Los Nule toman una nueva vía

La última generación de los Nule, empresarios jóvenes que en su momento fueron considerados como los ‘nuevos cacaos’, que estaban y querían estar en todos los negocios, ya no van más, o por lo menos hasta tanto superen todos los problemas financieros que los obligaron a salir de sus empresas y negocios, a los cuales accedieron en muy corto tiempo.

El jueves, en un escueto comunicado, Alberto Hernández, director del fondo internacional Hansa Holdings, anunció que en compañía de Invertotal, y a través de la recién creada empresa Solutions & Infrastructure Technologies Colombia (SIT), manejará todos los bienes del Grupo Nule.

Esta decisión se tomó luego de que un conjunto de acreedores y los abogados del Grupo Nule buscaran una alternativa para dar una salida a la bancarrota de los empresarios, que tenían millonarios contratos de concesiones viales.

Como condición para iniciar el proceso que buscará terminar con esta amarga situación financiera, explica el comunicado, los antiguos accionistas de la familia Nule, el administrador de empresas Guido Nule Marino y sus primos, los ingenieros civiles Manuel y Miguel Nule Velilla, “han entregado sus derechos como accionistas y han renunciado a su carácter de administradores”.

Hernández señala que Invertotal y Hansa, directa e indirectamente, son sociedades internacionales con activos e inversiones que suman entre las dos más de US$500 millones en América Latina, Europa y Asia, y que se especializan en financiar empresas en mercados emergentes y cuentan con la experiencia para tomar el control de compañías en dificultades para reorganizarlas en beneficio de todas las partes.

La idea de Hernández, quien será el encargado de la nueva empresa, es analizar la viabilidad de las cinco compañías (MNV, Gas Kapital, Ponce de León, Bitácora y Translogistc), con miras a mantener el mayor número de empleos posibles. El proceso, que demoraría entre uno y dos meses, irá avanzando en la medida en que los estudios y cifras permitan tomar decisiones acertadas.

Hace unos años los Nule hacían cuentas como la protagonista de la fábula La Lechera y se les estaba dando todo. Incluso lograron un crédito de Estupefacientes por $13 mil millones para financiar las obras. Pero lo que parecía una bonanza se convirtió en problema por un desbordado crecimiento en corto tiempo; necesitaron grandes sumas de dinero, que no tenían, para lo cual centraron sus esperanzas en ganar licitaciones de proyectos como el aeropuerto Eldorado y la Ruta del Sol, pero en los dos fueron descabezados.

Los constructores, que llegaron al negocio de la infraestructura vial pisando fuerte al ganar la doble calzada Bogotá-Girardot, la fase III de Transmilenio y muchos otros proyectos de obra pública, se convirtieron en un emporio, el cual empezó a derrumbarse como un castillo de naipes luego de que fueran descalificados por el Instituto Nacional de Concesiones (Inco) en el proceso licitatorio de la Ruta del Sol.

Esta situación, según los expertos, minó las finanzas del grupo, pues tenían centradas sus esperanzas en ganar esta obra para poner en orden las descuadernadas cuentas de todos sus negocios, entre ellos la de Transmilenio en la calle 26 y la doble calzada Bogotá-Girardot.

La falta de recursos los obligó a ceder varias obras, como la de Transmilenio en el calle 26 y una obra pública en Huila y los contratos de agua en Bogotá. En su desesperación buscaron acogerse a la Ley de reestructuración financiera, pero no fueron aceptados. Hoy pusieron sus direccionales y cambiaron de vía, al dejar todos sus bienes en manos de Hansa Holdings, que deberá atender acreencias por cerca de $400 mil millones.