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Le llegó la hora a la 'cenicienta'

A la vivienda rural del país le ha llegado el momento para dejar de estar relegada en materia de recursos, según el ministro de Agricultura, Juan Camilo Restrepo. En 2013 esperan entregar 100.000 casas.

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Héctor Sandoval Duarte
27 de mayo de 2012 - 05:13 p. m.
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Tras el anuncio de que se entregarán 100.000 viviendas gratuitas, el ministro de Agricultura y Desarrollo Rural, Juan Camilo Restrepo Salazar, quiere dar la pelea por las soluciones habitacionales para el campo, buscando que dejen de ser las “cenicientas” de los recursos públicos.

Restrepo le contó a El Espectador que durante el gobierno pasado se quedaron en suspenso 700 proyectos de vivienda rural que hoy buscan sacar del limbo. Dijo que se espera entregar 100.000 viviendas en 2013 (entre refaccionadas y nuevas) a la población rural, dentro de la cual serán prioritarios los desplazados.

¿Cómo se va a conducir la ejecución de la vivienda rural en los próximos años?

El déficit habitacional rural en Colombia es más alto que el urbano: es el 52% del total nacional, mientras que el urbano es del 48%. En segundo lugar, proveer construcción o mejoramiento de vivienda rural a través de la vivienda prioritaria o subsidiada es más barato y operativo que la urbana, por una razón fundamental: las restricciones de tierra que se presentan en las soluciones de vivienda en las grandes aglomeraciones urbanas no se dan en el campo, donde siempre hay tierra.

En tercer lugar, gran parte del déficit de vivienda rural es la carencia de mejoramiento en las condiciones de las casas como tal. La gente vive en condiciones infrahumanas en el campo, y una de las facetas más interesantes de superar el déficit es el mejoramiento de la vivienda rural.

Por ejemplo, en piso, techo y unidades sanitarias. Resulta que con lo que cuesta construir una vivienda de interés social en una aglomeración urbana, se arreglan ocho o diez soluciones rurales. La plata rinde mucho más. Por último, proveer de vivienda rural y mejorar las condiciones de la familia campesina en cuanto a hábitat y vivienda es una de las estrategias centrales de la lucha contra la pobreza y es uno de los ejes de la política de desarrollo rural.

¿Cuáles son los recursos disponibles para esta meta?

Con todos esos contextos, se ha decidido que la vivienda rural deje de ser —como ha sido hasta ahora—, la “cenicienta” en la asignación de los recursos públicos para los subsidios de vivienda. Entonces, estamos haciendo una gran bolsa en donde confluyen más apropiaciones presupuestales para subsidios de vivienda rural. De niveles de $30.000 a $40.000 millones anuales, en 2012 pasamos a $168.000 millones.

En segundo lugar, hay recursos muy importantes a través del Fondo de Adaptación para vivienda rural en zonas que han sido afectadas por las inundaciones y donde hay que reubicar a la gente. Y en tercer lugar, cofinanciaciones de entidades territoriales. El subsidio directo es del 80%; el otro 20% lo proveen los municipios, con lo cual, en la práctica, sale con esquemas de gratuidad muy sencillos.

También buscamos cofinanciación con gremios que están trabajando en el área rural, como la Federación de Cafeteros, los paperos, los paneleros y demás. Este año se van a entregar 32.000 viviendas en territorio nacional, y el jueves entregamos 180 viviendas en Puracé (Cauca).

De las 32.000, ya van entregadas 6.000 este año y el resto se entregará en el segundo semestre. Ahora bien, para 2013 la meta es triplicar las ejecutorias de este año. Es decir, en lugar de 32.000 viviendas, nos vamos a proyectar a 100.000 en un solo año, con un alto contenido de mejoramiento de vivienda rural. Es decir, en el campo la gran necesidad no es sólo construir nueva vivienda sino mejorar la existente.

Además, en el proyecto discutido en el Congreso hay un capítulo, por instrucción del presidente Santos, para que exista un componente de vivienda rural en el nuevo esquema. Todo esto sumado proyecta que la vivienda rural dejará de ser la “cenicienta” que ha sido en los intereses de los enfoques habitacionales populares del país.

¿Podríamos hablar de 200.000 viviendas rurales a 2014?

Siempre y cuando se aclare que no es sólo construcción sino también mejoramiento. Una vivienda urbana de 40 metros cuadrados puede costar $40 millones. Usted arregla dignamente una rural con $6 o $7 millones. Todo esto lo hacemos para espulgar totalmente de politiquería.

El 7 de agosto de 2010 encontramos 700 proyectos de vivienda rural que por politiquería están siniestrados. Hemos puesto las denuncias penales correspondientes, pero adicionalmente estamos dándole un giro total a cómo se hacen las viviendas y también las interventorías, para que ya no sean fruto del amiguismo, del alcalde que le asigna a dedo la construcción de la vivienda rural a un constructor hechizo o a un interventor sin idoneidad.

Sólo pueden hacerlas entidades con una probada eficiencia administrativa y técnica. Por ejemplo, estas de Puracé las construyó el Minuto de Dios. Las que entregamos la semana pasada en Magangué (Bolívar) y en La Mojana (Sucre) las hizo la Sociedad Colombiana de Arquitectos. Todos los proyectos que se postulen desde hoy para 2013 son interventoriados y viabilizados por la Universidad Nacional.

Dentro de estas 100.000 que vienen para el año entrante, tendrán prioridad los desplazados que retornen a sus tierras, los despojados a los que se les facilite la recuperación de su tierra en virtud de la Ley 1448 y los poblamientos campesinos que haga el Incoder.

¿Qué va a pasar con los 700 proyectos? ¿Ese dinero se perdió?

Hay que hacer clarificaciones. Primero, que quede en claro que estos se “malhicieron” con anterioridad al 7 de agosto de 2010 y no son de este Gobierno. ¿Qué hemos hecho? Primero: en donde había indicios de actuaciones dolosas se han puesto en conocimiento de la Fiscalía y la Contraloría. Pero como a menudo quedan unas obras inconclusas, estamos reuniéndonos con los alcaldes para ver cómo hacemos, porque allí hay inversiones que se pueden rehabilitar.

¿En qué regiones va a estar más enfocada la construcción de vivienda?

En todas. Naturalmente, la rehabilitación y el mejoramiento tienen algún énfasis en las áreas más afectadas por la ola invernal. Hay que construir viviendas que no sean vulnerables a estos efectos. Cerca de 6.000 de estas 32.000 se entregan en Bolívar, Atlántico y Magdalena.

¿Qué tan satisfecho quedó con los últimos resultados de pobreza rural?

Estamos mejorando. Las cifras del DANE muestran que la pobreza rural mejoró tres puntos porcentuales, aunque todavía falta mucho por recorrer. Pero vemos que estamos en el camino correcto.

¿Cuáles son los sectores que más lo preocupan ahora, aparte del café?

En el cacao, gracias a la campaña en contra, la monilia se ha reducido sensiblemente. Hay productos que van muy bien y estoy complacido de cómo se está comportando la siembra de maíz en Colombia. El área sembrada creció 20% en 2011 y Colombia empieza a recuperar su vocación maicera. Los créditos para el maíz tecnificado crecieron 300% este año.

¿Qué está pasando en el Incoder, luego del cambio de gerencia?

La entidad se está moviendo. Se están haciendo cosas y hay una gerencia comprometida en los frentes agrícolas y campesinos. En todos los frentes del Incoder se está imponiendo una dinámica gerencial.

Por Héctor Sandoval Duarte

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