth Management, dijo: “Los mercados han tomado una visión ligeramente más cortoplacista hacia la Eurozona, al pensar que la solución tiene que encontrarse rápidamente, mientras que los políticos, que han aprendido de sus errores, ven que este es un proyecto que tardará más que una semana o dos”.

Sin embargo, Jooste dice que los inversionistas enfrentan un trabajo más difícil cuando sopesan las probabilidades de un desenlace catastrófico en la Eurozona.

Los Estados Unidos enfrentan un “despeñadero fiscal” de recortes automáticos al gasto y aumento en los impuestos, que debe comenzar luego de las elecciones presidenciales, pero “los riesgos de una reducción en el crecimiento de Estados Unidos, con o sin la Fed, no parecen tan difíciles de superar como los de la Eurozona”, dijo Joost. “Obviamente existe el despeñadero fiscal, pero no hay expectativas de que haya un colapso”.

En los Estados Unidos la resistencia y la flexibilidad se han visto afectadas por las expectativas de que haya otra ronda de relajamiento cuantitativo o compras de bonos de emergencia.

El efecto de las rondas sucesivas de acción llevadas a cabo por la Fed, sin embargo, se ha disminuido, y Paul Marson, el principal funcionario para inversiones de Lombard Odier, advierte que, desde una perspectiva de inversión a largo plazo, la intervención por parte del banco central tiene poco valor.

“La política monetaria no puede llenar el vacío, lo único que puede hacer es intentar reducir las primas de riesgo”, dijo. “Es necesario preguntarse: ¿cuál es la función de un banco central en el sistema financiero? En última instancia, el papel es preservar la integridad de la base de depósitos al proveer la liquidez necesaria y preservar el valor real del dinero. No se construye un crecimiento económico sostenible mediante la creación de burbujas de activos”.

A pesar de esto, en la Eurozona un “desembolso Draghi” podría tener un lado positivo muy importante si el presidente del BCE logra superar los obstáculos políticos a la gran intervención.

Sus comentarios del jueves dejaron abierta una variedad de opciones para el BCE. Además de insinuar una compra de bonos, también dijo que el BCE podría considerar medidas que no eran estándar, pero que no especificó. Las opciones podrían incluir inyecciones frescas de préstamos a tres años para los bancos de la Eurozona o un relajamiento cuantitativo a gran escala. Con la confianza en torno al futuro de la Eurozona así de débil, la acción que tome el BCE podría generar una gran diferencia en la manera como los inversionistas perciban la situación, dijo Farago. “Las expectativas en Europa son lo suficientemente bajas para que, en efecto, si vemos un intento creíble por reducir los retornos de los bonos soberanos, pueda haber un impacto masivo”.

 

* Editor de Mercados de Capital.

Por Ralph Atkins *

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