La reforma laboral pende de un hilo en el Congreso. Si los senadores de la Comisión Séptima que presentaron la ponencia negativa no cambian de opinión, la apuesta que nació del gobierno de Gustavo Petro terminará naufragando.
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Los opositores de la reforma argumentan que es inconveniente para el país. Por ejemplo, la presidenta de la Comisión Séptima del Senado, Nadia Blel, dice que este proyecto de ley no genera empleo, no combate la informalidad y tampoco concilia entre el bienestar de los trabajadores y la productividad del tejido empresarial.
Quienes le pusieron su firma a la ponencia negativa aseguran que su decisión no obedece a razones políticas, sino técnicas, pues para llegar a esa conclusión adelantaron mesas y diálogos con diversos sectores. Desde esta orilla, hay quienes siguen referenciando el análisis que se divulgó desde el Banco de la República (en mayo de 2023), el cual indica que la reforma tiene la posibilidad de destruir cientos de miles de empleos (al encarecer los costos de contratación, principalmente).
En suma, para los opositores es más el potencial destructivo que el benéfico de la reforma, así la iniciativa haya logrado consensos en la Cámara de Representantes con la eliminación de 30 artículos (entre los que figura el tijeretazo que se le dio a casi todo el capítulo del componente sindical).
Pero siendo objetivos, no hay razones para estigmatizar toda la reforma, pues aún entre los críticos más insistentes hay elementos que vale la pena rescatar de la iniciativa.
La licencia de paternidad
Según Juliana Morad, directora del Observatorio Laboral de la Universidad Javeriana, algo que se rescata de la reforma es que puso al país a hablar de los problemas laborales. Entre estos están las diferencias de oportunidades que siguen existiendo entre mujeres y hombres.
Extender la licencia de paternidad hasta las seis semanas es algo que se extrañaría si el hundimiento de la reforma se da, pues tiene el potencial de reducir la brecha laboral que separa a hombres de mujeres, al mitigar el riesgo de que se apliquen sesgos basados en el género de una persona al momento de hacer una contratación.
Formalización
Aunque se dice que la reforma tiene un alto potencial de aumentar la informalidad, la iniciativa también propone mecanismos para garantizar el acceso a la seguridad social de trabajadores domésticos, rurales y de plataformas de reparto.
De hecho, sobre este último se había logrado un consenso con el gremio de esas empresas, y se acordó que, incluso si los repartidores trabajan de forma autónoma, las compañías que facilitan las plataformas deben hacer aportes para su seguridad social.
Contratos a término indefinido
Para el presidente de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT), Fabio Arias, la reforma plantea que el contrato a término indefinido sea la forma de contratación que impere en el país. No entierra otros, como los de término fijo, sino que establece unas condiciones claras que prácticamente abarcan al grueso de los empleos en la nación.
Aunque sobre esto ha fallado en repetidas ocasiones la justicia en Colombia, ya que hay empresas (incluidas las del Estado) que para labores misionales contratan bajo figuras como las de prestación de servicios, este fenómeno sigue siendo una especie de gris legal del que se aprovechan muchas compañías.
Remuneración para los contratos de aprendizaje
Los estudiantes del Sena han acompañado las discusiones de la laboral, pues a ellos los beneficia la reforma.
Según lo explicado por Jorge Eduardo Londoño Ulloa, director general de la institución, “la reforma incluye un tema vital para el Sena: la recuperación del carácter laboral del contrato de aprendizaje, un derecho que les fue arrebatado a los aprendices en 2002 y que impacta directamente a casi 400.000 aprendices que cada año se benefician de este contrato”.
En suma, lo que se propone en la reforma es darles a estos contratos un carácter laboral, mediante el cual se garanticen derechos como el acceso a, por lo menos, un salario mínimo y acceso a la seguridad social.
¿Qué se viene?
Con el debate puesto sobre la mesa, es muy probable que los temas laborales sigan en la agenda del Congreso, más allá de si pasa o se hunde esta reforma. Nadie discute con la idea de que el mercado laboral colombiano necesita ser reformado. La pregunta que hoy divide a muchos es cómo.
Según el director del Observatorio del Colegio Colombiano de Derecho Social (Coldesocial), Víctor Julio Díaz, el Congreso tiene una deuda de más de 30 años en esta materia, pues la Constitución, en su artículo 53, le ordena la expedición del estatuto del trabajo. “Ese mandato no se ha cumplido. Es una ley estatutaria que requiere un trámite diferente”.
Desde otros sectores se ha planteado la idea de dejar que se hunda esta reforma y se permita la construcción de una nueva, ya con la participación y los consensos de los diferentes sectores de la sociedad, la cual sería radicada en la próxima legislatura.
Desde el Gobierno se ha propuesto que los temas claves de la reforma se conviertan en preguntas plasmadas en una consulta popular, para que sean los ciudadanos quienes decidan si se aceptan o no los cambios que se proponen (un trámite que también tendría que pasar por el Congreso).
La próxima semana se dará el debate de la laboral, con el vaticinio de que naufragará si los senadores que se oponen a la misma no cambian de opinión.
No obstante, los expertos consultados por este medio señalan que algunas las transformaciones que plantea la iniciativa podrían efectuarse sin la necesidad de una reforma laboral.
Morad, por ejemplo, puntualiza que ayudaría mucho una política pública bien estructurada, en la que se aborden este tipo de temas. También que hay otras propuestas que ya fueron adoptadas en la reforma pensional, como que los contratantes les coticen a los contratistas o la posibilidad de que se puedan hacer cotizaciones a pensiones por debajo del salario mínimo.
Arias también dice que se han buscado otras vías para avanzar en lo que, en parte, ha propuesto la reforma. “Desde el 8 de septiembre de 2022 le propusimos al presidente la expedición de nueve decretos, los cuales le hubieran podido ganar tiempo a la reforma en temas como la negociación colectiva multinivel en el sector privado, las reglamentaciones de la tercerización laboral, la reglamentación del derecho a la huelga, los tribunales de arbitramento, asuntos relacionados con formalizaciones laborales y darles más dientes a la inspección, vigilancia y control de las violaciones laborales”.
También vale la pena recordar que desde la misión de empleo que se adelantó durante el mandato de Iván Duque (la cual fue un organismo de expertos que miró con lupa los problemas del mercado laboral colombiano), se concluyó que algunos problemas estructurales (como la informalidad, las brechas de género y las faltas de oportunidades de empleos jóvenes, entre otros) están tan enraizados, que no se necesitaría una, sino varias reformas laborales.
La clave que dieron en su momento no es distinta a la que se sugiere ahora: para transformar el mercado laboral colombiano se requieren la integración y el consenso de todos los sectores de la sociedad. No se puede ignorar a ninguna de las partes y, tal parece, que ese fue el talón de Aquiles de esta reforma laboral.
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